Deliciosa aldea turolense enclavada en un ensanche del terreno que forma el valle por donde discurre el río Turia.
Oculto por una frondosa arboleda y dispuesto en forma de media luna, este barrio de Villel llegó a contar con unas quince viviendas alineadas a lo largo de una sola calle. Sus características fachadas de color naranja mimetizan a la perfección con el terreno de la sierra a cuyos pies se asienta.
Si llegaron a contar con luz eléctrica, no así con agua, para lo cual se suministraban de una acequia que pasaba junto a las casas, al río era adonde acudían las mujeres a lavar.
El trigo, la cebada, las remolachas y las manzanas fueron los principales productos agrícolas que obtenían en sus cultivos, mientras que la oveja era el animal básico que conformaba su ganadería.
Para moler el grano iban indistintamente a los molinos que había en Villel y en Libros.
Varios de sus vecinos iban a trabajar a las minas de arena y de caolín de Villel.
Arroyo del Juncal
Barranco de la Calza
Camino de Libros a Teruel
Coscoja
El Carrascalejo
El Estrecho
El Juncal
El Tormo
El Val
Fuente de Valera
Fuente de los Poyales
La Tabaira
La Serretilla
Las Hoyas
Los Poyales
Solana de las Masías
Villaplanos
**Son algunos topónimos de lugares comunes de El Campo que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Celebraban sus fiestas patronales el 23 de abril en honor a su patrón: San Jorge. Un acordeonista de Villastar era el encargado de amenizar el baile. Venía la juventud de Libros y Villel.
Algunos domingos y festivos se celebraba baile a nivel local en la escuela con música de guitarra y laúd que tocaban jóvenes del pueblo.
El cura venia de Libros a oficiar misa dos o tres veces al año.
De Libros también venia todos los días una maestra (doña Vitorina) que impartió clase durante varios años, era natural de aquel pueblo y por eso prefería ir y venir en vez de residir en El Campo. El desplazamiento lo hacía en el coche de línea hasta el desvío y el resto del camino andando.
El médico acudía desde Villel cuando la ocasión lo requería, en caso contrario era el enfermo el que se desplazaba hasta la cabecera del municipio.
También el veterinario venía de Villel.
A Villel se desplazaban a menudo pues allí había tiendas, farmacia, estanco y los jóvenes acudían los domingos al salón de baile o al cine.
La lejanía de Villel, el problema del agua y la búsqueda de una mejora en el modo de vida hizo empujar a los camperos rumbo a la emigración.
Se fueron para Zaragoza, Teruel o el Puerto de Sagunto entre otros lugares.
El matrimonio formado por Román y Dolores fueron los últimos de El Campo, estuvieron viviendo allí hasta últimos de los 70 o primeros de los 80.
Los camperos que un día se fueron y sus descendientes no olvidan el lugar que les vio nacer y siguen acudiendo para San Jorge todos los años para continuar la tradición de la fiesta y que no se pierda la memoria de la bonita aldea que fue El Campo.
Informantes: Vecinos de Villel (Conversación personal mantenida en un corrillo de tertulia).
Visita realizada en mayo de 2013 en compañía de Carlos Campillos y José Fragua.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Tarde primaveral. Temperatura fresca. El sol sale y se esconde varias veces. Mientras espero a los amigos que están por llegar voy dando un paseo. El naranja y el verde dominan toda la escena. Enseguida llama la atención el edificio de la escuela por su volumen y su hermosura. El interior no desentona sobre la belleza exterior. La ermita con su minúscula espadaña resalta de blancura. Se nota que el edificio está bien cuidado por los vecinos. La calle tiene forma de arco y al doblar es donde se asoman la mayoría de viviendas. Es preciosa. Algunas fachadas se han venido abajo y taponan la calle. Hay viviendas en buen estado. En el interior de alguna de ellas se pueden ver todavía las distintas estancias que conformaban la casa. Pero un cruel y devastador expolio y vandalismo ha pasado por ellas. Vuelvo a pasear tranquilamente por la calle deleitándome con sus placenteros rincones y fachadas. Voy hacía la parte de la escuela. Estando por aquí oigo voces, las personas que esperaba ya llegaron. Muy gratas sensaciones las que me ha dejado esta aldea. Tristeza y belleza van de la mano aquí.
Otra panorámica de El Campo. Por la arboleda que hay detrás discurre el río Turia.
Precioso edificio de la escuela. La planta de arriba estaba destinada a vivienda de la maestra.
Interior de la escuela. Acudían también niños de las masías cercanas. Aquí dentro se realizaba en ocasiones el baile del día de la fiesta.
El blanco de la ermita de San Jorge resalta al lado del color anaranjado de las fachadas.
Escombros por el suelo. Fachadas enseñando su interior. Puertas abiertas. Lenta agonía para la hermosa aldea ribereña.
Escombros, vigas, cañizos. Algunas viviendas no aguantaron los embestidas de las inclemencias meteorológicas y se fueron al suelo.
