Algunos lectores del blog me han llamado la atención sobre el hecho de que no saco fotografías de interiores de las casas, que si es que no entro en ellas, me preguntaban.
Claro que me gusta entrar, siempre que no entrañe riesgo alguno y con las debidas precauciones por el mal estado generalizado de las diferentes estancias de una vivienda.
Me gusta entrar, ver, admirar e imaginar la vida entre esas cuatro paredes plenas de sencillez, con lo mínimo y necesario para vivir. Mentalmente imagino a los moradores de la casa en su trajinar diario, en como la austeridad predominaba sobre los lujos y caprichos de hoy día.
Como ¨los lujos y comodidades¨ iban llegando con cuentagotas e iban haciendo la vida un poco más apacible o menos dura si se quiere en las viviendas.
No suelo mostrarlas en los reportajes de cada pueblo porque considero que forman parte del ámbito privado de cada casa y de las familias que allí vivían y que no aportan mayor trascendencia al cometido esencial del blog, que es mostrar una pequeña parte de la historia del pueblo a modo colectivo, siempre vista desde el lado humano.
Aun así en esta entrada voy a mostrar una serie de fotografías de interiores que me han llamado la atención por algún hecho determinado para mostrar como la sencillez en su máxima expresión puede ser enormemente bella.
El tiempo se ha quedado detenido.
Retazos de un pasado perdido.
Zaguán de entrada en una casa pudiente. Se accede a él nada más entrar por la puerta y desde aquí estaba el acceso al resto de la vivienda. Laborioso suelo de cantos rodados. Poyo para sentarse y depositar utensilios. Cuernos de madera clavados en la pared para colgar los aparejos de los animales y aperos de labranza. Acceso a la cuadra.
Zaguán de entrada mucho más humilde. Tras pasar la puerta de la calle queda la cuadra a la derecha y el acceso a la vivienda a la izquierda tras atravesar un pequeño patio. Silla sin patas para sentarse a la fresca o para realizar algunas labores. Capazo, saco de pienso, chaqueta y alforja colgados de la pared.
¿Encontrarían los saqueadores el tesoro que estaban buscando? Baúles, cajones, maletas, todo revolcado y desvalijado en su interior en esta espaciosa sala de estar. Suelo de baldosa de barro cocido. Silla reclinatorio en un rincón. La puerta de cuarterones de doble hoja da paso a otra estancia con luminoso ventanal y donde entre otros muebles hay una mesa de picar carne.
Amplísimo salón de una vivienda pudiente. En él se celebraban los bailes de las fiestas patronales del lugar. Veinticinco parejas bailando, los músicos y los que miraban. Buena iluminación. Baldosa de cerámica. Viguería del techo pintada de azulete.
Platos puestos para la comida sobre la mesa camilla. Sillas de madera con el respaldo curvo. Aparador y armario ropero con espejo al fondo.
Salón con mesa camilla, sillas de madera y sencillo escaño o cadiera. La mesa se cubría con un faldón de tela gruesa y en el orificio circular se ponía un brasero con los rescoldos de la lumbre para calentarse las pies.
Aunque para calentarse nada mejor que hacerlo a la lumbre. Estancia donde se situaba la chimenea y separada del resto de la cocina por un tabique. Bancos de madera contorneando la pared.
La tradición oral a pleno rendimiento en las largas noches de invierno con toda la familia reunida en torno al fuego. Tiempo para escuchar las historias de los abuelos.
La cocina económica o bilbaína (llamada así por estar fabricadas en el País Vasco) supuso una gran novedad a la hora de cocinar en el mundo rural. Hechas de hierro, tenían su horno y se alimentaban de leña o carbón. Humero para la salida de humos entre el alicatado de la pared. Encimera corrida con compartimento para pila (aunque no había agua corriente) se llenaba para lavar cacharros y desaguaba por el tubo inferior. Ventana de iluminación de madera.
Estancia de la casa con la chimenea ocupando el espacio central, con la curiosidad de tener el horno de pan en su interior. Alacenas simétricas laterales con puertas de madera para guardar botellas y vasijas. Pared en tono rosa suave.
Si no bastaba con las sillas de enea se improvisaba un banco con dos troncos de leña y un tablón, se añadía una mesa adicional y todo el mundo a comer. Cocina de gas butano.
Alacena empotrada en la pared con diversas repisas y puertas cristaleras. En ella tenían cabida todo tipo de vasijas, pucheros, vasos, botellas, frascos para la sal, azúcar, vinagre, el tabaco e incluso pequeños regalos que traían los familiares.
