Aldano no es un pueblo deshabitado, pero casi.
Dos personas habitan aún entre sus muros evitando que sea uno más de la extensa lista de despoblados que hay en España.
Acabará siendo incluido entre esa larga, larguísima retahíla de nombres sonoros que forman la España silenciosa y solitaria.
Juanito y Alvaro tienen la última palabra sobre cual será el año que pasará a la historia de Aldano como el de su despoblación definitiva. Pero mientras eso llega tienen mucho que contar.
Gonzalo Romero de la Villa, soriano de nacimiento y cántabro de adopción, por su profesión de periodista ha recorrido muchos lugares de Cantabria. En cualquier punto donde hubiera algo de interés allí estaba él.
En una ocasión recorriendo los valles pasiegos llegó hasta Aldano, un pueblo donde el progreso tardó muchos años en llegar, le cautivó lo que vio, conoció a sus pobladores y pensó que allí había material para algo más que un trabajo de divulgación en prensa. Había tema para escribir un libro.
Conoció a fondo a Juanito y Alvaro, compartió con ellos varias jornadas, se interesó en saber más cosas sobre este aislado y recóndito barrio perteneciente a San Pedro del Romeral y así fue germinando su proyecto.
Después de hacer una exhaustiva descripción del pueblo y de los dos supervivientes a través de su vida pasada y su vida actual, Gonzalo cuenta más detalles (tanto en pasado como en presente) de los principales referentes que se dan en Aldano y por añadidura en la comarca pasiega: su hábitat disperso, las vacas, la escuela, la fiesta, los bolos, el río, el monte, los que marcharon....
Un libro de corte intimista (con una cuidada selección de fotografías) que sirve para salvaguardar la memoria de Aldano y para dar a conocer un poco más sobre una cultura tan apasionante como poco conocida: la pasiega.
Es un relato de una España que agoniza: la del mundo rural, donde unos cuantos "héroes" diseminados por muchos rincones de España hacen que la vergüenza nacional de estar a la cabeza en cuanto a número de pueblos abandonados en Europa no sea aún mayor.
**Gonzalo era conocedor de mis trabajos en el blog y me pidió de manera expresa que escribiera el prologo de este libro.
No lo dudé ni un instante**