Recóndito y aislado pueblo de las Tierras Altas sorianas. Oculto entre montes y barrancos, en plena sierra de Alcarama, no tuvo una existencia fácil. Nunca llegó hasta sus muros un camino transitable para vehículos. Padecía unos inviernos muy severos con abundantes nevadas que duraban hasta veinte días en algunas ocasiones. Para combatir el rigor invernal se aprovechaban de las abundantes estepas que había en su término y que servían de combustión en la lumbre que se hacía para calentar las cocinas.
El terreno era áspero y abrupto, poco propicio para la agricultura.
La luz eléctrica fue la única modernidad que apareció por Fuentebella, además de una maquina aventadora en los últimos años de vida del pueblo para hacer un poco más fácil las faenas de la trilla.
Alrededor de cincuenta viviendas se recostaban en una ladera sobre el barranco Portillejo. Había dos hornos en el pueblo, uno era comunal y otro estaba en la casa de la tía Julia y el tío Saturio.
A principios de siglo XX su población sobrepasaba ligeramente los doscientos habitantes y para los años 50 la cifra ya había bajado a ciento diez.
A las gentes de Fuentebella se les conocía por el apodo de "cabreros", lo que da una idea sobre lo que se sustentaba el medio de vida de sus vecinos. Pero a decir verdad la ganadería estaba muy repartida entre cabras y ovejas e incluso en los últimos años había más número de cabezas ovinas. El mes de diciembre con ocasión de las fiestas navideñas era el más aprovechado para vender los cabritos a los tratantes que venían a por ellos desde San Pedro Manrique y Cornago.
La agricultura quedaba en un segundo plano y se basaba en el cereal (trigo, avena, cebada y centeno).
A moler el grano acudían a los molinos que había en el río Linares entre San Pedro Manrique y Vea.
Algunos vecinos optaban por llevarlo a Cornago y allí lo recogía un señor que lo transportaba en un camión hasta la harinera de Fitero (Navarra) y posteriormente devolverlo ya convertido en harina. Por cada 100 kilos de trigo volvían 80 kilos en harina.
Para ayudar en la economía de la casa muchos hombres se iban a trabajar de pastores a Tudela y a otros pueblos de la Ribera de Navarra durante el invierno.
La repoblación forestal que se dio en la sierra de Alcarama sirvió para que algunos jóvenes del pueblo se emplearan en la plantación de pinos, con lo cual ganaban 60 pesetas diarias.
La abundante caza que se daba en sus montes a base de perdices, codornices, liebres y conejos suponía también un aporte extra para las despensas. Lo que no se consumía se llevaba a vender a San Pedro Manrique y a Cornago.
Belema
Capota
El Calvario
El Corral de la era Alonso
El Horcajo
El Poizo
La Cruz Serrana
La Pinilla
La Rempinilla
La Solana
Las Erías
Los Barranquillos
Los Colladillos
Valdecerezo
**Son algunos topónimos de lugares comunes de Fuentebella que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Santiago era el patrón de Fuentebella al que celebraban fiesta el 25 de julio. Aunque la fiesta grande del pueblo era en septiembre, antes del día 15, una vez que se habían terminado las faenas del campo. Era la fiesta de Acción de Gracias. Si para Santiago era un día, en esta ocasión duraban dos días.
Una ronda mañanera por las calles del pueblo acompañando a los músicos anunciaba el comienzo de las fiestas. En los actos religiosos figuraba la misa y después la procesión donde se sacaba a la virgen del Rosario y durante el recorrido los músicos iban tocando música procesional. En la comida había costumbre en algunas casas de sacrificar una oveja machorra para degustar con familiares y allegados. Era costumbre que ningún forastero se quedase sin comer o cenar y así eran invitados en alguna casa cuando alguien no tenía donde hacerlo.
El baile se realizaba en la plaza y era amenizado por los Patos (Félix y José Luis, dos hermanos de Cornago que tocaban el violín y la guitarra). Los músicos comían y dormían en casa del alcalde.
Para pagar a los músicos, el primer día lo hacía el ayuntamiento y el segundo día los mozos.
Del vecino Acrijos era prácticamente el único pueblo del que acudía la gente joven a participar de las fiestas, en contadas ocasiones venían algunos de Sarnago.
En estos días no faltaba la bebida típica de la comarca; el zurracapote.
Para el Corpus y la Ascensión también se celebraba fiesta y se hacía procesión con arcos engalanados al paso del santo.
El cura venía desde Sarnago cada quince días a oficiar misa. Un domingo la daba en Sarnago y Vea y al otro en Acrijos y Fuentebella. Venía montado en caballería para la ocasión. Pero si era una misa especial como podía ser en fiestas, bautizo o boda había que ir a buscarle con un macho y volverle a llevar a Sarnago una vez terminado.
Posteriormente fue don Livino que tuvo su residencia en Acrijos el que acudía cada domingo a dar la misa a Fuentebella. En los últimos años venía un cura desde Matasejún (don Alejandro).
El médico venía a caballo desde San Pedro Manrique (don Rafael y don Ignacio son algunos de los que se recuerdan). Aunque si el caso no era muy grave, era el enfermo el que bajaba a San Pedro a consulta. Se les pagaba por el sistema de iguala.
El secretario del ayuntamiento venía desde Sarnago y posteriormente desde Acrijos.
El cartero (Pedro) residía en Acrijos, iba por la mañana a San Pedro Manrique a por la correspondencia y la repartía en su pueblo y en Fuentebella.
El veterinario venía desde Cornago.
El herrero (Julio) lo hacía desde San Pedro Manrique, solía acudir una vez por semana.
Sus dos salidas naturales al exterior eran hacía San Pedro Manrique y a Cornago.
A San Pedro aprovechaban para ir los lunes que era el día de mercado. Gran confluencia de gentes de toda la comarca se daban cita allí. Era un día pleno de ebullición. Se comercializaba con todo. Se aprovechaba para llevar a vender corderos, pollos, lechones, productos de huerta, y asimismo se compraban productos de primera necesidad que no había en el pueblo. Dos horas tardaban en hacer el trayecto hasta San Pedro.
Una hora y medía empleaban en llegar al pueblo riojano de Cornago, solían ir los domingos para realizar compras en los variados comercios que había en aquel pueblo. Se abastecían de aceite para meter la carne en conserva y vino amén de otros productos. Algunos vecinos de Fuentebella preferían desplazarse hasta el pueblo navarro de Fitero para comprar el vino, por ser de mejor calidad. Se desplazaban con el macho, en el cual llevaban los pellejos. Recorrido que tardaban unas seis horas.
En Fuentebella hubo en años dispares algún tipo de comercio para vender productos básicos, lo más elemental. Durante años hubo una pequeña tienda en casa de Alberto y Lucia. Posteriormente el marido de la maestra puso una tienda en la casa del cura y al final fue Evaristo Ortega el que habilitó una cantina.
Por el pueblo aparecían periódicamente vendedores ambulantes como eran "los Motores", dos hermanos de San Pedro Manrique que con un burro iban ofreciendo diversos productos comestibles como sardinas, chicharros o bebidas como era el anís o el coñac.
