Llegó a contar con una veintena de casas que padecían unos inviernos muy rigurosos y crudos, con nevadas que alcanzaban el metro y medio de altura.
Cultivaban trigo, avena, cebada, centeno y patatas principalmente.
El grano lo llevaban a moler en carro al molino de Villar del Río.
El pueblo como todos los de la comarca tuvo mucho auge en la ganadería en siglos pasados, donde destacaba el papel primordial de la oveja y en menor número las cabras. Sus gentes saben mucho de la trashumancia que se realizaba en los meses de invierno llevando el ganado a Extremadura andando, para lo cual empleaban un mes para llegar al destino (casi 500 km). En los últimos años de vida del pueblo el transporte se hacía en ferrocarril. La venta de la lana y de los corderos era el beneficio que obtenían.
Celebraban sus fiestas patronales el 10 y 11 de septiembre en honor a la Virgen de la Piedad.
Se sacaba a la virgen en procesión hasta la cercana ermita de San Roque.
Era típico esos días matar alguna gallina, conejo o cordero para preparar las comidas con que se se agasajaba a familiares y allegados venidos de fuera.
De Yanguas, Villar del Río, La Cuesta, San Pedro Manrique, Villaseca Somera y Villaseca Bajera acostumbraban a venir a participar de la fiesta, llegaban cada uno como podía: andando, bicicleta, motocicleta o a caballo. La gente pernoctaba en las casas de familiares o en algún pajar que les prestaban los vecinos.
El baile se hacía en la plaza, unas veces eran músicos de Yanguas y otras de San Pedro Manrique los que amenizaban el baile.
Muy celebrada también era la fiesta de la matanza que se hacía en noviembre para San Clemente. En esa labor no faltaba las buenas artes del matarife: Raimundo Pérez. Esos días eran de mucha actividad y alegría por lo que suponía el sacrificio del animal para el sustento de la casa durante el año. Se mataban conejos o corderos para celebrar el festejo entre todos los que habían participado.
El cura subía montado en un burro los domingos por la mañana desde Villar del Rio a oficiar la misa. Don Ángel era el que lo hacía a mediados de los 50.
De Villar del Río también venía don Diego, el médico, solía hacer el trayecto andando, aunque ya en los últimos años se desplazaba en moto.
Leandro era el cartero que traía la correspondencia hasta Aldealcardo, venía andando desde La Cuesta.
Muy frecuentes eran las visitas a San Pedro Manrique los lunes que era día de mercado, con una gran afluencia de gentes de toda la comarca. Iban una o dos personas de cada casa. Se desplazaban a caballo o andando, se tardaba unas dos horas aproximadamente. Se llevaba a vender algún cordero y aprovechaban para abastecerse de los productos necesarios que cargaban en las caballerías.
A Villar del Río se desplazaban a suministrarse de alimentos que no se producían en la aldea como podía ser pescado, sal, azúcar, aceite, chocolate, etc, además de conseguir agujas, hilo y otros útiles de costura para confeccionar a mano ropas de vestir.
Algún vendedor ambulante aparecía por el pueblo proveniente de San Pedro Manrique con productos transportados en serones en el caballo. Venían una o dos veces por semana.
En los últimos años de vida del pueblo llegó a haber una tienda situada en el edificio del ayuntamiento. La puso José María de San Pedro Manrique, se abría un día a la semana.
Llegaron a contar con luz eléctrica en el pueblo. Pero aún así la suerte de Aldealcardo estaba echada.
La falta de expectativas en el trabajo agrícola, así como el auge industrial que se estaba dando en las principales ciudades, fue un aliciente que animó primeramente a los más jóvenes a emigrar en busca de una mejora en la calidad de vida consiguiendo trabajo en diversos oficios, esto supuso un efecto dominó en el que unas personas iban atrayendo a otras hacía las grandes urbes.
Estos jóvenes una vez bien afincados en las ciudades volvían a Aldealcardo de vacaciones y terminaron por llevarse a sus padres con ellos que en un principio estaban más remisos a marchar por tener más arraigo a la tierra.
Hacia Soria, Logroño, Bilbao, Barcelona y Zaragoza emigraron las gentes de La Aldea.
Al final solo quedaron tres casas abiertas:
José Mazo y su esposa Josefa.
Raimundo Pérez y su esposa María Calleja.
Ciriaco Mazo y su esposa Guadalupe Giménez.
Estas dos últimas familias se marcharon unos meses antes y lo hicieron a Bilbao.
José Mazo y su esposa Josefa fueron los últimos de Aldealcardo.