La cocina se sitúa a un nivel inferior al resto de la casa y se salva mediante escalones. Nicho horizontal en la pared con cantareras en su parte media. Sempiterno azulete en las paredes.
El calendario clavado en la pared puede ser un buen indicador del año en que emigraron los inquilinos de la casa. En este caso puede ser el tardío año de 1982, en los meses de verano. A partir de entonces ya no se arrancaron más hojas.
Dormitorio de matrimonio. Cama de hierro de buena altura con voluminoso somier. Cabecero y piecero de barrotes. Unos cuadros con motivos religiosos, unos clavos para colgar la ropa, una silla y un armario (no visible) era todo el mobiliario. Escalera de madera para acceder al desván.
Dormitorio doble con camas de madera separadas por una mesilla. Suelo de listones de madera. Silla de mimbre.
Sala y alcobas al fondo. Era la solución a las casas donde había muchos hijos. Eran estancias donde solo cabía la cama y una silla para dejar la ropa. No tenían puerta y se cerraban con cortinas.
El retrete en las casas fue uno de los últimos inventos en llegar. Era muy rústico. Un minúsculo habitáculo con poyete y orificio de evacuación en el medio. Desaguaba directamente a las cuadras, a un prado o un patio trasero. Solucionaba el problema de tener que salir a la calle por la noche. Generalmente lo tenían las casas que hacían reforma o las casas de las maestras.
En un momento determinado una familia decidía instalar una taberna en la casa. Se habilitaba una dependencia de la vivienda. Un sencillo mostrador, una repisa para las botellas de vino y los vasos y listo. Por detrás espacio para colocar unas cuantas mesas con sillas donde se acostumbraba a jugar a las cartas.
El noble arte de tejer o tricotar era realizado por algún miembro de la casa. Maquina tricotadora fabricada en Valencia. Armario empotrado y chaqueta colgada en la pared. Suelo de baldosas de barro. La parte superior de las paredes y las viguerías del techo pintadas de un verde azulado.
Estancia de la casa con el suelo horadado en forma de tinaja, sobresaliendo la boca. Se utilizaba para guardar el aceite. Una losa de piedra o un grueso tablón se ponía sobre ella para taparla.
Sobrao, falsa, desván, cámara. Se situaba en la parte alta de la casa. Allí se guardaba todo, desde el grano, hasta fruta, ropa vieja, muebles, aperos, útiles de labranza, cestos, etc. Todo lo que valía y no se utilizaba con frecuencia para allá se subía. Y lo que no valía también. Eran tiempos en que no se tiraba nada. A todo se le sacaba algún provecho.
Claro que me gusta entrar, siempre que no entrañe riesgo alguno y con las debidas precauciones por el mal estado generalizado de las diferentes estancias de una vivienda.
Me gusta entrar, ver, admirar e imaginar la vida entre esas cuatro paredes plenas de sencillez, con lo mínimo y necesario para vivir. Mentalmente imagino a los moradores de la casa en su trajinar diario, en como la austeridad predominaba sobre los lujos y caprichos de hoy día.
Como ¨los lujos y comodidades¨ iban llegando con cuentagotas e iban haciendo la vida un poco más apacible o menos dura si se quiere en las viviendas.
No suelo mostrarlas en los reportajes de cada pueblo porque considero que forman parte del ámbito privado de cada casa y de las familias que allí vivían y que no aportan mayor trascendencia al cometido esencial del blog, que es mostrar una pequeña parte de la historia del pueblo a modo colectivo, siempre vista desde el lado humano.
Aun así en esta entrada voy a mostrar una serie de fotografías de interiores que me han llamado la atención por algún hecho determinado para mostrar como la sencillez en su máxima expresión puede ser enormemente bella.
El tiempo se ha quedado detenido.
Retazos de un pasado perdido.
Zaguán de entrada en una casa pudiente. Se accede a él nada más entrar por la puerta y desde aquí estaba el acceso al resto de la vivienda. Laborioso suelo de cantos rodados. Poyo para sentarse y depositar utensilios. Cuernos de madera clavados en la pared para colgar los aparejos de los animales y aperos de labranza. Acceso a la cuadra.
