Mendinueta (Navarra)

Antiguo lugar de señorío nobiliario situado en el valle de Izagaondoa. Propiedad desde siglos atrás de la familia Beaumont (marqués de Claromonte y vizconde de Mendinueta), actualmente pertenece a Alberto Pérez de Rada, marqués de Zabalegui.
Es por ello que sus habitantes eran renteros. Cada familia pagaba 35.000 pesetas de renta al año al administrador del marqués.
Situado sobre un pequeño promontorio a 545 metros de altitud, cuatro casas componían el caserío, con el añadido de la casa del pastor, antigua abadía.

Barranco de Artaiz (Arroyo)
Camino de Legin
Camino de Lizarraga
Camino de Urroz
Campo de la Abadía (Prado)
Castillo de Legin (Paraje)
El Soto (Soto)
Errekamear (Paraje)
Esna (Paraje)
Fuente de los Moros (Fuente)
Illarrea (Paraje)
La Borda (Cabaña)
Lakarraña (Paraje)
Los Arenales (Paraje)
Puente de Esna (Puente)
San Juan Bautista (Ermita)
Sotoburu (Paraje)
Zugardoi (Paraje

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Mendinueta que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


Contaron con luz eléctrica en las viviendas desde 1936 por una línea de baja tensión proveniente de la fabrica del molino de Urroz, no así agua corriente, para lo cual se abastecían de una fuente cercana.
Cada casa tenía su horno antiguamente para la elaboración del pan, incluida la del pastor, pero con el paso de los años dejó de hacerse en cada casa y era el panadero de Urroz-Villa el que llevaba el pan dos días a la semana a Mendinueta.
Asimismo cada casa llegó a tener una prensa en la bodega para hacer vino, siempre para consumo local.

Buenas tierras de cultivo había en su término que estaban dedicadas mayormente al cereal (trigo, cebada, avena).
Se iba a moler el grano a la harinera de Urroz.
La oveja era el animal más numeroso en la ganadería. Había un pastor comunal que sacaba a pastar el ganado ovino de todas las casas, el último fue Villanueva que era natural de Artaiz, anteriormente se recuerda a Fonseca del pueblo de Turrillas. Le pagaban entre las cuatro familias y se le permitía tener unas cuantas ovejas propias.

No faltaba un par de vacas en cada casa para abastecimiento de leche.

"Nosotros teníamos concertadas alrededor de una decena de casas en Urroz a las cuales llevábamos una botella de leche de vaca, las cargábamos en unos serones en el macho, antes de ir a la escuela las repartíamos, unas nos devolvían el envase en el momento y otras había que pasar a recogerlo al salir de la escuela".
MANUEL AGUDO.


Suma importancia tenían los bueyes para los trabajos del campo y las yeguas y los machos para las faenas de carga y de traslado de personas. Acudía periódicamente un tratante de Huarte por allí para vender bueyes y de paso comprar los que ya estaban viejos, los cuales los llevaba a la fábrica cárnica Mina en aquel pueblo.
Otro animal importante en las casas de Mendinueta era el cerdo.

"En mi casa se llegaban a matar hasta cinco cerdos al año en algunas ocasiones, éramos muchos en casa y era el sustento primordial para todo el año. Aparte de eso íbamos a vender algunas veces. Me acuerdo de ir con mi hermano en una galera (carruaje) llevando seis cerdos a Aoitz a venderlos a los carniceros de allí". MANUEL AGUDO.

                                     "Con txerris (cerdos) de casa Txantxo,
                                      de Txiberri y Mayorazgo
                                      y alguno de Antxón
                                      he completado un vagón.
                                     Tratante no seas lerdo
                                     y fíjate en la cuarteta.
                                    Si quieres encontrar buen cerdo,
                                    lo encontrarás en Mendinueta".

(DICHO POPULAR QUE DABA CUENTA DE LA IMPORTANCIA QUE TENÍA ESTE ANIMAL EN MENDINUETA).


Muy importante en el apartado ganadero era la feria de ganado que se celebraba los días 14 de cada mes en Urroz-Villa (excepto en julio y agosto). Gran afluencia de gentes de toda la comarca donde se aprovechaba para negociar la compra-venta de animales (potros, mulas, cerdos, ovejas...).
Asimismo a Urroz acudían semanalmente a abastecerse de productos de primera necesidad que no tenían en Mendinueta y de paso vender huevos o pollos, en otras ocasiones el desplazamiento era a la capital.

"Mi madre se desplazaba una vez por semana a Pamplona a vender huevos. Iba con alguna de mis hermanas hasta Urroz y allí cogían el Irati (tren) que las llevaba hasta Pamplona. Algunas veces llevaban algún cordero o pollos y de paso aprovechaban para comprar otros productos que no había en Mendinueta como era el pescado, para alegría de mi padre que así variaba un poco de comer siempre carne". MANUEL AGUDO.