Se marcharon a Soria. Con su marcha se puso punto final al ciclo de vida en el pueblo. Este hecho aconteció en octubre de 1972.
A partir de aquí olvido, soledad, silencio y expolio. Un expolio bestial y vergonzoso.
En buen número fue efectuado por gentes de pueblos cercanos para utilizar como material de construcción en nuevas edificaciones o bien para sustituir partes de fachadas que estuvieran en mal estado. Las tejas fueron primero y luego piedras, puertas, ventanas y todo lo que pudiera ser de utilidad. Los anticuarios también hicieron su agosto con cerraduras, clavos, herrajes, muebles, utensilios, aperos e incluso las campanas de la iglesia no se libraron de estos rapiñadores.
Agradecimiento por su valiosa colaboración a José Antonio Pérez Mazo y a sus padres José Pérez y Rosario Mazo. Todos ellos nacidos en Aldealcardo. Recuerdos de niñez de uno y de nostalgia y añoranza de otros.
Visita realizada en junio de 1994 y mayo de 2014 (Tres horas más tarde nueva visita en compañía de Paulino de Villar del Río).
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Tarde de domingo primaveral. Nublado y con temperatura agradable. Es mi tercera visita a este olvidado y solitario lugar después de las dos que realice en los años 90. El cambio ha sido bastante brusco desde entonces a ahora. La ruina es generalizada, los escombros y la vegetación se han apoderado del pueblo. En muchas partes del pueblo ya no se puede transitar. No queda ninguna vivienda en condiciones aceptable. El silencio es absoluto, una sensación de tristeza te invade. La decadencia de Aldealcardo es galopante. Un voluminoso caserón cercano a la iglesia que llamaba la atención por su tamaño ya ha perdido buena parte de su fachada.
Siempre me ha causado interés la soledad que se experimenta en este lugar. A pesar de estar cerca de carretera con indicador de acceso incluido, al no ser visible desde la misma mucha gente pasa de largo en su trayecto a San Pedro Manrique ignorando que a menos de un kilómetro se encuentran las ruinas de un pueblo que tuvo que ser tremendamente bonito en sus buenos años de vida.
Recorro el pueblo tranquilamente sin prisas, esquivando ortigas, apartando maleza, saltando por los escombros, quiero visualizar todos los rincones del pueblo. La iglesia separada unos cien metros de las casas es la que está en mejor estado y la que se lleva todo el protagonismo por su enorme tamaño.
Impresiona entrar en su interior, parece una mini catedral. Los impresentables graffitis afean unas paredes desgastadas ya por el paso del tiempo. Por una preciosa escalera de caracol se sube al campanario desde donde se obtiene una bonita visión del arruinado caserío.
Después de darle dos vueltas al pueblo toca la hora de marchar. Me acerco a Villar del Río a tomar un refrigerio y allí conozco a Paulino, eficaz y dispuesto personaje que enseguida se ofrece a llevarme en su todo terreno a la fuente de Ontálvaro situada por encima de Aldealcardo. Hacía allí que nos dirigimos para ver esta restaurada fuente. El camino va ganando altura y se divisa una buena vista del pueblo. Llegados a la fuente enseguida te invade el olor penetrante que destila el agua sulfurada.
Han habilitado un merendero para el que quiera subir por allí.
De bajada paramos en Aldealcardo y Paulino me va mostrando diversos rincones y edificios del pueblo. Intentamos llegar al lavadero situado en la parte más baja, pese a los infructuosos intentos de mi acompañante es imposible, la maleza se lo ha tragado y no podemos acercarnos a él.
A pesar de todo puedo decir que las ruinas de La Aldea son sumamente atractivas. Es un lugar que destila un triste encanto.
Llegando a Aldealcardo.
La plaza mayor es lo que primero aparece nada más entrar al pueblo. Conocida popularmente como la plazolita.
En un lateral de la plaza se encuentra la casa de Julia y Manolo. Emigraron a Barcelona.
La fuente de Aldealcardo.
Calle de Arriba. De camino hacia la iglesia.
De camino a la iglesia.
La imponente iglesia parroquial de San Clemente.
Foto cedida por Raúl Verdugo
Principios de los 60. Gentes de Aldealcardo en el pórtico de la iglesia de San Clemente durante las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Piedad.
La iglesia vista por su lado oeste. Esbelta torre coronada por una cruz de hierro forjado. Amplia pared muy utilizada por los jóvenes para jugar al frontón donde se realizaban animadas competiciones.