Desde San Pedro también venía el cacharrero vendiendo cantaros, botijos y ollas.
Desde Igea venía Vicente con una yegua vendiendo diversos productos y de paso compraba quesos que habían elaborado las gentes de Fuentebella.
Entre las costumbres y tradiciones no podía faltar el trasnocho. Hombres y mujeres se reunían al calor de la lumbre en las noches invernales en alguna casa a contar historias pasadas, recuerdos y hechos acontecidos en la comarca.
Cada año una casa estaba obligada a dar comida y alojamiento a los transeúntes o mendigos que les pillara la noche en el pueblo. Se hacía por turno rotatorio establecido por el alcalde.
Se pagaba un impuesto por cada cabeza de ganado que se tuviera, así dos vecinos cada año eran los encargados de hacer revisión del número de animales que tenía cada casa.
En Nochevieja se sorteaba entre los jóvenes las parejas de novios que iban a ser simbólicamente durante un año. Se metían en una bolsa los nombres de todos los varones y en otra el de las hembras que había y se iban sacando por parejas para "ennoviar" a todos. Muchas bromas y chascarrillos se hacían con los resultados que se daban por juntarse mozos y mozas tan dispares y con tan poca similitud en edad, gustos y pareceres. Aunque más de un noviazgo real surgió de estos compromisos en principio ficticios.
Los domingos se hacía baile a nivel local en el salón del ayuntamiento. Algún mozo sabía trastear un poco la guitarra y se apañaba la música.
Todas las calles del pueblo se empedraron en los años 60 siendo alcalde don Emiliano López.
Bernabé Calvo fue el último alcalde que tuvo Fuentebella. Era el encargado de sellar unas cartillas a las que se habían acogido algunos vecinos para poder cobrar la pensión en un futuro.
Una persona para el recuerdo por la importancia que tuvo fue Pascuala Jiménez, hacía las veces de partera y ayudó a venir al mundo a bastantes niños y niñas en Fuentebella. Ese día se mataba una gallina para hacer un rico caldo que tenía que tomar la parturienta para sobrellevar mejor los dolores.
Si en los años 50 todavía habitaban Fuentebella más de cien personas, a partir de esos años el descenso demográfico ya fue vertiginoso. Los jóvenes se iban yendo en busca de un mejor futuro en otros lugares, el campo ya no daba trabajo para todos, las infraestructuras no llegaban, el aislamiento y las malas comunicaciones seguían vigentes al no haber una carretera o pista en condiciones, había que hacer todo a mano, no se podía trabajar con maquinaria agrícola. Para rematar la situación el Patrimonio Forestal del Estado compró todas las tierras (no las casas) para la repoblación forestal de pinos con lo cual la gente ya no tenía medio de vida al no poder sacar el ganado a pastar. La gente que ya había emigrado lo recibió bien porque conseguían un dinero que les venía bien en la nueva vida, pero los que no habían marchado estuvieron más reticentes y no querían vender por lo que hubo ligeras presiones desde diversos estamentos para que lo hicieran.
El grueso de la emigración de Fuentebella se fue para el pueblo navarro de Tudela, otros se fueron a Calahorra o a Caparroso.
En septiembre de 1970 se acabó para siempre el ciclo de vida humana en Fuentebella después de siglos de vida ininterrumpida. Cerraron a la vez las dos casas que todavía permanecían abiertas; la familia de Áureo Pérez y la de Bernabé Calvo. Ambas se marcharon para Tudela.
Informantes:
-Víctor Ortega, residente en Calahorra (La Rioja) (Conversación mantenida por vía telefónica).
-Enrique López residente en Madrid. (Conversación personal mantenida en un establecimiento de hostelería en Madrid).
-Santiago Ramos residente en Alcalá de Henares (Madrid) (Conversación personal mantenida en un establecimiento de hostelería en Madrid).
-Genaro Ortega residente en Tudela (Navarra) (Conversación mantenida por vía telefónica).
A todos ellos muchísimas gracias por haber aportado su granito de arena para sacar a Fuentebella del olvido.
Visita realizada en mayo de 2014 en compañía de Blas Gonzalo.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Salimos el amigo Blas y yo de buena mañana desde Yanguas en busca de este despoblado que tengo desde hace años en lugar preferente para conocer. Después de dejar el vehículo en un ensanche del camino enfilamos la caminata hacía este lugar de precioso y sonoro nombre. Me encuentro expectante según nos vamos acercando, mi acompañante lo sabe y como buen conocedor de todos los despoblados de la zona me va dando explicaciones de lo que me voy a encontrar. Arribamos a Fuentebella pero lo hacemos por su parte trasera, por "la nuca", se llega por las eras, por la parte alta. El pueblo lo tenemos delante. Buscamos un resquicio por donde adentrarnos en su interior. En seguida se ve que la maleza se ha apoderado del pueblo, no va a ser nada fácil transitar por él. A duras penas se puede ir hilvanando camino por alguna calle por un estrecho sendero que permite la vegetación. Así llegamos a la preciosa plaza mayor con su frontón bien visible. Es entrar en la plaza y la imaginación se dispara; veo a la gente bailando y a los Patos de Cornago sentados en las sillas haciendo sonar el violín y la guitarra. Hasta aquí se ha podido llegar, más ya va a ser misión imposible. La escuela se ve bien cerca pero no se puede acercarse hasta ella. A gatas literalmente y sufriendo diversos arañazos conseguimos llegar hasta la iglesia. Pero desde aquí ya sí que no hay posibilidad de avanzar más, así que hay que retroceder hasta la plaza, más arañazos, más enganchones en la ropa y vuelta al centro neurálgico del pueblo. Algo se puede avanzar por otra calle pero poco más. Consigo bajar por una calleja hasta los edificios más bajos del pueblo pero aquí no me puedo mover más por lo que tengo que retroceder nuevamente. Como ya no podemos transitar más por su interior salimos hacía fuera del pueblo, a la entrada. Decidimos acometer el pueblo por el exterior, yo voy a bajar al barranco y encaramarme a la ladera de enfrente para tener una preciosa vista panorámica del pueblo mientras que Blas lo hace al revés, va bordeando la parte alta intentando llegar a la otra punta del pueblo, donde está el lavadero. Puede avanzar unos metros pero desiste del empeño porque la vegetación no le deja seguir. Yo no tengo mejor suerte puesto que tras bajar al barranco y vadearlo empiezo a subir por la ladera y llega un momento en que la vegetación ha hecho una especie de muralla y me impide seguir subiendo, busco algún resquicio pero nada. Volvemos al punto de encuentro y desistimos de hacer más intentos. Seguramente tiene que haber recovecos y pasos que aunque sea con dificultad se puede llegar hasta la otra punta del pueblo, pero al no ser conocedores del terreno no damos con ello. Me queda un regusto amargo, porque lo poco que he visto de Fuentebella me ha encantado, pero es que no he podido ver ni la mitad de lo que es el pueblo, habré llegado a ver poco más de la cuarte parte. Es un pueblo que si no tuviera vegetación sería un delicia pasear por sus calles porque todavía tiene edificaciones en relativo buen estado debido a la buena calidad de la piedra. Calles en vertiginosa pendiente que harían el deleite para el visitante. Otra vez será...