"Mi madre solía ir algunas veces a Pamplona. Unas veces con mi padre y otras sola. Llegaba hasta Urroz donde cogía un taxi que hacía el traslado a la capital. El vehículo tenía cabida para diez personas y solía ir lleno casi siempre.
Mi madre acudía a la Plaza Vieja y allí vendía lo que llevaba: huevos, alguna gallina o algún conejo y de paso aprovechaba para comprar cualquier cosa que se necesitaba. Después se iban a comer a casa Paco y por la tarde vuelta a Urroz y a Mendinueta. A ella la venía bien por salir un poco de la rutina del pueblo".
JESÚS MARÍA AGUDO.


Pocos vendedores ambulantes se dejaban ver por Mendinueta, alguno que venía desde Reta o desde Lumbier con una caballería vendiendo fruta principalmente.

No había escuela en Mendinueta por lo cual y según la época se desplazaban un buen número de niños hasta la de Urroz.

"En una casa eran trece hermanos, en la nuestra nueve y en las otras casas también había niños, aunque por edad no coincidimos todos a la vez yendo a escuela aún así en los años 40 hasta quince niños nos desplazábamos por la mañana hasta Urroz. Eso sí antes de ir a la escuela ya nos tocaba hacer alguna faena de ayudar en la casa, generalmente subir dos o tres cantaros de agua desde la fuente. Nos llevábamos una tartera y comíamos en una casa que tenían amistad con mis padres. A la ida cada uno salía de Mendinueta por su cuenta pero a la vuelta si solíamos volver todos juntos". MANUEL AGUDO.

"En los primeros años de los 60 íbamos siete niños a la escuela de Urroz, cinco de Antxón y mi hermano y yo de Txiberri.
Había veces que estaban acampados antes de llegar a Urroz los gitanos que iban con sus carromatos por los pueblos (los húngaros se les decía), tenías que pasar por medio del campamento y te daba un poco respeto, aunque nunca pasó nada.
Comíamos en Urroz, en casa Miguel que tenían amistad con mis padres. Algo tendrían acordado.
Recuerdo un día que no queríamos ir a la escuela mi hermano y yo. Mi abuelo nos acompañó hasta mitad de camino y nos dio un billete de peseta para que lo gastáramos en golosinas en casa Marcos de Urroz y así nos contentamos. Cosas de niños". JOSÉ ANTONIO AGUDO.


La iglesia parroquial estaba dedicada a la Virgen del Pilar. Debido a su progresivo deterioro y falta de mantenimiento se edificó la iglesia nueva a escasos metros de la anterior. Se construyó en los años de la guerra civil y era un edificio que constaba de cuatro graneros, dos a cada lado y la iglesia en medio.
El cura (don Gregorio) venía desde Reta a oficiar los actos religiosos. Llevaba los pueblos de Reta, Zuazu y Mendinueta. Había que ir a buscarle con una caballería. En ocasiones era un cura de Urroz el que acudía hasta el pueblo.

"Íbamos con dos yeguas a buscarle a Reta, una para nosotros y otra para que fuera montado el cura, pero en ocasiones llevábamos solamente una yegua".
MANUEL AGUDO.


"Resultaba chocante ver a mi abuelo andando con casi 70 años tirando del ramal de la yegua en la cual iba montado el cura que andaría por los 40 años".
JESÚS MARÍA AGUDO.


El cartero, Saturnino venía desde el pueblo de Ardanaz montado en una yegua. Después le sustituyó Olegario que venía desde el mismo pueblo en bicicleta.
En numerosas ocasiones se dejaba la correspondencia y el periódico en una casa de Urroz y desde allí cualquiera del pueblo la llevaba a Mendinueta.
En Urroz residía el médico. Eran dos hermanos (Huarte), naturales de Lumbier. Uno era para el pueblo de Urroz-Villa y para el valle de Lizoain y el otro para el valle de Izagaondoa. Don Santos era el que se desplazaba por todos los pueblos del valle. Lo hacía en moto.

"Un día mi madre se puso de parto, estaba para nacer mi hermano Jesús María. Se fue mi padre a buscar al médico a Urroz pero no lo encontró porque resulta que estaba cazando. Así que hubo que recurrir a las buenas artes de Margarita de Casa Antxón que tenía conocimientos de partera". JOSÉ ANTONIO AGUDO.

"Cuando Aurora se puso de parto me tocó a mí ir a buscar a toda prisa a su madre que vivía en Zunzarren. A pesar de que yo no sabía llegar hasta aquel pueblo mi hermano me dijo: no te preocupes que una vez que pases Urroz el caballo te llevara hasta allí (el animal se conocía el camino de memoría pues había ido muchas veces cuando mi hermano iba hasta aquel pueblo a cortejar a la que luego sería su esposa). Así fue, recogí a su madre y a la vuelta vinimos los dos montados en la grupa hasta Mendinueta". MANUEL AGUDO.