Zaguán de entrada mucho más humilde. Tras pasar la puerta de la calle queda la cuadra a la derecha y el acceso a la vivienda a la izquierda tras atravesar un pequeño patio. Silla sin patas para sentarse a la fresca o para realizar algunas labores. Capazo, saco de pienso, chaqueta y alforja colgados de la pared.
¿Encontrarían los saqueadores el tesoro que estaban buscando? Baúles, cajones, maletas, todo revolcado y desvalijado en su interior en esta espaciosa sala de estar. Suelo de baldosa de barro cocido. Silla reclinatorio en un rincón. La puerta de cuarterones de doble hoja da paso a otra estancia con luminoso ventanal y donde entre otros muebles hay una mesa de picar carne.
Amplísimo salón de una vivienda pudiente. En él se celebraban los bailes de las fiestas patronales del lugar. Veinticinco parejas bailando, los músicos y los que miraban. Buena iluminación. Baldosa de cerámica. Viguería del techo pintada de azulete.
Platos puestos para la comida sobre la mesa camilla. Sillas de madera con el respaldo curvo. Aparador y armario ropero con espejo al fondo.
Salón con mesa camilla, sillas de madera y sencillo escaño o cadiera. La mesa se cubría con un faldón de tela gruesa y en el orificio circular se ponía un brasero con los rescoldos de la lumbre para calentarse las pies.
Aunque para calentarse nada mejor que hacerlo a la lumbre. Estancia donde se situaba la chimenea y separada del resto de la cocina por un tabique. Bancos de madera contorneando la pared.
La tradición oral a pleno rendimiento en las largas noches de invierno con toda la familia reunida en torno al fuego. Tiempo para escuchar las historias de los abuelos.
La cocina económica o bilbaína (llamada así por estar fabricadas en el País Vasco) supuso una gran novedad a la hora de cocinar en el mundo rural. Hechas de hierro, tenían su horno y se alimentaban de leña o carbón. Humero para la salida de humos entre el alicatado de la pared. Encimera corrida con compartimento para pila (aunque no había agua corriente) se llenaba para lavar cacharros y desaguaba por el tubo inferior. Ventana de iluminación de madera.
Estancia de la casa con la chimenea ocupando el espacio central, con la curiosidad de tener el horno de pan en su interior. Alacenas simétricas laterales con puertas de madera para guardar botellas y vasijas. Pared en tono rosa suave.
Si no bastaba con las sillas de enea se improvisaba un banco con dos troncos de leña y un tablón, se añadía una mesa adicional y todo el mundo a comer. Cocina de gas butano.
Alacena empotrada en la pared con diversas repisas y puertas cristaleras. En ella tenían cabida todo tipo de vasijas, pucheros, vasos, botellas, frascos para la sal, azúcar, vinagre, el tabaco e incluso pequeños regalos que traían los familiares.
La cocina se sitúa a un nivel inferior al resto de la casa y se salva mediante escalones. Nicho horizontal en la pared con cantareras en su parte media. Sempiterno azulete en las paredes.
El calendario clavado en la pared puede ser un buen indicador del año en que emigraron los inquilinos de la casa. En este caso puede ser el tardío año de 1982, en los meses de verano. A partir de entonces ya no se arrancaron más hojas.
Dormitorio de matrimonio. Cama de hierro de buena altura con voluminoso somier. Cabecero y piecero de barrotes. Unos cuadros con motivos religiosos, unos clavos para colgar la ropa, una silla y un armario (no visible) era todo el mobiliario. Escalera de madera para acceder al desván.
Dormitorio doble con camas de madera separadas por una mesilla. Suelo de listones de madera. Silla de mimbre.
Sala y alcobas al fondo. Era la solución a las casas donde había muchos hijos. Eran estancias donde solo cabía la cama y una silla para dejar la ropa. No tenían puerta y se cerraban con cortinas.
El retrete en las casas fue uno de los últimos inventos en llegar. Era muy rústico. Un minúsculo habitáculo con poyete y orificio de evacuación en el medio. Desaguaba directamente a las cuadras, a un prado o un patio trasero. Solucionaba el problema de tener que salir a la calle por la noche. Generalmente lo tenían las casas que hacían reforma o las casas de las maestras.
En un momento determinado una familia decidía instalar una taberna en la casa. Se habilitaba una dependencia de la vivienda. Un sencillo mostrador, una repisa para las botellas de vino y los vasos y listo. Por detrás espacio para colocar unas cuantas mesas con sillas donde se acostumbraba a jugar a las cartas.