Interior de la parroquial. De una sola nave. Bóveda de crucería coronando el techo. Columnas, arcos y nervios de la bóveda son de granito. Altar mayor al fondo. Dos amplias capillas laterales. Puerta de entrada a la derecha. Se pudieron poner a buen recaudo diversas imágenes que había en su interior y hoy día se encuentran en el Museo de la Catedral de El Burgo de Osma.
Interior de la parroquial. Escalera y coro
Cementerio.
Desde el campanario. Se observa parte del trazado urbano y la ruina generalizada de la población.
Calle de Arriba. A la derecha la casa de Hilaria Sánchez Pastor. Estaba casada con Damián Cura Ortega, originario del pueblo de La Laguna. Tuvieron cinco hijos: María, Aniceto, Romualda, Felisa y Damián, los cuales pasaron a ser propietarios de la casa al fallecimiento de los padres. Dos de ellos, Romualda Cura y Damián Cura son los que acabaron viviendo en la casa. Al marcharse los dos hermanos camino de la emigración, otra de las hermanas, María Cura y su marido Restituto Blasco dejaron la vivienda donde vivían y se instalaron aquí. Con el tiempo acabaron marchándose para Bilbao, quedándose la casa al cuidado de su hijo Valentín. Voluminosa y sobresaliente vivienda. Hasta hace pocos años conservaba toda la fachada. La tradición oral de la familia cuenta que en tiempos pasados la casa sirvió de posada para los veraneantes que acudían a la fuente de Ontálvaro.
Foto cedida por Raúl Verdugo
Principios de los 60. El mismo tramo de calle de la fotografía anterior. Pasando la procesión en las fiestas de la Virgen de la Piedad en septiembre. De camino a la iglesia.
Calle de Aldealcardo.
La escuela de Aldealcardo. En torno a una decena de niños asistían a ella en los años 50-60.
Entrada a la escuela.
La casa del maestro. La vegetación se ha adueñado de la calle.
Aspecto urbano de La Aldea. El verde intenso pone la nota de color. La torre de la iglesia cual cuello de jirafa se deja ver en todas partes. Al fondo el Hayedo.
Vivienda.
Calle Collado. La casa de Pepe y Rosario a la izquierda. Se marcharon a Bilbao.
Desde las eras.
La casa del tío Dámaso. Se marcharon a Peralta (Navarra). Por debajo la caseta del transformador de la luz.
A 300 metros del pueblo en el camino hacia La Cuesta se alza solitaria la ermita de San Roque. Según Juan Luis de Sorondo en su libro Censo de Ermitas de Soria antiguamente estaba bajo la advocación de la Virgen de la Piedad. En mayo se llevaba a la virgen en procesión hasta la ermita y el 7 de septiembre en otra procesión volvía a la iglesia.
La fuente de Ontálvaro. A unos dos km. de Aldealcardo en la ladera del monte. Parece ser que aquí existió un despoblado del mismo nombre. Conocida popularmente como la fuente de los huevos podridos por el alto olor que desprendía el agua.
Tenía diversas propiedades curativas. Había que tomarla durante varios días seguidos en ayunas por la mañana temprano para que tuviera efecto. Era muy frecuentada por gentes de los pueblos de alrededor y por veraneantes que venían de Arnedo y Calahorra.
Un abrazo , Faustino , y lo propio de estos días. La Iglesia , preciosa. Una lástima que termine viniéndose abajo como tantas otras iglesias y casas de pueblos abandonados y deshabitados sobre los que tú tan bien escribes y nos das a conocer.
ResponderEliminarGuillermo
La iglesia de Aldealcardo es lo que más llama la atención a los contados visitantes que llegan a este pueblo. Además esta separada del resto de las casas para que se pueda apreciar mejor en toda su magnitud. Una de tantas y tantas que va camino de la ruina y del olvido.
EliminarUn abrazo y lo mismo para ti Guillermo.
Hola de nuevo Faustino,lástima de pueblo abandonado ,con lo bonito que tuvo que ser en sus tiempos de explendor,y para colmo,una véz abandonado se dedicaron a expoliar todo lo que pudieron llevarse.,la verdad es que como otras veces ya he comentado,es una verdadera pena que pueblos que antaño estuvieron llenos de vida queden así,abandonados y arruiandos con el paso del tiempo,pués nada Faustino gracias de nuevo por tan expléndido reportaje y felices fiestas,un abrazo
ResponderEliminarRoberto
Lo del expolio no tiene nombre, aunque lamentablemente muchas personas se mueven como pez en el agua en estas situaciones. Tipical spanish que diría uno.
EliminarSi es una lastima que pueblos como este acaben así, tengo una especial ternura con este pueblo pues siempre me ha embriagado una emotiva tristeza las veces que lo he visitado.