Damos cuenta de nuestras vituallas sentados en unas piedras en las eras para dirigirnos a continuación al despoblado de Acrijos.
Fuentebella, año 1965. El pueblo tiene vida todavía, se aprecia el buen volumen de algunas viviendas.
Fuentebella, año 1982. Vista panorámica. La despoblación esta reciente. Buen estado de los edificios. Los tejados intactos. La vegetación ya ha hecho su aparición.
Fuentebella, año 1982. Estampa invernal. Profusión de tejados con su características chimeneas.
La plaza mayor de Fuentebella. El frontón de frente. Bajo su pared se situaban los músicos en la fiesta. La vegetación no deja apreciar el empedrado.
El ayuntamiento. Dos plantas con un salón en cada una de ellas. Pared del frontón.
La casa del tío Luis, situada en la plaza. Era carpintero. Poseían uno de los tres transistores que había en el pueblo. Emigraron al pueblo de Milagro (Navarra).
La casa del tío Evaristo, situada en la plaza. Emigraron a Tudela.
Las casas del tío Luis y del tío Evaristo por su parte trasera. Por este lado son de cuatro plantas, ganan un nivel con respecto a la fachada que da a la plaza.
La escuela de Fuentebella. Todavía visible el azulejo indicativo:
Escuela pública de niños y niñas.
Doña Lucia Nájera González fue la última maestra que impartió enseñanza en el pueblo. Estuvo casi diez años. Vivía con su marido (don Emilio) y sus tres hijas. Buen recuerdo dejó en la memoria de las gentes por sus buenas dotes como docente. Su marido a pesar de no tener titulo de magisterio se le conocía por el maestro. Impartía clases nocturnas a los adolescentes que necesitaban adquirir o reforzar sus conocimientos. Durante un tiempo tuvo una pequeña tienda en la planta baja de la casa del cura. Tenían un par de cabras y llevaban el huerto del cura.
Torre de la iglesia. Año 1965. Todavía presentes las dos campanas que desaparecieron al poco de quedarse el pueblo vacío. Aunque no había camino ni pista alguna para llegar al pueblo con vehículo los expoliadores se las ingeniaron para llevárselas.
Año 1950. Familia López Jiménez delante del pórtico de la iglesia. Emiliano López quien fuera alcalde de Fuentebella durante varios años, con sus hijos.
Sesenta y cuatro años después el mismo lugar donde se tomó la foto anterior. El implacable paso del tiempo. La imagen habla por sí sola.
Nave de la iglesia. Vegetación. Vigas y escombros donde estaba el altar mayor. Púlpito. La talla de Santiago fue trasladada a El Burgo de Osma y la talla de la Virgen del Rosario a la iglesia del pueblo de Cerbón.
Nave de la iglesia. Púlpito. Los arcos fajones aguantan a duras penas, ya no tienen cubierta que sostener. Nada queda del coro que estaba situado bajo la torre.
Mirando por la ventana. ¡Ningún parecido con la imagen que verían tiempos atrás los dueños de la casa! Ni edificios en ruinas, ni la calle tomada por la vegetación, ni el pino invasor al fondo.
Buenos ejemplares de mampostería en las fachadas. El arte de la piedra.
Alineación horizontal de edificios en la parte baja del pueblo. La piedra colocada con precisión.
Vista parcial del pueblo desde las eras. Las fachadas blanqueadas de las casas del tío Luis y del tío Evaristo en la plaza destacan entre la ruina generalizada.
Torre del transformador de la luz. Este adelanto llegó a Fuentebella en la década de los 50. Atrás quedaron los candiles de carburo y de aceite.
El terreno era áspero y abrupto, poco propicio para la agricultura.
La luz eléctrica fue la única modernidad que apareció por Fuentebella, además de una maquina aventadora en los últimos años de vida del pueblo para hacer un poco más fácil las faenas de la trilla.
Alrededor de cincuenta viviendas se recostaban en una ladera sobre el barranco Portillejo. Había dos hornos en el pueblo, uno era comunal y otro estaba en la casa de la tía Julia y el tío Saturio.
A principios de siglo XX su población sobrepasaba ligeramente los doscientos habitantes y para los años 50 la cifra ya había bajado a ciento diez.
A las gentes de Fuentebella se les conocía por el apodo de "cabreros", lo que da una idea sobre lo que se sustentaba el medio de vida de sus vecinos. Pero a decir verdad la ganadería estaba muy repartida entre cabras y ovejas e incluso en los últimos años había más número de cabezas ovinas. El mes de diciembre con ocasión de las fiestas navideñas era el más aprovechado para vender los cabritos a los tratantes que venían a por ellos desde San Pedro Manrique y Cornago.
La agricultura quedaba en un segundo plano y se basaba en el cereal (trigo, avena, cebada y centeno).
A moler el grano acudían a los molinos que había en el río Linares entre San Pedro Manrique y Vea.
Algunos vecinos optaban por llevarlo a Cornago y allí lo recogía un señor que lo transportaba en un camión hasta la harinera de Fitero (Navarra) y posteriormente devolverlo ya convertido en harina. Por cada 100 kilos de trigo volvían 80 kilos en harina.
Para ayudar en la economía de la casa muchos hombres se iban a trabajar de pastores a Tudela y a otros pueblos de la Ribera de Navarra durante el invierno.
La repoblación forestal que se dio en la sierra de Alcarama sirvió para que algunos jóvenes del pueblo se emplearan en la plantación de pinos, con lo cual ganaban 60 pesetas diarias.
La abundante caza que se daba en sus montes a base de perdices, codornices, liebres y conejos suponía también un aporte extra para las despensas. Lo que no se consumía se llevaba a vender a San Pedro Manrique y a Cornago.
Belema
Capota
El Calvario
El Corral de la era Alonso
El Horcajo
El Poizo
La Cruz Serrana
La Pinilla
La Rempinilla
La Solana
Las Erías
Los Barranquillos
Los Colladillos
Valdecerezo
**Son algunos topónimos de lugares comunes de Fuentebella que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Santiago era el patrón de Fuentebella al que celebraban fiesta el 25 de julio. Aunque la fiesta grande del pueblo era en septiembre, antes del día 15, una vez que se habían terminado las faenas del campo. Era la fiesta de Acción de Gracias. Si para Santiago era un día, en esta ocasión duraban dos días.
Una ronda mañanera por las calles del pueblo acompañando a los músicos anunciaba el comienzo de las fiestas. En los actos religiosos figuraba la misa y después la procesión donde se sacaba a la virgen del Rosario y durante el recorrido los músicos iban tocando música procesional. En la comida había costumbre en algunas casas de sacrificar una oveja machorra para degustar con familiares y allegados. Era costumbre que ningún forastero se quedase sin comer o cenar y así eran invitados en alguna casa cuando alguien no tenía donde hacerlo.