El noble arte de tejer o tricotar era realizado por algún miembro de la casa. Maquina tricotadora fabricada en Valencia. Armario empotrado y chaqueta colgada en la pared. Suelo de baldosas de barro. La parte superior de las paredes y las viguerías del techo pintadas de un verde azulado.
Estancia de la casa con el suelo horadado en forma de tinaja, sobresaliendo la boca. Se utilizaba para guardar el aceite. Una losa de piedra o un grueso tablón se ponía sobre ella para taparla.
Sobrao, falsa, desván, cámara. Se situaba en la parte alta de la casa. Allí se guardaba todo, desde el grano, hasta fruta, ropa vieja, muebles, aperos, útiles de labranza, cestos, etc. Todo lo que valía y no se utilizaba con frecuencia para allá se subía. Y lo que no valía también. Eran tiempos en que no se tiraba nada. A todo se le sacaba algún provecho.
Unas fotos maravillosas. Son libros abiertos. Muchas gracias Faustino.
ResponderEliminarAsí es Angelines. Si cada uno de los objetos y muebles visibles en las fotografías pudiera hablar cuantas historias contaría.
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos.
Cuando encuentro una casa abandonada, siempre que sea seguro intento recorrerla por dentro. Me gusta imaginar cómo sería la vida en ella. Muy buen reportaje.
ResponderEliminarSomos de la misma idea Santiago. Nada mejor que tratar de evocar con la imaginación como era la vida entre esas cuatro paredes, tan diferente a la que llevamos hoy día.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Enhorabuena , Faustino, por tu última entrada y por tu vuelta con el abrazo fuerte y agradecido de siempre.
ResponderEliminarGuillermo
Gracias Guillermo. Aquí estoy de vuelta un nuevo curso.
EliminarMuy agradecido contigo por estar siempre ahí.
Un abrazo.
Bueno, bienvenido, ya estas de vuelta. Muy bonito el reportaje.
ResponderEliminarAdemas de todo lo que has enseñado, mi abuela tenia en su cocina dos lumbres, una la lumbre propiamente dicha y la otra era la chapa, que era una cocina ecomomica con un pote al lado (en otros sitios se llamara de otra forma),que servia para tener agua caliente todo el dia.Con ella se hacia la leche para los animales. baño etc...
Pues gracias. Ya estoy otra vez al tema después de la pausa veraniega.
EliminarEsta exposición fotográfica de interiores es solo una pequeña muestra de la infinidad de costumbres y maneras de vivir que había en el mundo rural en los años pasados. Como bien relatas en tu comentario explicas otra manera de utilizar la cocina. Según las zonas y comarcas varían en la forma pero no en el fondo. Todos son retazos de un pasado que se fue y no volverá.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
¡Qué cantidad de interiores con una buena documentación de sus vecinos! Me han encantado las fotos, y veo que no has puesto los nombres de los pueblos en los que están esos interiores.
ResponderEliminarYo también evito ponerlos, para que no darles información a los saqueadores.
Bienvenido
En este caso no hay ninguna documentación de vecinos. Todo lo que sale en los pies de fotos están basados en mis conocimientos sobre el tema.
EliminarNo he creído conveniente poner el nombre de los pueblos porque ¿de que sirve en este caso? Todos los pueblos deshabitados y los que en ellos vivieron se pueden sentir reflejados en cualquiera de estas imágenes.
En la mayoría de estas casas ya pasaron los expoliadores, saqueadores y destrozadores. Esto es lo que ya quedado después de que pasaran estas hordas.
Espero que tu también te reincorpores con buenas energías después del merecido y necesario descanso.
Un abrazo.
Hola Faustino. Despues de unas más que merecidas vacaciones, es una placer volver a leer tus reportajes y admirar esas impresionantes fotos de interiores. las sensaciones que me trasmiten son de recuerdos, nostalgia, pena,impotencia, que el tiempo ahí se ha parado, de vidas vividas y, sobre todo de un enorme silencio.
ResponderEliminarUn Abrazo, amigo Faustino.
Mariano
Así es Mariano. Había que desconectar un poco durante el verano para ahora retomar el asunto con más energía.
EliminarEfectivamente, contemplando estas imágenes la definición exacta es que el tiempo se ha quedado detenido.
Fuera de esas viviendas corre el año 2015 pero en su interior el calendario marca 1950 ó 1960.
Nadie mejor que tu y otras gentes que han pasado por la misma situación para expresar lo que se siente al ver estas fotografías tristes pero nostálgicas.