Las fiestas patronales eran el 12 de octubre en honor a la Virgen del Pilar. Solían durar tres días y se nombraba a dos mayordomos que eran los encargados de organizarlas.
Empezaba con una diana mañanera donde se hacía el recorrido por las casas del pueblo acompañados de los músicos. En cada casa obsequiaban con moscatel y galletas. Misa a continuación, un poco de baile por la mañana y después de comer baile por la tarde y baile por la noche.
Los hermanos Olaverri (Vidal y Josecho), provenientes de Astrain, con un acordeón cada uno eran los encargados de amenizar el baile, el cual se realizaba en una era. Algunos años venía Bruno, un acordeonista de Almandoz.
Después de comer, estos días de fiesta se acostumbraba a jugar a la Carteta (juego de naipes). Se ponía una mesa y unas sillas en una era y se formaban buenas partidas. Los de Artaiz eran muy aficionados a este juego así como gente de los pueblos de alrededor que habían acudido a la feria ganadera de Urroz. Los dos mayordomos estaban encargados de cobrar el 20 % de las ganancias. Dinero que servía para pagar los músicos.
Mucha juventud de otros pueblos acudían a las fiestas de Mendinueta, venían de Urroz, de Artáiz, Idoate, Reta, Zuazu, Lizarraga...

"En mi casa nos juntábamos alrededor de veinticinco personas, aparte de los que éramos en casa, tanto mi padre como mi madre tuvieron varios hermanos por lo cual teníamos bastantes primos repartidos por diversos pueblos y luego venían amigos y allegados de pueblos cercanos.
Venía una cocinera de Urroz para ayudar en la cocina, matábamos dos ovejas para abastecer a todos los presentes. A la hora de dormir pues en cualquier sitio nos apañábamos. Hasta tres durmiendo en una cama, aunque también hay que decir que algunos no se quedaban a dormir, cuando se acababa el baile, de madrugada regresaban a sus pueblos.
Todo se hacía con muchísima ilusión, era la única ocasión que teníamos de vernos con muchos parientes".
MANUEL AGUDO.


Los de Mendinueta no faltaban a la cita anual en la concurrida romería que se hacía el segundo día de Pascua a la ermita de San Miguel de Izaga en término de Zuazu. Allí se juntaban las gentes de todo el valle. Cada pueblo iba con su cruz procesional. En Mendinueta cada año era una casa la encargada de llevarla. Primero iban los penitentes con sus túnicas negras, detrás las cruces parroquiales y por último toda la comitiva.

"Nosotros salíamos desde Mendinueta hasta Zuazu, allí nos juntábamos con los de este pueblo y con los de Artaiz. Los tres pueblos juntos subíamos hasta Izaga, por este orden: Mendinueta, Zuazu y Artaiz. Después llegaban Ardanaz, Iriso y Beróiz. Por último Induráin, Turrillas y Urbicáin.
Comíamos un bocadillo, se hacía una misa y a continuación una comida campestre alrededor de la ermita.
Ya por la tarde cada uno se volvía a su lugar de origen. Era tradición que los pueblos salieran en orden inverso al de llegada. Al llegar a Zuazu había costumbre de hacer un baile por la tarde con un acordeonista. Los de Mendinueta nos quedábamos al baile. Un año no me pude quedar porque me tocó irme con el macho hasta Mendinueta para llevar la cruz. Como era uno de los pequeños (tenía 11 años) me tocó a mi". MANUEL AGUDO.


Era costumbre desde antaño en Mendinueta el día de la Cruz de mayo (día 3) poner cruces (que previamente habían sido bendecidas el Domingo de Ramos) en todos los campos, para así librar a las cosechas de las tormentas.

Los domingos era el día de escapar de la rutina del trabajo y buscar un poco de entretenimiento, aunque no abundaban mucho.