El baile se realizaba en la plaza y era amenizado por los Patos (Félix y José Luis, dos hermanos de Cornago que tocaban el violín y la guitarra). Los músicos comían y dormían en casa del alcalde.
Para pagar a los músicos, el primer día lo hacía el ayuntamiento y el segundo día los mozos.
Del vecino Acrijos era prácticamente el único pueblo del que acudía la gente joven a participar de las fiestas, en contadas ocasiones venían algunos de Sarnago.
En estos días no faltaba la bebida típica de la comarca; el zurracapote.
Para el Corpus y la Ascensión también se celebraba fiesta y se hacía procesión con arcos engalanados al paso del santo.
El cura venía desde Sarnago cada quince días a oficiar misa. Un domingo la daba en Sarnago y Vea y al otro en Acrijos y Fuentebella. Venía montado en caballería para la ocasión. Pero si era una misa especial como podía ser en fiestas, bautizo o boda había que ir a buscarle con un macho y volverle a llevar a Sarnago una vez terminado.
Posteriormente fue don Livino que tuvo su residencia en Acrijos el que acudía cada domingo a dar la misa a Fuentebella. En los últimos años venía un cura desde Matasejún (don Alejandro).
El médico venía a caballo desde San Pedro Manrique (don Rafael y don Ignacio son algunos de los que se recuerdan). Aunque si el caso no era muy grave, era el enfermo el que bajaba a San Pedro a consulta. Se les pagaba por el sistema de iguala.
El secretario del ayuntamiento venía desde Sarnago y posteriormente desde Acrijos.
El cartero (Pedro) residía en Acrijos, iba por la mañana a San Pedro Manrique a por la correspondencia y la repartía en su pueblo y en Fuentebella.
El veterinario venía desde Cornago.
El herrero (Julio) lo hacía desde San Pedro Manrique, solía acudir una vez por semana.
Sus dos salidas naturales al exterior eran hacía San Pedro Manrique y a Cornago.
A San Pedro aprovechaban para ir los lunes que era el día de mercado. Gran confluencia de gentes de toda la comarca se daban cita allí. Era un día pleno de ebullición. Se comercializaba con todo. Se aprovechaba para llevar a vender corderos, pollos, lechones, productos de huerta, y asimismo se compraban productos de primera necesidad que no había en el pueblo. Dos horas tardaban en hacer el trayecto hasta San Pedro.
Una hora y medía empleaban en llegar al pueblo riojano de Cornago, solían ir los domingos para realizar compras en los variados comercios que había en aquel pueblo. Se abastecían de aceite para meter la carne en conserva y vino amén de otros productos. Algunos vecinos de Fuentebella preferían desplazarse hasta el pueblo navarro de Fitero para comprar el vino, por ser de mejor calidad. Se desplazaban con el macho, en el cual llevaban los pellejos. Recorrido que tardaban unas seis horas.
En Fuentebella hubo en años dispares algún tipo de comercio para vender productos básicos, lo más elemental. Durante años hubo una pequeña tienda en casa de Alberto y Lucia. Posteriormente el marido de la maestra puso una tienda en la casa del cura y al final fue Evaristo Ortega el que habilitó una cantina.
Por el pueblo aparecían periódicamente vendedores ambulantes como eran "los Motores", dos hermanos de San Pedro Manrique que con un burro iban ofreciendo diversos productos comestibles como sardinas, chicharros o bebidas como era el anís o el coñac.
Desde San Pedro también venía el cacharrero vendiendo cantaros, botijos y ollas.
Desde Igea venía Vicente con una yegua vendiendo diversos productos y de paso compraba quesos que habían elaborado las gentes de Fuentebella.
Entre las costumbres y tradiciones no podía faltar el trasnocho. Hombres y mujeres se reunían al calor de la lumbre en las noches invernales en alguna casa a contar historias pasadas, recuerdos y hechos acontecidos en la comarca.
Cada año una casa estaba obligada a dar comida y alojamiento a los transeúntes o mendigos que les pillara la noche en el pueblo. Se hacía por turno rotatorio establecido por el alcalde.
Se pagaba un impuesto por cada cabeza de ganado que se tuviera, así dos vecinos cada año eran los encargados de hacer revisión del número de animales que tenía cada casa.
En Nochevieja se sorteaba entre los jóvenes las parejas de novios que iban a ser simbólicamente durante un año. Se metían en una bolsa los nombres de todos los varones y en otra el de las hembras que había y se iban sacando por parejas para "ennoviar" a todos. Muchas bromas y chascarrillos se hacían con los resultados que se daban por juntarse mozos y mozas tan dispares y con tan poca similitud en edad, gustos y pareceres. Aunque más de un noviazgo real surgió de estos compromisos en principio ficticios.
Los domingos se hacía baile a nivel local en el salón del ayuntamiento. Algún mozo sabía trastear un poco la guitarra y se apañaba la música.
Todas las calles del pueblo se empedraron en los años 60 siendo alcalde don Emiliano López.
Bernabé Calvo fue el último alcalde que tuvo Fuentebella. Era el encargado de sellar unas cartillas a las que se habían acogido algunos vecinos para poder cobrar la pensión en un futuro.
Una persona para el recuerdo por la importancia que tuvo fue Pascuala Jiménez, hacía las veces de partera y ayudó a venir al mundo a bastantes niños y niñas en Fuentebella. Ese día se mataba una gallina para hacer un rico caldo que tenía que tomar la parturienta para sobrellevar mejor los dolores.
Si en los años 50 todavía habitaban Fuentebella más de cien personas, a partir de esos años el descenso demográfico ya fue vertiginoso. Los jóvenes se iban yendo en busca de un mejor futuro en otros lugares, el campo ya no daba trabajo para todos, las infraestructuras no llegaban, el aislamiento y las malas comunicaciones seguían vigentes al no haber una carretera o pista en condiciones, había que hacer todo a mano, no se podía trabajar con maquinaria agrícola. Para rematar la situación el Patrimonio Forestal del Estado compró todas las tierras (no las casas) para la repoblación forestal de pinos con lo cual la gente ya no tenía medio de vida al no poder sacar el ganado a pastar. La gente que ya había emigrado lo recibió bien porque conseguían un dinero que les venía bien en la nueva vida, pero los que no habían marchado estuvieron más reticentes y no querían vender por lo que hubo ligeras presiones desde diversos estamentos para que lo hicieran.
El grueso de la emigración de Fuentebella se fue para el pueblo navarro de Tudela, otros se fueron a Calahorra o a Caparroso.
En septiembre de 1970 se acabó para siempre el ciclo de vida humana en Fuentebella después de siglos de vida ininterrumpida. Cerraron a la vez las dos casas que todavía permanecían abiertas; la familia de Áureo Pérez y la de Bernabé Calvo. Ambas se marcharon para Tudela.
Informantes:
-Víctor Ortega, residente en Calahorra (La Rioja) (Conversación mantenida por vía telefónica).
-Enrique López residente en Madrid. (Conversación personal mantenida en un establecimiento de hostelería en Madrid).
-Santiago Ramos residente en Alcalá de Henares (Madrid) (Conversación personal mantenida en un establecimiento de hostelería en Madrid).