La gran mayoría de las estampas que se ven reflejadas te serán familiares.
Mariano, gracias por dejar tu comentario.
Un abrazo.
Si no habías puesto fotos de interiores anteriormente, con este amplio muestrario nos has documentado perfectamente. Destaca por encima de todo la sencillez. Un saludo, José Luis
ResponderEliminarNo había puesto fotos de interiores porque como decía en el párrafo de cabecera no lo considero conveniente porque creo que no aporta gran cosa a la memoria colectiva de cada pueblo. Sería distinto si el trabajo fuera sobre alguna casa en concreto.
EliminarAsí agrupadas en una misma entrada creo que si pueden reflejar un poco más las condiciones de vida, los medios que tenían y las comodidades que iban llegando con cuentagotas.
Un cordial saludo José Luis.
hola, ya estoy aquí otra vez, ahora para hablarte sobre lo que era el pote y en que consistía:
ResponderEliminarera uh objeto hecho de acero o cobre que se encastraba en las cocinas o al lado de la lumbre
, se llenaba de agua y con el calor que daba la lumbre, se mantenía el agua caliente todo el dia.
todas las fotos son preciosas porque a si eran las casas pero la quemas me gusta es la ultima me recuerda al antiguo desván que tenían mis padres todo se guardaba en el desde alforjas viejas todo que se dejaba por viejo todo para arriba mi difunto padre tenia unas varas de avellano en horizontal para colgar las cencerras que no usaba había una ventana pequeña que daba al norte al no ajustar bien los días de mucho viento entraba aire y nos despertaban a media noche porque sonaban al menearlas el viento
ResponderEliminarAsí es, el desván o sobrao como a mi me es más conocido era a donde iba a parar todo lo que no se usaba a menudo y lo que dejaba de valer también iba para arriba.
EliminarEran los trasteros de antaño pero más grandes.
Incluso hacían funciones de dormitorios en casas donde se juntaba mucha familia.
A mi hermano y a mí nos tocó dormir muchas noches en dos camas que había en el sobrao. El frío era tremendo. Hoy día lo recordamos con ternura.
Gracias Tebaes por dejar tu comentario.
Saludos.
Una joya de post que habla del pasado y de sus moradores, sus ilusiones y su vida. Espacio sagrado casi profanado por los que entran a saquear. Un saludo
ResponderEliminarAbominablemente profanado por los saqueadores y los destrozadores. El que dejaran de habitarlas sus dueños no les daba derecho a nadie a violentarlas y avasallarlas.
EliminarKaty, gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Hola de nuevo Faustino,espero que hayas pasado unas buenas vacaciones y vuelvas con las "pilas cargadas",yo también tengo la costumbre de fotografiar el interior de las viviendas cuando visito algun pueblo abandonado ya que el contenido de las mismas hablan del pasado que han vivido y que desgraciadamente han pasado a "mejor vida",como siempre nos ofreces un completo y minucioso reportaje,enhorabuena,un abrazo
ResponderEliminarHan estado bien las vacaciones Roberto, son necesarias para todos, más que nada para desconectar un poco de lo habitual y buscar otras inquietudes diferentes durante unos días.
EliminarUna imagen vale más que mil palabras como se ha dicho tantas veces, y estas fotografías lo demuestran una vez más. El tiempo inmóvil, detenido nos enseña que no hace tantos años la vida era muy diferente a la de ahora. Austeridad, sencillez, aprovechamiento, utilidad eran las señas de identidad de antaño.
Un abrazo.
Ese almanaque clavado en la pared y anclado en el año 82, dice mucho más sobre el abandono que todo un compendio literario. Aunque no te había hecho ningún comentario al respecto, también he pensado más de una vez que tendrías mucha documentación fotográfica de los interiores que vas visitando.
ResponderEliminarEstas fotografías que nos muestras hablan de sus moradores y de un tiempo pasado que poco tiene que ver con el actual inundado por las prisas y las nuevas tecnologías. ¿Comprenderían los jóvenes de ahora esas noches de invierno de charla familiar, camilla y brasero?
Además, tengo que reconocer que me asombra el buen estado del mobiliario interior, las botellas y vasijas de la alacena, cocinas, armarios, camas, mesas, sillas,... ese telar en una habitación sin ventanas expresa mejor que cualquier otra imagen la incansable labor de las generaciones anteriores.