"Las chicas jóvenes salían a la carretera de Urroz a Lizarraga a pasear los domingos por la tarde y los chicos revoloteando tras ellas o bien nos íbamos a Urroz a dar una vuelta a ver que había por allí, si nos apetecía echábamos unos tragos en El Ventorro o nos íbamos a la estación del Irati a ver quien llegaba o se iba. No había bailes, solamente en la posguerra, en los años de los maquis hubo un destacamento del ejército instalado en Urroz y estuvo más animada la cosa pues si se hicieron bailes dominicales y más de un soldado se hizo novio de alguna de las chicas.
Otras veces en vez de ir a Urroz nos íbamos a recorrer los pueblos donde estuvieran en fiestas. Nosotros éramos cuatro hermanos varones y no siempre tirábamos todos para el mismo sitio. Llevábamos una bicicleta y según las amistades o los intereses por alguna chica que nos gustara nos íbamos para un sitio u otro. Me acuerdo de las fiestas de San Martin en noviembre, se celebraba en Artáiz y en Ardanaz. Íbamos primero a Artáiz y después de cenar nos acercábamos hasta Ardanaz. Aquí hasta que se acababa, después vuelta para Mendinueta. A lo mejor llegábamos a las dos de la mañana a casa y a las cuatro ya había que levantarse para realizar las faenas del campo, incluso en ocasiones sin haber dormido nada. Los padres no te prohibían ir ningún sitio pero tu ya sabías que a tal hora había que levantarse para empezar las tareas". MANUEL AGUDO.


Con la llegada de los años 60 y la fuerte emigración que se estaba dando en todo el valle, Mendinueta no podía ser ajeno a ello. Aunque el marqués les ofreció la posibilidad de seguir como renteros, aumentando la renta a 125.000 pesetas anuales por familia o bien la compra de todo el pueblo y sus fincas por 10.000.000 de pesetas a pagar entre las cuatro casas, siempre que fueran todas las familias en conjunto, no hubo acuerdo entre los vecinos que ya tenían el pensamiento de buscar un mejor futuro en Pamplona y así a últimos de 1964 se cerraban tres de las cuatro casas del pueblo, quedándose solo un tiempo más los de Casa Mayorazgo que lo hicieron en los primeros meses del año 65. El pastor y su familia se habían ido unos años antes.

"Los de casa Mayorazgo (Inocencio, su hermana Pilar y una tía materna, Filomena) se fueron unos meses después que los demás porque tenían que esperar a que la casa que tenían en Urroz-Villa fuera desalojada por el inquilino al que la tenían alquilada".
JESÚS MARÍA AGUDO.



En la actualidad los que un día se fueron y sus descendientes siguen reuniéndose el 12 de octubre en Mendinueta para que no se apague la memoria del pueblo.
Las tierras siguen siendo trabajadas por agricultores que las tienen arrendadas.

"Nos juntamos alrededor de unas veinte personas. Un día de confraternización, de recordar, de seguir manteniendo un vínculo con el lugar donde nacimos. Lanzamos unos cohetes, hacemos una comida y echamos unos tragos, así pasamos un día agradable". JOSÉ ANTONIO AGUDO.


Visita realizada en mayo de 2017.

Agradecimiento a los hermanos Agudo, José Antonio y Jesús María de casa Txiberri, amenos informantes del pueblo que les vio nacer y donde pasaron los primeros años de sus vidas.
Agradecimiento para Manuel Agudo de casa Txiberri (tío de José Antonio y Jesús María). Excelente informante del pasado de Mendinueta. A sus 86 años una memoria lucida le permite rememorar muchos detalles y recuerdos vividos.
Otra fuente de información: Libro- Izagaondoa; Memoria de un valle, de Fernando Hualde.


PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Punto y aparte. Lluvia en Mendinueta. Ese ha sido el fenómeno atmosférico que me ha acompañado durante mis dos visitas a este pueblo. Dos visitas que en realidad fue solo una, porque en la primera ocasión en el mes de diciembre de 2008 tanto llovió aquel día que no pude llegar hasta Mendinueta. Desde la carretera veía la silueta del pueblo a lo lejos y es lo más cerca que pude estar. Una lluvia abundante y torrencial me impidió conocer este despoblado. Estuve esperando para ver si aflojaba pero no hubo manera por lo cual tuve que desistir de intentar acercarme hasta sus muros.
En estos primeros días del mes de mayo de 2017 con motivo de mi segunda visita la lluvia me volvía a acompañar pero no al nivel de intensidad de aquella ocasión.
Después de pasar el Canal de Navarra, la silueta de Mendinueta se va haciendo más visible. La torre de vigía a lo lejos parece el campanario de una iglesia. Cuando llego a la entrada del pueblo se pone a llover con más fuerza pero no resisto las ganas que tengo de conocer este deshabitado que se me quedó pendiente. Bajo el paraguas apenas puedo reparar detalles en profundidad, la torre medieval es la que se lleva todo el protagonismo. Recorro a buen paso la única calle que vertebra el pueblo de este a oeste, donde van saliendo al paso las viviendas que un día dieron forma a Mendinueta. Llego al final de la calle y la lluvia no afloja así que busco refugio en un cobertizo que todavía mantiene el tejado.
Es a los veinte minutos aproximadamente cuando cede la lluvia en intensidad pero no llega a parar del todo en ningún momento. Decido salir de mi "improvisado refugio" y volver a ver el pueblo por la misma calle por donde he venido e ir tomando las fotografías pertinentes. Me gusta la imagen de
casa Mayorazgo y casa Txiberri alineadas una junto a otra en un lateral de la calle, me gusta la altiva torre en medio del casco urbano, me gusta el verde de la vegetación que pone la nota de color en todos los rincones del pueblo.
Tuvo que ser Mendinueta un pueblo bonito, articulado en torno a una sola calle con su robusta torre defensiva a medio camino y con la pequeña plaza donde se encontraba la iglesia, el cementerio y casa Antxón.
El visitante que llegue a Mendinueta sin conocimiento previo del lugar se volverá loco buscando la iglesia del pueblo, llegará a la conclusión de que allí no había edificación religiosa alguna. Pero si la hubo y dos por falta de una. De la nueva no queda ni rastro, solo un pequeño muro, se construyó con materiales de mala calidad y en cuanto el pueblo se quedó vacío se vino abajo rápidamente. De la vieja si el visitante es un poco sagaz si podrá intuir donde estaba situada porque aún quedan los arranques del muro del ábside, pero eso si, después de moverse entre escombros y vegetación.
Como no tiene más calles la visita al pueblo se hace rápido, doy una vuelta por el exterior pero aquí la hierba está muy alta y es un poco complicado moverse además de empaparse toda la ropa.
En una vaguada cercana donde hay unos árboles intuyo que allí puede estar la fuente y el lavadero, intento acercarme pero no lo consigo, la vegetación lo hace imposible, han sido engullidos por la maleza.
Es ahora cuando ya toca marchar cuando la lluvia cesa por completo y van desapareciendo los negros nubarrones que había una hora antes.
MENDINUETA.
¡Qué bonitos nombres nos regala la toponimia navarra!