-Genaro Ortega residente en Tudela (Navarra) (Conversación mantenida por vía telefónica).
A todos ellos muchísimas gracias por haber aportado su granito de arena para sacar a Fuentebella del olvido.
Visita realizada en mayo de 2014 en compañía de Blas Gonzalo.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Salimos el amigo Blas y yo de buena mañana desde Yanguas en busca de este despoblado que tengo desde hace años en lugar preferente para conocer. Después de dejar el vehículo en un ensanche del camino enfilamos la caminata hacía este lugar de precioso y sonoro nombre. Me encuentro expectante según nos vamos acercando, mi acompañante lo sabe y como buen conocedor de todos los despoblados de la zona me va dando explicaciones de lo que me voy a encontrar. Arribamos a Fuentebella pero lo hacemos por su parte trasera, por "la nuca", se llega por las eras, por la parte alta. El pueblo lo tenemos delante. Buscamos un resquicio por donde adentrarnos en su interior. En seguida se ve que la maleza se ha apoderado del pueblo, no va a ser nada fácil transitar por él. A duras penas se puede ir hilvanando camino por alguna calle por un estrecho sendero que permite la vegetación. Así llegamos a la preciosa plaza mayor con su frontón bien visible. Es entrar en la plaza y la imaginación se dispara; veo a la gente bailando y a los Patos de Cornago sentados en las sillas haciendo sonar el violín y la guitarra. Hasta aquí se ha podido llegar, más ya va a ser misión imposible. La escuela se ve bien cerca pero no se puede acercarse hasta ella. A gatas literalmente y sufriendo diversos arañazos conseguimos llegar hasta la iglesia. Pero desde aquí ya sí que no hay posibilidad de avanzar más, así que hay que retroceder hasta la plaza, más arañazos, más enganchones en la ropa y vuelta al centro neurálgico del pueblo. Algo se puede avanzar por otra calle pero poco más. Consigo bajar por una calleja hasta los edificios más bajos del pueblo pero aquí no me puedo mover más por lo que tengo que retroceder nuevamente. Como ya no podemos transitar más por su interior salimos hacía fuera del pueblo, a la entrada. Decidimos acometer el pueblo por el exterior, yo voy a bajar al barranco y encaramarme a la ladera de enfrente para tener una preciosa vista panorámica del pueblo mientras que Blas lo hace al revés, va bordeando la parte alta intentando llegar a la otra punta del pueblo, donde está el lavadero. Puede avanzar unos metros pero desiste del empeño porque la vegetación no le deja seguir. Yo no tengo mejor suerte puesto que tras bajar al barranco y vadearlo empiezo a subir por la ladera y llega un momento en que la vegetación ha hecho una especie de muralla y me impide seguir subiendo, busco algún resquicio pero nada. Volvemos al punto de encuentro y desistimos de hacer más intentos. Seguramente tiene que haber recovecos y pasos que aunque sea con dificultad se puede llegar hasta la otra punta del pueblo, pero al no ser conocedores del terreno no damos con ello. Me queda un regusto amargo, porque lo poco que he visto de Fuentebella me ha encantado, pero es que no he podido ver ni la mitad de lo que es el pueblo, habré llegado a ver poco más de la cuarte parte. Es un pueblo que si no tuviera vegetación sería un delicia pasear por sus calles porque todavía tiene edificaciones en relativo buen estado debido a la buena calidad de la piedra. Calles en vertiginosa pendiente que harían el deleite para el visitante. Otra vez será...
Damos cuenta de nuestras vituallas sentados en unas piedras en las eras para dirigirnos a continuación al despoblado de Acrijos.
Foto cedida por Enrique López.
Fuentebella, año 1965. El pueblo tiene vida todavía, se aprecia el buen volumen de algunas viviendas.
Foto cedida por Genaro Ortega.
Fuentebella, año 1982. Vista panorámica. La despoblación esta reciente. Buen estado de los edificios. Los tejados intactos. La vegetación ya ha hecho su aparición.
Foto cedida por Genaro Ortega.
Fuentebella, año 1982. Estampa invernal. Profusión de tejados con su características chimeneas.
Llegada al pueblo por el camino de Acrijos.
Calle de Fuentebella. Complicado transitar por ella.
La plaza mayor de Fuentebella. El frontón de frente. Bajo su pared se situaban los músicos en la fiesta. La vegetación no deja apreciar el empedrado.
El ayuntamiento. Dos plantas con un salón en cada una de ellas. Pared del frontón.
La casa del tío Luis, situada en la plaza. Era carpintero. Poseían uno de los tres transistores que había en el pueblo. Emigraron al pueblo de Milagro (Navarra).
La casa del tío Evaristo, situada en la plaza. Emigraron a Tudela.
Las casas del tío Luis y del tío Evaristo por su parte trasera. Por este lado son de cuatro plantas, ganan un nivel con respecto a la fachada que da a la plaza.
La escuela de Fuentebella. Todavía visible el azulejo indicativo:
Escuela pública de niños y niñas.
Doña Lucia Nájera González fue la última maestra que impartió enseñanza en el pueblo. Estuvo casi diez años. Vivía con su marido (don Emilio) y sus tres hijas. Buen recuerdo dejó en la memoria de las gentes por sus buenas dotes como docente. Su marido a pesar de no tener titulo de magisterio se le conocía por el maestro. Impartía clases nocturnas a los adolescentes que necesitaban adquirir o reforzar sus conocimientos. Durante un tiempo tuvo una pequeña tienda en la planta baja de la casa del cura. Tenían un par de cabras y llevaban el huerto del cura.
La iglesia parroquial de Santiago Apóstol.
Foto cedida por Enrique López.
Torre de la iglesia. Año 1965. Todavía presentes las dos campanas que desaparecieron al poco de quedarse el pueblo vacío. Aunque no había camino ni pista alguna para llegar al pueblo con vehículo los expoliadores se las ingeniaron para llevárselas.
Foto cedida por Enrique López.
Año 1950. Familia López Jiménez delante del pórtico de la iglesia. Emiliano López quien fuera alcalde de Fuentebella durante varios años, con sus hijos.
Sesenta y cuatro años después el mismo lugar donde se tomó la foto anterior. El implacable paso del tiempo. La imagen habla por sí sola.
Nave de la iglesia. Vegetación. Vigas y escombros donde estaba el altar mayor. Púlpito. La talla de Santiago fue trasladada a El Burgo de Osma y la talla de la Virgen del Rosario a la iglesia del pueblo de Cerbón.
Nave de la iglesia. Púlpito. Los arcos fajones aguantan a duras penas, ya no tienen cubierta que sostener. Nada queda del coro que estaba situado bajo la torre.
Calle de Fuentebella.
Algunas viviendas mantienen en buen estado su estructura.
Mirando por la ventana. ¡Ningún parecido con la imagen que verían tiempos atrás los dueños de la casa! Ni edificios en ruinas, ni la calle tomada por la vegetación, ni el pino invasor al fondo.
Buenos ejemplares de mampostería en las fachadas. El arte de la piedra.
Alineación horizontal de edificios en la parte baja del pueblo. La piedra colocada con precisión.