Has acertado de pleno con esta entrada, amigo Faustino, es un resumen muy elocuente de lo que fue esa forma de vida que va desapareciendo y que ya forma parte de nuestra historia reciente.
Un abrazo
Pues si Antonio, tengo bastante documentación fotográfica de interiores pero nunca he creído conveniente sacarlo en los reportajes de cada pueblo. Aquí mostrandolo en conjunto y como una exposición del tiempo inmóvil que se da en el interior ya lo considero de otra manera. Seguiré sin sacar muestras de interiores a nivel particular en los reportajes de cada pueblo pero es posible que con el tiempo haga una segunda parte de esta entrada.
EliminarSi ha quedado esto a salvo de los vándalos es porque en muchos casos no es fácil ni llegar al pueblo ni acceder al interior de la vivienda, pero aun así es una milésima parte de lo que tenía que haber en cada casa si se hubiera respetado su privacidad.
Un abrazo Antonio.
las sillas que aparecen en las fotografías parecen hechas en serie, porque por donde yo resido todavía se conservan. Me refiero a las de asiento redondo, y las que tienen el asiento cuadrado de cuero trabajado. Hay o había muchas de esa clase.
ResponderEliminarRecuerdos, nostalgia, tristeza. Es bueno recordar y por qué no, rezar quien sea creyente, por aquellos que aquí vivieron, son sus anhelos, sus amores, sus desdichas. Seguro que entregaron mucho amor, a sus hijos, sus nietos, cuando venían a visitarles.
ResponderEliminarPero tras estos recuerdos, todos tenemos que seguir. No podemos nunca vincular nuestro vivir diario al pasado. Ellos pasaron... y nosotros pasaremos. Y con el tiempo, nuestras casas actuales con todas nuestras vivencias serán también solo eso, una muestra de que allí vivimos. Da lo mismo que sean 50 o 100 años, pero pasaremos.
Buenas tardes, soy una aficcionada de los pueblos deshabitados. Me parece terrible en las condiciones en las que se encuentran, es una pena, casas de piedra caidas y caminos por detras y por delante llenos de hierba. Gracias por el trabajo hecho para que algunos podamos disfrutar de lo que pudo haber sido y no fue. Tambien me causa mucho pesar las familias que tuvieron que avandonarlo todo porque la tierra siempre tira. Un saludo afectuoso.
ResponderEliminarSi es una pena ver el estado lamentable en que se encuentran muchos de nuestros pueblos pero uno de los grandes culpables (sino él que más) es el expolio cruel y vergonzoso que han sufrido estos edificios tanto en su parte exterior (tejas, piedras, puertas) como en su parte interior (muebles, enseres, herramientas).
EliminarEllos nunca abandonaron su casa porque todos dejaron la puerta cerrada por si algún día tenían que volver y además que leches porque la casa es suya y no se respetó la privacidad ni la propiedad privada.
Pues si causa mucha tristeza por cada una de estas gentes que se crió entre estas cuatro paredes y que un día se tuvo que marchar dejando atrás siglos de vida de generaciones anteriores.
Gracias por dejar tu comentario Maria Begoña y me alegra que te gusten los pueblos deshabitados.
Saludos.
hola, ya estoy aquí otra vez, esta vez, para decirte que el suelo del zaguán de la casa es una decoración de tipo árabe. Yo he visto una igual o parecida en el Monasterio de las comendadoras de Santiago en Valladolid, que hoy se llama EDIFICIO LAS FRANCESAS, y es un centro comercial, pero conserva el patio, estructura de monasterio y su iglesia . Y esta situado en la calle Santiago.
ResponderEliminarapreciado Faustino, realmente esos edificios con sus cuartos y cosas para mi que hablan lo que pasa es que no les sabemos escuchar como le ocurrio a sus propietarios, obvio no se necesita mucha ni poca imaginacion porque son reales evidencias de toda una injusticia que sufrieron y sufren todavia muchas familias, a esos edificios y cosas muy queridas solo pueden ser escuchadas sus voces llenas de detalles historicos familiares por las personas que tienen como alta priorida el proteger, conservar y desarrollar la vida comunitaria, saludos desde este corazon hondureno abierto al pueblo espanol
ResponderEliminarClaro que hablan amigo hondureño. Cada objeto y cada mueble de estas casas nos están diciendo como vivieron sus inquilinos y porque tuvieron que marchar. Nos dicen que era una vida más sencilla, sin lujos pero en buena armonía y que no tienen nada que envidiar a los ordenadores, televisores, frigoríficos y lavadoras de la época actual, que todo esto no hacía falta en aquellos años para ser feliz.