Entrando a Mendinueta.




Casa Txantxo. La habitó el matrimonio formado por Bernardino Goñi y Jeronima Ozcoidi. Tuvieron trece hijos, tres de los cuales fueron los últimos en habitar la vivienda antes de su cierre definitivo. Ellos fueron Bruno, Ana María y Trinidad. Se marcharon en 1964 a Pamplona.



Fachada trasera de casa Txantxo. Las cuatro viviendas tenían una fisonomía casi igual y una estructura interior muy parecida. En la primera planta quedaban las cuadras (a la izquierda las caballerías y a la derecha los bueyes) y en la planta de arriba se distribuía la cocina, el comedor y las habitaciones.
En el sótano quedaba la bodega y un pequeño habitáculo para la despensa.



Calle única de Mendinueta. La torre medieval asoma entre la vegetación a la derecha. A la izquierda casas Txiberri y Mayorazgo.



La torre de Mendinueta. De planta cuadrada y construida en piedra. En estado de deterioro progresivo.

"Yo le oí contar a mi padre que la torre antiguamente era más alta, lo que pasa que la gente fue cogiendo piedras de arriba para utilizarlas en otras edificaciones". MANUEL AGUDO.



La base de la torre cimentada sobre la pura roca.




Casa Txiberri. La habitó el matrimonio formado por José Agudo y Clara Ozcoidi. Tuvieron nueve hijos. Todos ellos fueron emigrando y se quedó a cargo de la casa el heredero: Aurelio Agudo que estaba casado con Aurora Esquiroz (natural de Zunzarren). El matrimonio tuvo tres hijos: José Antonio, Jesús María y Alfonso (un cuarto ya nació en Pamplona).
En noviembre de 1964 cerraron la puerta de la casa y se fueron a Pamplona. La abuela (Clara) falleció unos meses antes de marcharse la familia.

"Nos fuimos a Pamplona a un piso normal, de los que se estilaba en aquellos años, pero al abuelo José todo le parecía maravilloso, tener agua corriente y otras pequeñas comodidades era un lujo, por lo que exclamó:
¡Vaya casa, seguro que ni Franco tiene una así!
JOSÉ ANTONIO AGUDO.




Foto cedida por José Antonio Agudo.

Casa Txiberri en 1980.





Trasera de casa Txiberri. Ninguna de las viviendas conserva el tejado por lo que el proceso de ruina es muy acelerado. Por detrás asoma la torre medieval.



Casa Mayorazgo. Fue la última vivienda que se cerró en Mendinueta (1965). La habitaban los hermanos Oroz Vizcay (Inocencio y Pilar). Se marcharon a Urroz-Villa.



Portada de acceso a casa Mayorazgo. Dintel monolítico.




Casa Antxón. La huella del expolio queda reflejada en las piedras que conformaban la puerta y las ventanas. Vivía en ella el matrimonio formado por Manuel Ardanaz y Margarita (natural de Rípodas). Tuvieron seis hijos. Emigraron a Pamplona.



Foto cedida por Jon Goya.