Oculto por una frondosa arboleda y dispuesto en forma de media luna, este barrio de Villel llegó a contar con unas quince viviendas alineadas a lo largo de una sola calle. Sus características fachadas de color naranja mimetizan a la perfección con el terreno de la sierra a cuyos pies se asienta.
Si llegaron a contar con luz eléctrica, no así con agua, para lo cual se suministraban de una acequia que pasaba junto a las casas, al río era adonde acudían las mujeres a lavar.
El trigo, la cebada, las remolachas y las manzanas fueron los principales productos agrícolas que obtenían en sus cultivos, mientras que la oveja era el animal básico que conformaba su ganadería.
Para moler el grano iban indistintamente a los molinos que había en Villel y en Libros.
Varios de sus vecinos iban a trabajar a las minas de arena y de caolín de Villel.
Arroyo del Juncal
Barranco de la Calza
Camino de Libros a Teruel
Coscoja
El Carrascalejo
El Estrecho
El Juncal
El Tormo
El Val
Fuente de Valera
Fuente de los Poyales
La Tabaira
La Serretilla
Las Hoyas
Los Poyales
Solana de las Masías
Villaplanos
**Son algunos topónimos de lugares comunes de El Campo que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Celebraban sus fiestas patronales el 23 de abril en honor a su patrón: San Jorge. Un acordeonista de Villastar era el encargado de amenizar el baile. Venía la juventud de Libros y Villel.
Algunos domingos y festivos se celebraba baile a nivel local en la escuela con música de guitarra y laúd que tocaban jóvenes del pueblo.
El cura venia de Libros a oficiar misa dos o tres veces al año.
De Libros también venia todos los días una maestra (doña Vitorina) que impartió clase durante varios años, era natural de aquel pueblo y por eso prefería ir y venir en vez de residir en El Campo. El desplazamiento lo hacía en el coche de línea hasta el desvío y el resto del camino andando.
El médico acudía desde Villel cuando la ocasión lo requería, en caso contrario era el enfermo el que se desplazaba hasta la cabecera del municipio.
También el veterinario venía de Villel.
A Villel se desplazaban a menudo pues allí había tiendas, farmacia, estanco y los jóvenes acudían los domingos al salón de baile o al cine.
La lejanía de Villel, el problema del agua y la búsqueda de una mejora en el modo de vida hizo empujar a los camperos rumbo a la emigración.
Se fueron para Zaragoza, Teruel o el Puerto de Sagunto entre otros lugares.
El matrimonio formado por Román y Dolores fueron los últimos de El Campo, estuvieron viviendo allí hasta últimos de los 70 o primeros de los 80.
Los camperos que un día se fueron y sus descendientes no olvidan el lugar que les vio nacer y siguen acudiendo para San Jorge todos los años para continuar la tradición de la fiesta y que no se pierda la memoria de la bonita aldea que fue El Campo.
Informantes: Vecinos de Villel (Conversación personal mantenida en un corrillo de tertulia).
Visita realizada en mayo de 2013 en compañía de Carlos Campillos y José Fragua.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Punto y aparte. Tarde primaveral. Temperatura fresca. El sol sale y se esconde varias veces. Mientras espero a los amigos que están por llegar voy dando un paseo. El naranja y el verde dominan toda la escena. Enseguida llama la atención el edificio de la escuela por su volumen y su hermosura. El interior no desentona sobre la belleza exterior. La ermita con su minúscula espadaña resalta de blancura. Se nota que el edificio está bien cuidado por los vecinos. La calle tiene forma de arco y al doblar es donde se asoman la mayoría de viviendas. Es preciosa. Algunas fachadas se han venido abajo y taponan la calle. Hay viviendas en buen estado. En el interior de alguna de ellas se pueden ver todavía las distintas estancias que conformaban la casa. Pero un cruel y devastador expolio y vandalismo ha pasado por ellas. Vuelvo a pasear tranquilamente por la calle deleitándome con sus placenteros rincones y fachadas. Voy hacía la parte de la escuela. Estando por aquí oigo voces, las personas que esperaba ya llegaron. Muy gratas sensaciones las que me ha dejado esta aldea. Tristeza y belleza van de la mano aquí.
Otra panorámica de El Campo. Por la arboleda que hay detrás discurre el río Turia.
Entrando a El Campo.
Precioso edificio de la escuela. La planta de arriba estaba destinada a vivienda de la maestra.
Interior de la escuela. Acudían también niños de las masías cercanas. Aquí dentro se realizaba en ocasiones el baile del día de la fiesta.
Hacía la ermita.
El blanco de la ermita de San Jorge resalta al lado del color anaranjado de las fachadas.
Ermita de San Jorge.
Calle de El Campo.
Escombros por el suelo. Fachadas enseñando su interior. Puertas abiertas. Lenta agonía para la hermosa aldea ribereña.
Tristeza y belleza en las fachadas traseras de las viviendas.