Vista parcial del pueblo desde las eras. Las fachadas blanqueadas de las casas del tío Luis y del tío Evaristo en la plaza destacan entre la ruina generalizada.
Foto cedida por Enrique López.
Año 1965. Lavadero y fuente.
Torre del transformador de la luz. Este adelanto llegó a Fuentebella en la década de los 50. Atrás quedaron los candiles de carburo y de aceite.
Genial tu reportaje Faustino!
ResponderEliminarMuchas gracias.
Este verano si hacemos la excursión que teníamos pensado hacer con la familia y conseguimos alguna foto chula, te la mandamos para que añadas al reportaje.
Un saludo.
Almu (hija de Enrique López)
Me alegra que te haya gustado Almudena.
EliminarEspero que a tu padre también le guste.
Tienes tu parte de merito en la calidad de este reportaje.
A ver que tal os sale la excursión a Fuentebella. Si han desenmalezado un poco las calles todo irá mejor.
Ya me enseñaras alguna foto.
Saludos.
Cómo aparece en el blog; “a todos los que tuvieron que marchar”, es para mí la frase más acertada y el mejor homenaje que se puede hacer a todas las personas que por necesidad dejaron sus casas, sus tierras, su vidas y tuvieron que tomar la difícil y durísima decisión de abandonar estos pueblos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el reportaje de Fuentebella, los textos, las fotos, los recuerdos, las anécdotas, los nombres anecdóticos de platos/alimentos y personas que figuran, los oficios que se describen, la forma de vivir, sus fiestas, etc….que harán transportar en el tiempo a muchas personas este merecidísimo homenaje...de su niñez, de su juventud, de sus tareas diarias, de sus costumbres, de sus familias y amigos,..….de sus recuerdos.
Es una pena que estos pueblos hayan sido abandonados por motivos de comunicaciones e infraestructura básicas (luz y agua), población escasa y muy longeva, intereses máxima rentabilidad(forestales y caza), actividades poco productivas (ganadería y agricultura), no venta de viviendas por motivos familiares, precios de venta excesivos y fundamentalmente poca atención de la administración.
Desgraciadamente en la actualidad muchos siguen quedando deshabitados, pero con el tema del turismo rural, rehabilitación para fines lúdicos/educativos/actividades tiempo libre, extranjeros jubilados de otros puntos de Europa buscando una vida más cercana a la naturaleza y tranquilidad, diversidad de la población cansada de las grandes ciudades,….muchos se resisten a despoblarse y es una buena noticia para que otras generaciones hereden esa continuidad en las casas, pueblos, fiestas, costumbres,…
Mi suegro Enrique y su familia sufrió en primera persona todo esta “mala experiencia” de abandonar su hogar y este pueblo; Fuentebella…y espero que con este artículo haya podido volver al pasado y de alguna manera recordar todos los buenos momentos que vivió por esas calles, casas, fiestas,…
(animo a tod@s a leer este reportaje de Fuentebella(Soria) y otros muchos artículos relacionados con estos temas: “Pueblos Deshabitados” )
¿A quien mejor que a los que tuvieron que marchar puede estar dedicada esta pagina? Ellos son los verdaderos protagonistas. Los que venimos detrás tenemos que aprender, valorar y admirar el legado que nos dejan.
EliminarHay que escuchar sus historias, sus luchas contra las adversidades, su cambio de vida, dejar atrás el lugar donde habían vivido sus antepasados durante generaciones enteras. La incertidumbre ante la nueva vida. El no olvidar lo que dejaron atrás.
Coincido contigo casi al 100% en tu planteamiento sobre el asunto y tus reflexiones. Las administraciones de la época fueron las culpables del tremendo drama que sufrió el mundo rural en España. Una cantidad exorbitada de pueblos vacíos como no se da en ningún otro país. No se les apoyó, ni se les dotó de servicios básicos. Preferían que todo el mundo se viniera a trabajar a las ciudades y no tener que invertir en infraestructuras en pequeños núcleos de población.
Gracias por dejar tu comentario Juan Miguel.
Saludos.
Hola Faustino, ¿qué tal? Hace tiempo que leo tu blog y nunca te había escrito para felicitarte por la magnífica labor que hace. En un futuro te preguntaré sobre como acceder a estos pueblos pues tengo proyectada una excursión por Tierras Altas, zona que me llama mucho la atención desde que leí hace tiempo un libro llamado "Tierras de San Pedro, de Diego Rafael Cano García, un médico que ejerció por San Pedro de Manrique y en el que cuenta lo duro de la vida de las gentes que poblaban dichas tierras.
ResponderEliminarPor otro lado te animo a que visites Granada y sus pueblos, aunque la despoblación tampoco se cebó tanto. Hay algunos de los que casi no queda nada (Aylacar, Los Mellizos o El Moro), pero otros como Tablate, Raposo, El Tesorero o Minas del Marquesado se conservan bastante bien
Un saludo
Hola Mariano. Gracias por tus felicitaciones.
EliminarSiempre hay una primera vez para dejar un comentario. Bienvenido.
Maravillosa esta zona de Tierras Altas, visitala en cuanto tengas ocasión. Los accesos son difíciles, pero esa dificultad les da un plus de atractivo al que ya tienen de por si.
Tengo alguna referencia de ese libro que mencionas pero no he tenido oportunidad de leerlo nunca, espero poder hacerlo algún día.
Pues sí, tengo ganas de visitar los despoblados de Granada en especial los de la sierra de Baza porque nunca he estado por la zona. De hecho he estado a punto de ir en un par de ocasiones pero al final la excursión giró para otros lares. Espero no demorarme mucho. Me cautiva mucho El Tesorero, todo lo que se ve en la red sobre él lo hace muy atractivo.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Hola Faustino,es lo que tiene abandonar los pueblos,la vegetación se hace dueña de ellos,una la´stima que no pudieras visitarlo por completo porque la vista general tiene muy buena pinta,como bien dices,tuvo que ser un hervidero de vida antigüamente ya que era bastante grande pero como siempre,las complicaciones y la falta de acceso fueron haciendo mella,un abrazo
ResponderEliminarHay que ver donde esta situado Fuentebella y la dificultad que hay para llegar hoy día a él, así que imagínate lo que sería hace cincuenta o sesenta años. Con solo eso ya se entiende porque la gente se marchó del lugar.
EliminarSi me quedó un sabor amargo de no haber podido disfrutar por completo de su precioso trazado urbano y de su maravillosa arquitectura tradicional pero los amantes de las ruinas tenemos que contar con estos inconvenientes. Por lo menos algo se pudo ver, hay otros pueblos que no encuentras un solo resquicio para entrar de lo tupida que esta la vegetación.
Un abrazo Roberto.
Como en casi todos tus trabajos, Faustino, uno se mueve en imposible equilibrio entre la admiración y la tristeza. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarHay que ver el lado bonito de la tristeza. En estos lugares tristeza y belleza van de la mano. Es muy triste saber las historias que se tejieron en estos lugares y el drama tan brutal que se produjo de la emigración, pero a cambio nos queda sin quererlo la belleza indescriptible de unas ruinas.