Casa Antxón a mediados de los años 80. A su derecha la iglesia vieja y el cementerio, por detrás sobresale la esbelta torre en la que como curiosidad se observa la figura de una higuera que creció en su interior.



Apenas reconocible el conjunto que formaba la iglesia y el cementerio. Del templo queda parte del muro del ábside. Era de buen tamaño por lo que se ve en alguna fotografía antigua, pero el deterioro sufrido no hizo posible que se pudieran realizar actos religiosos en su interior por cuyo motivo se construyó otra iglesia. La parte de la sacristía se reutilizó posteriormente como cuadra para los animales. Un retablo del siglo XVI fue trasladado al museo de Navarra en Pamplona y una talla gótica de la Virgen con el Niño fue llevada al museo Diocesano de Pamplona.
El cementerio devorado por la vegetación. Clara Ozcoidi de casa Txiberri fue la última persona enterrada aquí. Hecho que sucedió en abril de 1964.



Foto cedida por José Antonio Agudo.

Iglesia vieja y torre en los años 20.




Foto cedida por José Antonio Agudo.

La iglesia nueva de Mendinueta. También bajo la advocación de la Virgen del Pilar. Nada queda de ella en la actualidad.



La torre por su lado este. El deterioro es visible. Al fondo se divisa el monte de Leguín en cuya cima se situaba el castillo del mismo nombre, del cual apenas queda nada. Cuenta la tradición oral que este castillo de Leguín tenía comunicación visual con la torre de Mendinueta, ésta a su vez con la de Idoate, la cual mantenía contacto visual con la de Laquidain y ésta a su vez con Pamplona.



Calle única de Mendinueta. Muro de la torre sustentado en la roca y casas Mayorazgo y Txiberri alineadas en el otro lado de la calle.



Calle única de Mendinueta.




Edificio de buen volumen que albergó a cuatro pajares del mismo tamaño. Uno para cada casa. En la planta baja algunos lo utilizaban para guardar animales o como almacén de herramientas y la planta de arriba para guardar la paja.



Foto cedida por José Antonio Agudo.

El lanzamiento de cohetes anuncia a las gentes de la comarca el comienzo de la fiesta del Pilar en Mendinueta.
(12 de octubre de 2017).



Foto cedida por José Antonio Agudo.

Asistentes a la fiesta en honor a la Virgen del Pilar en Mendinueta.
(12 de octubre de 2017).




Foto cedida por José Antonio Agudo.

Asistentes a la fiesta de la Virgen del Pilar en Mendinueta.
(12 de octubre de 2023).

25 comentarios:

  1. Mendinueta ya tiene algo más que celebrar dentro de unos días. Lo que queda nunca desaparece si se acompaña de un buen trabajo. Un agradable paseo por su única calle, un día de lluvia y los lazos que se estrechan cuando se intenta esquivar al olvido. Enhorabuena.

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    1. Era mi deseo hacer coincidir la publicación de mi reportaje de Mendinueta en el blog con la fecha que ellos tienen marcado en números grandes en el calendario.
      La gente que entre estos días a leer el reportaje podrá saber que en este próximo día 12 un grupo de personas se reunirán en este olvidado pueblo para evitar eso precisamente: QUE NO CAIGA EN EL OLVIDO.
      Ellos a su manera y yo a la mía ponemos nuestro granito de arena para que la memoria de Mendinueta siga presente.
      Me encanta la lluvia para visitar estos lugares, pero eso sí, que me deje unos minutos para hacer unas fotografías.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Un cordial saludo.

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  2. los pueblos de Navarra tienen un punto triste, pero este, parece muy luminoso

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  3. Hola Faustino,tuviste más suerte que yo con el tiempo al salirte lluvioso ya que a mi me salió un día despejado en los Montes de la Ermita y no me gusta como quedan la fotos con tanta diferencia de luz,por otro lado veo que prácticamente no queda casi nada de lo que fué el pueblo,menos mal que los antigüos habitantes se reunen una vez al año para recordar viejos tiempos y que no caiga en el olvido,un abrazo

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    1. Hola Roberto.
      El pueblo ya está muy machacado, no ha habido mantenimiento de las casas y si mucho expolio por lo cual los resultados saltan a la vista.
      Así es las gentes de Mendinueta marcharon pero no olvidaron y por lo menos un día al año acompañan al pueblo en su soledad.

      Yo siempre tengo el lema de que los pueblos de arquitectura negra no hay que verlos en días soleados, tiene que ser en días grises, opacos, con lluvia a ser posible. Realza más la belleza de sus edificaciones y el color de la piedra.
      En el caso contrario pasa lo que te pasó a ti, hay mucho contraste de claro/oscuro y las sensaciones no son las mismas.
      Un abrazo.