Un abrazo y los mismos deseos navideños para ti Roberto.
Muy buen trabajo. Una manera de no perder la memoria histórica y caer en el olvido. Un saludo
ResponderEliminarEse es el objetivo principal de este trabajo.
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos.
Gracias por este bonito reportaje. Un saludo de José Perez y su esposa Rosario Mazo. Feliz Navidad.
ResponderEliminarLas gracias a vosotros, José y Rosario. Sois parte importantisima de este trabajo. Sin vuestra aportación no sería lo mismo ni mucho menos. La memoria de Aldealcardo y el recuerdo de los que allí vivieron se merecen este pequeño homenaje.
EliminarLos mismos deseos navideños para toda la familia
Un abrazo.
A través de tus entradas estoy conociendo un sin fin de pueblos deshabitados y que son una triste realidad.
ResponderEliminarQue tengas un feliz año nuevo Faustino.
Un abrazo.
Pues quedan ´´unos cuantos´´ por conocer.
EliminarComo bien dices triste pero real como la vida misma.
Los mismos deseos para ti Conchi.
Un abrazo.
Hola Faustino. Soy una de las hijas de José y Rosario, gracias por todo. De todo este reportaje les han regalado los nietos un libro con todos los datos recopilados y fotos conseguidas hasta el día de hoy con toda su vida para reyes. Cuando lo vieron la emocion fue impresionante. Las lagrimas empañaron los ojos de mis aitas... y de muchos mas. GRACIAS. Un abrazo.
ResponderEliminarMe encanta esta noticia que me das Rosi.
EliminarOs felicito a todos porque no habéis podido tener mejor idea. Es un regalo fantástico, mejor homenaje hacía ellos imposible. Un repaso a toda su vida entrelazada con recuerdos de su añorado pueblo, habéis dado en la diana.
Me imagino la emoción que les embargaría a ellos cuando lo vieron y a vosotros de verlos a ellos felices y emocionados.
Enhorabuena a toda la familia por este momento tan entrañable.
Un abrazo para todos.
respondiendo a uno de los comentarios, el que dice que el expolio es tipical hispanis, es mentira, porque el robo y la rapiña se han dado en todas las culturas, y si no, que se lo pregunten a los monumentos clásicos: donde están las piedras del parthenon y las del templo de diana en efeso,
ResponderEliminarUn buen relato y documentación de la vida del pueblo. Mi abuelo fue el último en salir Pedro José Mazo. Un saludo Daniel Tejedor Mazo.
ResponderEliminarGracias Daniel.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Saludos.
Hola Faustino.
ResponderEliminarAyer, después de años pasando por allí por motivos laborales, avsité el pueblo desde un cerro cercano. No sabía de su existencia y bajé a verlo.
La tristeza y la soledad se apoderaron de mi.... no dejaba de imaginar la vida en en aquellas calles... estuve un buen rato en el interior de la iglesia, todo espoliado, sentía como habían arrancado de las entrañas de sus paredes hasta el último detalle que a alguien pudiera despertarle interés.
Sus calles, ahora intransitables por la vegetación me provocaron mucha tristeza.
Es una pena ver pueblos abandonados en mi provincia, y lo más triste es que la despoblación aumenta, aunque de momento, los pueblos se van manteniendo, las casas se van arreglando por sus descendientes para al menos pasar unos días de vacaciones veraniegas pero pooc mñas.
Agradezco tu labor en este blog que me ha servido de consulta.
Un saludo, Félix.
Hola Félix.
EliminarAldealcardo es un lugar que destila una singular tristeza. Un pueblo hermoso pero envuelto en un manto de soledad y silencio. No hay ningún signo de vida en el pueblo, nada recuperado, su enorme iglesia parroquial tan desprovista de todo, un lugar tan cerca de la carretera pero tan escondido a la vista de los que por ella circulan.
La ultima vez que lo visité ya había tramos del pueblo por los que no se podía transitar debido a la espesa vegetación, ahora por lo que me cuentas va a peor.
Todo contribuye a darle un plus de tristeza al pueblo, pero a la vez de encanto y de belleza.
Defines muy bien la situación de Soria en tu ultimo párrafo. La provincia se despuebla a pasos agigantados pero a la vez se están recuperando algunos pueblos para temporadas veraniegas.
Gracias por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Gracias por tu respuesta, un saludo Faustino !!!