EliminarAsí que para contemplar y disfrutar de lo que se ve primero hay que tener sensibilidad y empatizar con lo que uno se imagina.
Un abrazo David.
Hace mucho tiempo que no entraba en este blog que tanto admiro. Me producía mucha tristeza y tu puedes imaginar el por qué. Es muy triste cuando tienes que marchar pero es muy doloroso cuando después de haberlo recuperado de nuevo te obligan a abandonarlo Sinceramente son conmovedores tus comentarios. Un abrazo. Magdalena
ResponderEliminar¡Bienvenida de nuevo Magdalena! Me extrañaba mucho tu ausencia. Tiempo atrás me puse en contacto contigo pero no había respuesta.
EliminarSe que la tristeza te embarga por la situación de tu querido pueblo y porque como bien dices es una doble marcha, la primera voluntaria y la segunda obligada. Vendrán tiempos mejores para taponar esa amargura que ahora te invade, aunque la herida es imposible de curar.
Mucho animo, Magdalena.
Un fuerte abrazo.
¡Muaaaaaaaaaa!preciossssssssss0
ResponderEliminarFaustino ,no veas la alegria que me ha dado ver el reportaje sobre Fuentebella despues de tanto tiempo;eres un tipo obstinado( en el buen sentido ,claro) y al final lo has conseguido con muchisima información,casi se podria escribir un libro de etnologia de Tierras Altas.Una tierra a la que me siento muy unido,y que me emociona cada vez que la piso;recuerdo aquel dia como un cúmulo de experiencias muy emotivas,la verdad que se me hizo muy corto.Fuentebella,el pueblo de las cabras que vendian en Yanguas,como se va deteriorando y haciendose inaccesible.Una pena,como tantos.Te espero que aún tenemos pendiente Vea y Peñazcurna.Un abrazo,Faustino
ResponderEliminarYa sabes que en el tema de los deshabitados soy muy perseverante. La espera de casi dos años para realizar el reportaje de Fuentebella ha merecido mucho la pena.
EliminarFue una excursión muy placentera si, tuvimos la ocasión de visitar dos despoblados de categoría dentro de esa mágica comarca que es Tierras Altas.
Vamos a ver si organizo pronto otro viaje por allí y visitamos Vea y Peñazcurna que lo tenemos pendiente y que por cierto son los dos únicos deshabitados de Tierras Altas que me quedan por conocer.
Un abrazo, Blas.
muy impresionante el pórtico de la iglesia, como era en 1950 y como es en la actualidad.
ResponderEliminarLos despoblados mas hermosos para mi son: Acrijos, Fuentebella, Leria y los despoblados de Aragon. y a ver cuando se acaba con esta mania de despoblar los pueblos.
ResponderEliminarBONITO pueblo tubo que ser por la expansión, no fue tan pequeño. Pero lo mal comunicado que parece que estaba termino como esta,.La gente no viviría tan mal con el trigo comían pan mas las gallinas ovejas mas o menos tenían lo principal para ir tirando que con toda seguridad hay hoy familias viviendo peor y en las ciudades 60años después porque al estado le salía mas barato Comprar la fincas y plantar los pinos que era lo que plantaban que hacerles unos acesos en condiciones.
ResponderEliminarMe encanta tu trabajo.Es una maravilla.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus sinceras palabras.
EliminarMe alegra que te guste el trabajo realizado, Josu.
Saludos.
Yo tambien es la primera vez que hago un comentario a pesar de que te llevo leyendo desde hace tiempo, y tengo la necesidad de decirtelo:
ResponderEliminarMe encanta todo lo que escribes. Que entusiasmo y que sentimiento pones en cada frase. Sigue con ello.
ENHORABUENA.
Marimar de Cervera de Rio Alhama.
Bueno Marimar, alguna vez tenía que ser la primera ocasión y así te has quitado esa espinita.
EliminarMe halaga que hagas mención a la escritura. Es la parte imprescindible del blog y a la que le doy más importancia, por encima de la fotografía.
Lo que se escribe es pasado y lo que se ve es presente.
Si te apasiona lo que escribes, el sentimiento y la pasión vendrán por si solo. Te aseguro que si escribiera sobre toros o motos por ejemplo no me saldría con el mismo entusiasmo ni mucho menos.
Gracias por dejar tu comentario desde esas maravillosas tierras riojanas.
Saludos.
Yo, soy de las que me gusta texto, fotos y el texto de la darecha
ResponderEliminarme gustan mucho las edificaciones de lajas de piedra y el conjunto que es maravilloso. En cuanto a la vegetación que invade las calles deberían hacer algo y no dejarlo asi.
Los despoblados me entristecen mucho y no me gusta que se despueble el país. No me gustan la despoblación a lo bestia, no me gusta hacer las cosas al tuntún, me refiero a las nuevas edificaciones que se hacen en cualquier sitio y que se llama progreso.
ResponderEliminarHablando de otra cosa estos pueblos despoblados deberían seguir existiendo porque con su desaparición se ha perdido un modo de vida, solidaridad, patrimonio artístico y etnográfico, forma de ser y pensar, formas de construir, hemos perdido entorno y ecología, en una palabra hemos perdido la naturaleza y como sigamos haciendo el ceporro, perderemos hasta la vida.
¡Volvamos a nuestro hábitat com progreso sin destruir, seamos solidarios y ecológicos. No destruyamos nuestro pueblo ni nuestras raíces, sigamos siendo nosotros mismos. Y por favor, estas diputaciones que tanto quieren a los pueblos, (donde dormitan los políticos de capital), que hagan algo por conservar sus ruinas y los pueblos que aun quedan con vida.
¿Todos los pueblos de tierras Altas de Soria son de lajas de piedra? ¿o también les hay de barro y adobe?
ResponderEliminarEl barro y el adobe no son adecuados para zonas de alta montaña y de clima muy severo. En Tierras Altas la piedra es la reina y señora en la arquitectura. Son todos muy parecidos a los que ves en Fuentebella.
EliminarEstimado Faustino,
ResponderEliminarSi bien nos hemos comunicado por correo electrónico, quiero hacer constar una vez más mi gratitud hacia ti por haber sacado a Fuentebella del olvido.
Que este artículo sirva como homenaje a todos los vecinos que tuvieron que abandonar el pueblo y especialmente a mi padre, Máximo Ramos López, que fue el último al que presionaron y "convencieron" para que firmara la "venta" del pueblo y si a la larga fue beneficioso para todos incluso para él que nos fuéramos del pueblo - como le dije tantas veces - no dejó de ser un atropello a los que en buena ley se oponían; ésto fue tema de conversación familiar en las sobremesas de las comidas y cenas; tarde o temprano afluían los recuerdos de Fuentebella, todos éramos partícipes en mayor o menor medida de ello, mi padre, mi madre Pilar y mis herman@s. Y ésto fue siempre así, en todos los viajes que fuimos a verles a Calahorra, desde luego mi padre siempre mantuvo la nostalgia de su querido pueblo, hasta que desgraciadamente falleció.