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  4. Es genial que los antiguos vecinos sigan reuniéndose en Mendinueta cada 12 de octubre, aunque supongo que al hacerlo también los embargará un poco la tristeza. O quizá no, prefiero ser optimista a pesar de las huellss del expolio que nos has mostrado en alguna de las fotos... Por cierto, hace unos días me acordé de ti porque mi padre me prestó para leer "La lluvia amarilla" y cuando vi de qué iba pensé que seguro que te sonaría; ya he visto que lo tienes reseñado, no esperaba menos de ti.

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    1. Es una excelente iniciativa que dice mucho de las gentes que un día habitaron Mendinueta. Al ser un pueblo tan pequeño cobra más valor este tipo de actos.
      Es el pueblo donde uno ha nacido y vivido. Ya que no es posible recuperarlo por lo menos seguir manteniendo algún vinculo.

      Con La lluvia amarilla estamos hablando de palabras mayores.
      Un libro de imprescindible y obligada lectura a todos los que nos gusta la despoblación.
      En mi caso particular me lo he releído al menos en media docena de ocasiones.
      Espero que te cautive su lectura como nos ha pasado a casi todos.
      Un cordial saludo.

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    2. Sólo volvía para decirte que efectivamente me ha cautivado la lectura de "La lluvia amarilla". Ha habido pasajes que se me han hecho muy duros, incluso en algún momento me he dado cuenta de que tenía un nudo en la garganta o incluso alguna lágrima a punto de salir... Desde luego, está más que conseguido ese ambiente gris, triste y opresivo y la atmósfera que rodea a los que se van quedando solos. Un novelón, sin duda, a pesar de su dureza.

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    3. Una obra maestra con mayúsculas.
      La temática es triste, el personaje se abraza con la soledad, con la locura, con la dejadez, con la muerte...
      No hay espacio para alegrías ni veleidades.
      Si el personaje hubiera tenido algún amago de buenos momentos, nada habría sido igual.
      Pasaran cien años y nadie podrá superar este excepcional alegato en favor de la tristeza.
      Un cordial saludo.

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  5. No quieres dejar marchar a Mendinueta y lo haces con el acertado añadido de Manuel Agudo, con sus recuerdos que afianzan los restos del naufragio con ese continuo intento por no dejarlo escapar. Los sonidos son ahora sus palabras, las tuyas y las de los demás informantes. Los pasos que damos hacia el pasado son los que ahora reafirman unas hermosas ruinas. Se puede salvaguardar la memoria, el cariño hacia un pueblo gracias a ese toque melancólico que nos describes en un día primaveral, el estático tiempo detenido que entradas como ésta consiguen recalar en la memoria de los que allí habitaron y en la de los que leemos cada párrafo con la avidez de un niño por aprender. Un bello añadido hacia este Mendinueta que ya no podrá caer en el olvido. Gracias.

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    1. Manuel, José Antonio, Jesús Marí han puesto el texto a una pelicula de cine mudo que iba desfilando por mi mente mientras repasaba las fotografías de Mendinueta.
      Este pueblo no podía ser uno más si tenía entre mis manos unos testimonios tan ricos como los que aportaban estos informantes.
      Los niños yendo a la escuela por el camino de Urroz (cuantas enseñanzas de la vida irían aprendiendo en el trayecto los más pequeños de los más mayores).
      El cura montado en la yegua (privándose del placer de caminar).
      Los jóvenes en bicicleta (para llegar antes a donde estaba la diversión).
      Las mozas paseando por la carretera (para ver y ser vistas).
      El Irati (como medio de acercamiento hacía donde estaba el progreso).
      Zunzarren o la lejanía de todo lo que saliera del pueblo o pueblos colindantes (aunque no tan lejana a los ojos de hoy día).
      El marqués (dueño de unas tierras que posiblemente no hubiera visitado nunca).
      El pastor (los grandes olvidados a menudo).
      Los cerdos (que hubiera sido sin ellos en la subsistencia de una casa).
      La torre (el toque histórico a un pequeño lugar).
      Los acordeonistas (sin ellos no la fiesta no sería lo mismo).
      Romería a Izaga (religiosidad popular elevada a su máxima expresión).
      Las dos iglesias que no se ven (es el último edificio en abandonar el barco, pero en este caso es el primero).
      La lluvia que no cesa (estoy en Navarra).
      Los Agudo de casa Txiberri (sin su extraordinaria colaboración no habría habido reportaje).
      Con estos mimbres cualquier montador hace una buena película.

      No quiero dejar marchar a Mendinueta, no puedo. No será un pueblo cualquiera en mi memoria.
      Lo visité una vez (no sabía que actores había ni donde podrían estar colocados) y lo he vuelto a visitar en mi imaginación (esta vez con actores de carne y hueso y cada uno puesto en su sitio).
      Gracias Violeta por dejar tu comentario.
      Un cordial saludo.