EliminarUn abrazo.
Dando respuesta a lo anteriormente dicho, te dire que donde se conserva el dibujo de cantros
ResponderEliminaro decoración es en el claustro del monasterio citado anteriormente.
respecto a la lumbre, separada de las demás estancias, te dire que estas se hacían fuera de los castillos, o fuera de las casas porque sus techos eran de entramado de madera y era una forma de luchar contra los incendios.
ResponderEliminarLa tradición de hacer las lumbres apartadas de otras habitaciones proviene de los castillos, de ahí, mi explicación.
gracias.........
ResponderEliminarhace mas completo este magnifico blog
un saludo
Gracias a ti amigo por tus palabras.
EliminarEsta entrada pretende dar un enfoque diferente, mostrar lo que normalmente no se ve, lo que hay detrás de las fachadas que vemos cuando visitamos un deshabitados.
Saludos.
Interesante y emotivo reportaje, Faustino.
ResponderEliminarGracias Elías.
EliminarSaludos.
Hola Faustino!! muy buena tu entrada, la cual me ha recordado mirando las fotografías, cuando vivía en el pueblo y había muchas casas de gente humilde con los interiores muy parecidos a los que nos muestras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todas las personas que han vivido en pueblos pueden ver perfectamente reflejado en cualquier fotografía alguna de las estancias de su casa.
EliminarUn abrazo Conchi.
Bueno, yo quisiera ver mas salones como el que muestras: amplio, lleno de ventanas y vacio de muebles. también me gustaría ver los apartados debajo de las escaleras, desvanes,portales, cuadras, pajares etc, pero su interior, aunque este vacio.
ResponderEliminarBuenas tardes Faustino ¡¡ preciosas fotos de las casas por dentro me gustan un monton cuando las visto mean traído recuerdos de las casa que tubo mi madre en los pueblos ¡¡ como dices en un comentario del retrete era si los que avían en las casa de los maestros : el salón tan grande y tiene un suelo precioso ¿ la verdad ? que as echo muy bien de no decir los nombres de los pueblos pues la alacena que preciosidad con sus ca charro ¡¡¡ Bueno no te quiero aburrir con mis comentarios pero me gusta tanto que lo e visto mas de 4 o5 veces muy bonito Faustino como to lo que pones en nel bloc tan de tallado en hora buena ¡¡¡ me encanta ¡¡¡ un abrazo mi a migo
ResponderEliminarEn este caso los nombres de los pueblos no tienen mayor importancia, de lo que se trata es de plasmar un modo de vida interior, de puertas para adentro, en el que todos los pueblos deshabitados se pueden sentir representados en estas imágenes.
EliminarUn abrazo Natividad.
Magnifica entrada, Faustino. Estoy de acuerdo contigo en no indicar la localización de los interiores. Yo tampoco lo hago. Un abrazo, amigo y feliz retorno.
ResponderEliminarGracias David. Es que no aporta nada poner el nombre en este caso, lo que yo quiero es que sea una muestra representativa de todas las casas que desgraciadamente se tuvieron que dejar de habitar. En los exteriores si es más significativo poner el nombre de los pueblos pero no en interiores.
EliminarUn abrazo.
Interesante propuesta y buena entrada en la línea de tu trayectoria. Conozco diversos de los lugares que has sacado en fotos, porque también he estado, y me parece muy adecuado no identificar cuáles son los diferentes lugares. De hecho, yo también hago lo mismo. El paso del tiempo convierte esas imágenes en cada vez más valiosas, incluso para sus propietari@s, y dejemos que sean ellos, o la vuelta de la naturaleza, quienes decidan. En quince años ya he visto caer y desaparecer algunos lugares, y otros que se han rehabilitado e incluso rehabitado, en muchos casos por personas que nada tenían que ver con los habitantes originales. Es interesante en algunos casos hacer, después de una década, de nuevo la excursión, y ver cómo ha evolucionado.