ResponderEliminarFélix
He visitado el pueblo y la iglesia te atrapa, entre lo bonita y grande que es, y el paisaje espectacular, te envelesa y no.puedes dejar de mirarla. En el pueblo de al lado, La Cuesta, el pueblo ha tenido mas suerte y se conserva, viven personas de continúo, pero la iglesia, igual de monumental que la de aldealcardo amenaza ruina también. Una pena que no se hayan preocupado por mantener estas maravillas, la iglesia y el estado debería de de haber tenido un censo de las iglesias de mayor valor arquitectonico y haberlas mantenido., aún no habiendo culto.
ResponderEliminarRecuerdo de niño haber estado en el pueblo con mi familia a tomar las aguas. Mi recuerdo sigue estando allí y he intentado en alguna ocasión subir a la fuente, pero no conseguí encontrar el camino. Cada vez que hago el viaje de Madrid a Arnedo, me quedo con las ganas de pasarme por Aldealcardo e intentar de nuevo encontrar la fuente. Tengo un relato sobre el pueblo con el nombre de "La fuente perdida" que espero publicar con otros relatos. Saludos. Matías.
ResponderEliminarHe vuelto a este pueblo, me encanta la iglesia . Sobrecoge e impactan los paisajes de tierras altas, es una pena que a parte de pueblos abandonados y saqueados haya otros, que dentro de lo que cabe han tenido mas suerte y tienen casas y calles rehabilitadas, pero sus iglesias han cedido ante la desidia y de las instituciones. Sin entrar en nombres de pueblos, desde el puerto de Oncala dirección Santa Cruz de Yanguas y luego Villar del río por desgracia hay muchos pueblos con sus iglesias en ruinas, algunas de ellas de gran valor y tamaño.
ResponderEliminarMuy bonito, gracias por compartirlo, del cementerio no hay muchas fotos, imagino que lo habrán saqueado como de costumbre, gracias!
ResponderEliminarDel cementerio lo que se ve. Vegetación en el interior y pintadas en el muro exterior. Poco más hay que fotografiar del recinto.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Acabo de llegar a saber de la existencia de este pueblo gracias a la Virgen de la Piedad sita en la catedral del Burgo de Osma delante de la Cual me encuentro. Verla en la fotografía llevada en su procesión me ha parecido impresionante. Al natural aún más bella.
ResponderEliminarEl otro día visité este pueblo, que pena no queda ninguna casa en pie, solo los muros, la ubicación es estupenda pero esta vez no ha quedado nada.
ResponderEliminarHola Faustino, que preciosidad de relato y que modo de viajar en el tiempo sin moverme de mi casa, aunque ya me gustaría a mí conocer este pueblo abandonado tan bonito. Mis raíces están en esta zona, en ALDEA DEL CARDO, como se llamaba antes, de aquí era un antepasado lejano, los apellidos HERAS y ALFARO los tengo aunque lejanos. Que bonito es poder recorrer esas calles a las que tú con tu relato les has devuelto la vida, al igual que haces con todos los pueblos deshabitados que visitas. Te sigo hace tiempo soy una auténtica fan tuya. Tu labor es auténtica. Y al igual que nos gusta conocer la historia de España y demás países, es bonito conocer como fue la vida en estos pueblos de los que salió tanta gente y bucear en el recuerdo. Un gran trabajo el tuyo. Saludos desde Madrid soy Carmen Lorenzo.
ResponderEliminarHola Carmen.
EliminarMe alegra que te haya gustado el reportaje de Aldealcardo de donde provienen parte de tus raíces.
La verdad es que el pueblo ya está muy machacado, nada que ver con lo que tuvo que ser cuando estuviera en plenitud.
Gracias por tus calurosas y halagadoras palabras.
Un cordial saludo.
Buenas tardes, soy nieto de Aniceto Cura que era de esta localidad, me ha encantado ver fotografías y el reportaje, muchas gracias Faustino Calderón
ResponderEliminarDe nada. Un placer que los descendientes de Aldealcarado podáis saber más cosas de como vivían vuestros antepasados.
EliminarUn cordial saludo.
Gracias por el reportaje, como bisnieto de Dámaso (mencionado en las fotos) he recibido con mucho cariño estás palabras. No son pocos los veranos que hemos visitado el pueblo de mi abuela y la fuente de los huevos pochos. Aunque sin habitantes desde hace décadas sigue generando recuerdos en muchos. Un saludo!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el reportaje y te haya traído buenos recuerdos. Si quieres puedes aportar el nombre de las últimas personas que habitaron la casa de tu bisabuelo antes de cerrarla para siempre.
EliminarLo pondría en el pie de foto y sería un bonito recuerdo hacía ellos.
Gracias por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Mi madre Carmen Valduérteles, estuvo de maestra en Aldealcardo. Siempre que tengo ocasión y con gran nostalgia, visito las ruinas del poblado.
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