Un fuerte abrazo,
Santiago Ramos
Tu lo has dicho Santiago. Este reportaje tiene que servir como homenaje a todos los que un día dieron vida al precioso pueblo de Fuentebella y se tuvieron que marchar de allí. La venta aunque al principio pudiera resultar un poco traumatica para los más arraigados, al final y según vuestra opinión fue lo mejor que pudo pasar, para que pudierais salir de allí y tener una mejora de vida.
EliminarMe imagino que tu padre llevaría el recuerdo de su pueblo hasta el final de sus días y que lo sacaría a relucir siempre que tuviera ocasión, como podían ser las reuniones familiares.
Aquí queda constancia de tu contribución a honrar la memoria de tu padre en particular y de vuestro pueblo en general.
Un abrazo.
¡Hola! He llegado a tu blog por casualidad, porque te vi ayer en un programa de La 2 de Televisión Española, y me gustó tanto que he decidido quedarme por aquí si te parece bien. Me encanta tu labor. :-)
ResponderEliminarMe parece perfecto que te quedes por aquí Espe.
EliminarSi te gusta la despoblación y todo lo que ello conlleva aquí tienes buen refugio.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
no me canso de mirar el pueblo de fuentebella, es bonita su
ResponderEliminarhechura y su nombre.
Lo que me parece mal, es su forma de despoblarlo y destruirlo.
Buenas, soy un seguidor de su blog, me gusta mucho la labor que haces y los post son muy interesantes. ¿Has visitado la zona de Bagueste, Nasarre y otin? todos en el somontano de Barbastro (Huesca). Vale mucho la pena ea zona
ResponderEliminarNasarre no lo conozco. Bagüeste, Otin y también Letosa los conocí hace dieciocho o veinte años.
EliminarComo no había internet ni blog entonces, tendré que volver a hacerlos una visita más detenidamente. Espero no demorarme mucho en ir por esa zona.
David, me alegra que te guste el trabajo del blog y gracias por tus indicaciones sobre estos pueblos.
Saludos.
Hola. Soi nieto de Canuto Blázquez. Me a encantado leer i ver el pueblo de nacimiento de mi abuelo. Mucho me hablaba de el, tuve la oportunidad de verlo en fotos en casa de mi familia de Caparroso. Mi abuelo emigro a Barcelona, donde vivo yo actualmente. I me encantaria poder ir a verlo yo personalmente algun dia en vacaciones por mucho que tenga que andar.
ResponderEliminarFelicidades por tus relatos i fotos
Alfonso Blázquez
Gracias a la impagable colaboración de varios antiguos vecinos de Fuentebella he podido dar forma a este precioso reportaje para que todos lo podamos disfrutar y en especial los que tenéis algún lazo afectivo con este solitario y olvidado, pero hermosisimo pueblo.
EliminarMe alegra que te haya gustado el reportaje.
Cuando se te presente la ocasión haz la visita pendiente a Fuentebella que seguro que no te va a defraudar.
Gracias por dejar tu comentario Alfonso.
Un cordial saludo.
Faustino Calderon he llegado a tu pagina por una entrevista tuya en 20 minutos y me he encontrado con un trabajo maravilloso y encima tiene documentado el pueblo de mi abuela.
ResponderEliminarAl cumplir los 18 se fue a Tudela pero nunca se ha olvidado de su querido Fuentebella.
Enhorabuena por tan distinguido articulo.
Un saludo para Genaro Ortega, nos conocimos hace tiempo en Fuentebella, en un encuentro que se hizo de antiguos vecinos.
Algo que por cierto tendrian que volverlo a hacer.
Saludos.
Marta Ortega.
Los medios de comunicación juegan un papel importante a la hora de difundir el trabajo que realizamos los que estamos inmersos en la tarea de rescatar a los pueblos deshabitados del olvido.
EliminarAsí lo ha hecho 20 minutos y por medio de él has podido dar con el blog y por ende con un reportaje sobre el pueblo de donde provienen parte de tus raíces.
Gracias Marta por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Hola
ResponderEliminarEl abuelo de mi marido fue el último alcalde Bernabé Calvo y tengo que decir que nosotros hemos intentado volver al pueblo por que las casas siguen siendo nuestras pero en cornago no nos an querido escuchar y ya no sabemos cómo poder dar vida a este pueblo
Me da pena, vivo en tudela espero volver,algún día
ResponderEliminarBuenas noches Maestro Faustino Calderón. Soy Héctor Marqués Nieto de Rufo Marqués. El migro desde Fuentebella allá por los años cuarenta, a la Argentina mas precisamente a la Provincia de Cordoba "Traslasierras" es una zona montañosa que año a año se va poblando cada vez mas por su Tranquilidad y la Belleza de sus Paisajes y Rios de aguas Cristalinas. Siempre me intereso saber de ese Hermoso Poblado Fuentebella y de su Historia. Me encanto el Blog, muy completa toda la información, Estas vivencias me transportaron en un viaje Imaginario al lugar donde vio crecer a mi Abuelo. Soy un Amante de la Naturaleza y me Da mucha pena ver ese Bello lugar abandonado. Espero algún día poder Viajar a España y contactarme para pisar ese Paraíso Viviente que es Fuentebella. Un fuerte Abrazo a la distancia y solo Agradecer por contar Tan Bellas Historias. Gracias Totales...
ResponderEliminarHola Alex buenos días.
EliminarEl caso de su abuelo fue uno de tantos que en aquellos duros años de posguerra emigró a Argentina en busca de un mejor futuro. En esta comarca soriana se dieron varios casos de elegir el mismo país como lugar de destino para empezar una nueva vida.
Les costaría muchísimo dejar atrás todo su mundo y embarcarse en un viaje lleno de incertidumbres sobre lo que les esperaba pero eran gentes luchadoras, aguerridas que ya habían pasado por situaciones limites y tras un periodo lógico de adaptación acabaron integrándose en el país que les dio una segunda oportunidad.
En el caso de su abuelo con cuanta nostalgia y añoranza se acordaría a menudo de su querido Fuentebella, de sus gentes, de sus costumbres...
Seguro que en las reuniones familiares saldría a menudo el pueblo como tema de conversación, impregnando a toda la familia del amor por Fuentebella, un lugar que tuvieron que dejar pero que llevaron siempre en su corazón.
Hasta que puedan venir algún día a visitar este recóndito y solitario pueblo donde están parte de sus raíces pueden "viajar" en el tiempo viendo este reportaje y a través de la imaginación situar al abuelo Rufo en un día cualquiera de la vida cotidiana del pueblo.
Gracias por dejar su comentario.
Un cordial saludo.
Precioso!
ResponderEliminar¡Felicidades Faustino! Hallé por casualidad tu blog. Buscaba información sobre el trasnocho, me parece una interesante costumbre entre las mujeres del pueblo. Leí el libro Historias de la Alcarama del autor Abel Hernández, habitante de Soria. Así que quedé encantada con la historia del lugar y ver este trabajo que realizas me ha entusiasmado de nuevo. Espero tener la oportunidad de visitarlo alguna ocasión. Saludos desde Chiapas, México.
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