ResponderEliminarEnhorabuena y a continuar
Coincido contigo en muchas de las apreciaciones que haces, sobre todo en la que dices que sería interesante volver a estos lugares pasado un tiempo a ver como ha evolucionado la decadencia del lugar. Lo que pasa que muchas veces no es posible por falta de tiempo, pero aun así en los que he tenido oportunidad de volver he echado en falta alguna fachada o detalle arquitectónico que ya no estaba.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Son unas imágenes muy tristes. Las cosas se abandonan, el tiempo pasa y finalmente las inclemencias acaban con todo. Sería mejor que la lluvia definitivamente derruyera esas casas con todo lo que contiene. Evocan muy bien lo que Julio Llamazares plasmó en La Lluvia Amarilla. No me sale la palabra... No es tristeza.
ResponderEliminarA los dueños de estas propiedades habría que llevarlos agarrados de la oreja a hacerse cargo de estas casas y de lo que contienen. Y si no quieren que sean expropiadas por el Estado. Los pueblos no pueden desaparecer.
Acabo de descubrir tu blog y me ha parecido maravilloso. Ya ves que adjetivo tan simple me ha salido para describir la belleza de lo leído y de sus imágenes. En cada lectura de cada pueblo, venía a la mente mi abuela, mi adorada Argimira. Por su nombre podemos saber su origen rural. Nacida en una aldea de Teruel. Aún recuerdo, con la memoria de la niñez y la fuerza de la añoranza, la fuente, el ganado, las calles de tierra, ... pero sobre todo, con tu blog, la he recordado a ella, y a tantos que tuvieron que dejar sus casas. Hablar de un pueblo ya sin vida, es hablar de la vida que contuvo, de esas escuelas llenas de niños, de esa vida dura, muy dura. Somos, porque ellos fueron. Sigue escribiendo, porque eso nos llena de memoria. Simplemente, GRACIAS.
ResponderEliminarY sobre todo en esta entrada donde has escrito estas palabras sirven para retrotraernos en el tiempo, recordar a los abuelos, a una vida sencilla, a ser felices con poco.
EliminarEn cualquiera de estas imágenes puede uno que haya tenido algún tipo de relación con el mundo rural situarse y evocar el quehacer cotidiano de nuestros antepasados.
En cierto modo estas imágenes y estos textos tienen que ser el nexo de unión entre ellos y nosotros.
Que podamos aprender, apreciar, valorar y admirar el legado que ellos nos han dejado.
Gracias Beba por dejar este precioso comentario.
Un cordial saludo.
¡Enhorabuena!, Imágenes y textos muy ilustrativos y facilitarnos así una retrospectiva de antaño.
ResponderEliminarHay ocasiones en que las imágenes tienen mucha expresión y no les hace falta ir acompañadas de mucho texto para mostrar determinados detalles.
EliminarGracias Javier por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Hola Faustino !! Que maravilla!!
ResponderEliminarCuanto me hubiera gustado estar ahí en ese túnel del tiempo que habla por si sólo. Es un museo al aire libre y parece que la gente acaba de marcharse. Eres un privilegiado. Hay algún grupo que tu sepas al que le guste hacer este tipo de turismo? Porque yo me apuntaría. Sigo tu Blog y superas el 10.
Un saludo desde madrid. Carmen Lorenzo.
Hola Carmen.
EliminarEstoy de acuerdo con tu reflexión.
Estos pueblos deshabitados son auténticos museos al aire libre.
Son la última posibilidad de contemplar retazos de una vida que se fue y no volverá.
No sé de ningún grupo organizado que se dedique a realizar excursiones a estos pueblos.
Más bien lo hace cada uno por su cuenta o con algún conocido.
Gracias por dejar tu comentario.
Un cordial saludo
No había visto esta sección de tu inmenso e inmejorable blog, Faustino.
ResponderEliminarCuántos recuerdos de lo vivido en las casas de Villaescusa y Torronteras tal y como eran y tal y como las has publicado. Una pena que la incultura, la falta de civismo y la rapiña haya arrasado con todo. Un abrazo.
Hola Carlos.
EliminarNunca es tarde para descubrir estos reportajes que ponen otro enfoque distinto al creado sobre un pueblo en particular.
Aquí es una selección de imágenes comunes a todos ellos y que a cualquiera le puede resultar familiar como tu bien haces mención a los dos pueblos alcarreños.
Los factores que nombras en el final de tu comentario nos privaron de tener auténticos museos interiores si se hubieran conservado hasta nuestros días.
Pero estamos en España. El paraíso del expolio, el vandalismo y la falta de aprecio por nuestra cultura.
Un abrazo.
"Explorar la simplicidad y la historia de estas casas olvidadas pinta una imagen vívida de una vida donde la belleza reside en los restos perdurables y sin pretensiones del pasado".
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