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  6. Curioso y bonito pueblo tuvo que ser este. Cada pueblo tiene un montón de historias fabulosas, sus gentes, sus costumbres, su vida, sus recuerdos, sus fiestas, su abandono... Es precioso recordarlas y darles vida otra vez aunque sea de palabra. Es curioso que en cualquier pueblo, por pequeño que fuese no faltaba nunca su iglesia, podían privarse de cualquier cosa, pero la iglesia era imprescindible para la vida diaria.
    Que buenas anécdotas las de los niños que antes de ir a la escuela ya tenían que hacer alguna faena, o el caballo que se sabe el solo el camino y el jinete solo debe de ir montado en él y la del cura montado en la yegua y el abuelo tirando de ella (sin comentarios), pero todo este tipo de cosas nos hacen llegar mentalmente a estar en un pueblo como este e imaginarse como era todo alli.
    Muy bonito reportaje.

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    1. Bonito pueblo tuvo que ser Mendinueta.
      Como bien dices cada pueblo tuvo su particular historia compuesta de multitud de fragmentos de la vida cotidiana, como cualquiera de los que ejemplificas en tu comentario.
      Si alguien se apresta a contarlo y unas cuantas personas tienen interés en leerlo la memoria de pueblos como Mendinueta estará siempre presente.
      Hay varías maneras de hacer revivir un pueblo, una de ellas salvaguardando su historia. Las generaciones venideras podrán saber como se vivía en Mendinueta años atrás en el tiempo.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Un cordial saludo.

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  7. Hola. La verdad que hablar de pueblos abandonados es muy interesante. En valencia de donde soy, he visitado algunos y cada casa, cada objeto que se que quedaron allí cuando sus habitantes las abandonaron, cada piedra y cada árbol nos cuenta una historia de lucha, amor, sufrimiento y de felicidad.

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    1. Muy hermosa la casa txiberri, si todas las del pueblo eran asi, en sus tiempos, este pueblo debio ser muy hermoso.

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  8. Yo tamnien he oido lo de dormir tres en una cama, y a alguno le toco una señora mayor.

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  9. Que tal un saludo desde san cristobal de las casas chiapas mexico, muy bonitos lugares, una pregunta la fotode la presentacion de donde es muy bonito callejon saludos, mi correo es modulo177@hotmail.com

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    1. La foto de cabecera es del pueblo de Las Ruedas de Enciso (La Rioja).
      La imagen como tal ya no se puede ver in situ puesto que el pueblo ha sido derribado recientemente a causa de la construcción de un pantano que anegara todas las aguas donde estaba situado el pueblo.
      Un cordial saludo para los lectores de esas lejanas/cercanas tierras mexicanas.

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    2. Saludos Faustino.
      Te adjunto un enlace en el que recogí en el 2012 las fiestas de Mendinueta.
      http://simeonhidalgo.over-blog.com/article-mendinueta-en-fiestas-111220333.html
      Saludos
      Simeón Hidalgo

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    3. Gracias Simeón.
      Muy interesante el reportaje que muestras. Has captado a la perfección el día festivo que tratan de mantener las gentes de Mendinueta, aderezado además con multitud de apuntes sobre el pasado de este pueblo.
      Un cordial saludo.

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  10. La maleza ha ido conquistando calles, interiores y muros, bien poco queda ya de este lugar, pero se ve que merece la pena venir hasta aquí. Tienes razón en lo que dices en uno de tus comentarios, Faustino. Estos pueblos ganan cuando son visitados en días grises o lluviosos.
    Magnífica entrada, amigo Faustino.

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  11. Contestando al comentario no 6, dire que es cierto, que los caballos y animales de tiro sabian las tierras de labranza del dueño, y le llevaban a ellas, aunque este fuera dormido, porque los de antes decian que el que valia para divertirse, tambien valia para trabajar. y asi era.

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  12. Había estado hace como 5 o 6 años y, aunque el pueblo ya estaba muy deteriorado, siempre he apreciado la hermosura de la decrepitud.
    Hoy he vuelto con mi familia y me ha dado mucha pena ver como, además de la progresiva ruina, Mendinueta se ha convertido en una escombrera y sus centenarias paredes, objeto de grafiteros sin arte alguno. Una pena.

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  13. Estuve en Mendinueta esta semana. La torre es increíble. ¿No se trata de una torre medieval? ¿Cómo se dejan en ruinas estas cosas? ¿No hay ningún programa que mantenga o restaure edificios de valor histórico de este tipo?

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  14. Yo estuve ayer por mendinueta, y como dice un usuario antes, es una vergüenza la guarreria de la gente... Escombros por todos lados, bidones de aceite, sofás, inodoros, cristales... Un auténtico vertedero, en un lugar que de estar un poco cuidado seria una gozada visitar

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