Calle de El Campo.
Escombros, vigas, cañizos. Algunas viviendas no aguantaron los embestidas de las inclemencias meteorológicas y se fueron al suelo.
Calle de El Campo.
Vivienda con patio delantero.
Viviendas por su parte trasera.
Hacia la escuela (al fondo).
Era de trillar.
Transformador de la luz.
Enhorabuena por el blog, sugiere un montón de cosas.
ResponderEliminarSaludos cordiales desde La Rioja.
Blanca
Sugiere muchas cosas, una mezcla de tristeza, melancolía, nostalgia, añoranza, admiración y belleza. Todas ellas van de la mano.
EliminarGracias por dejar tu comentario Blanca.
Saludos.
Precioso rincón que como no me pilla lejos quiza algun dia me decida a visitar. Gracias, Faustino. Un abrazo.
ResponderEliminarPues nada cuando te pille cerca no lo dudes y ve a visitarlo, te va a dejar una buena impresión.
EliminarUn abrazo David.
Hola Faustino, un placer recorre de tu mano estos pueblos. Siente uno nostalgia a ver esas casas vacías que un día estuvieron vivas. Me ha dado pena pasar por la escuela, antes llena de del griterío de los chavales.
ResponderEliminarUn abrazo y buena semana
Si es verdad que te embarga una sensación de nostalgia y melancolía imaginando lo que fueron y viendo lo que son.
EliminarLa escuela cuando estas dentro de ella parece que tuviera vida, haciendo trabajar un poco la imaginación es como si estuvieras viendo a los niños en clase.
Un abrazo Kay y los mismos deseos para ti.
Hola Faustino,bonita aldea turolense que visité hace unos meses ya que no me pilla lejos del pueblo al que voy (Gea de Albarracín),viendo las fotos me ha recordado el buén rato que pasamos una mañana investigando todos los rincones de las viviendas,de hecho tengo fotos en la pizarra de la escuela,como bién dices en tu comentario a katy,te embarga una sensación de nostalgia y melancolía viendo lo que es ahora e imaginando lo que fué en tiempos pasados,gracias a tus fotos y relatos tan bién detallados no dejas caer en el olvido tan bellas poblaciones,un abrazo,Roberto
ResponderEliminarEs una aldea que expresa mucho en su conjunto. Un pensamiento de ¿por que? se te viene a la mente. No merecía languidecer de esa manera una aldea tan hermosa.
EliminarComo ya la visitaste poco más te puedo decir sobre las sensaciones que se tiene estando allí.
Un abrazo Roberto.
Gracias por mostrarnos una nueva aldea, entre las buenas fotografias, y las sentidas descripciones que haces de ellas y de su entorno, nos transmites la añoranza y el recuerdo que se merecen estos preciosos rincones.
ResponderEliminarUn abrazo Faustino
Magdalena
Lo que siento en estos lugares es lo que intento transmitir en estos reportajes. Son lugares tristes y hermosos a la vez. Las fotos ya dan una buena idea de lo que transmite el lugar pero estando in situ allí se multiplican. A mi me encantó esta aldea de El Campo.
EliminarUn abrazo Magdalena.
Madremia pero que aldea tan linda me que daría en una piedre sentada horas y oras con templando esa al bolea y el río . Faustino en hora buena cada bes que veo un reportaje nuevo me sor prendes mas eres único como puedes en contrar esos sitios tan lindos: te segire siempre que pueda pues como sabes soy una fan tulla asta pronto querido a migo ¿ A'? soy natividad gilgarcia
ResponderEliminarUn buen rato me quedé sentado en una piedra contemplando desde el alto tanta belleza paisajistica que tenía a mis pies (la primera fotografía). Un deleite para la vista, dejar transcurrir el tiempo ensimismado con lo que estas viendo..
EliminarLo sé Nati que sigues mis reportajes con cariño, eres de las que siempre estas ahí.
Un abrazo muy grande, espero que nos podamos ver pronto.
Otro magnífico reportaje amigo Faustino.
ResponderEliminarBajo mi punto de vista, todos y cada uno de ellos son extraordinarios, todos llenos de vidas, recuerdos y sentimientos a veces hasta contradictorios y difíciles de expresar.
Los que somos hijos de pueblos deshabitados, "los que tuvimos que marchar", en mi opinión, siempre estaremos agradecidos al precioso trabajo que realizas.
Gracias y un abrazo Faustino.
Si estos reportajes tienen mucha calidad es gracias a personas como vosotros que habéis abierto de par en par vuestra memoria para que se pueda buscar el lado humano de estos pueblos antaño tan llenos de vida y hoy día yermos.
EliminarEntre todos estamos haciendo algo muy bonito que ira adquiriendo más valor según vayan pasando los años.
Gracias por tus emotivas palabras amigo Mariano.
Un abrazo grande.
Precioso sitio. Parece que la escuela ha estado operativa hasta hace poco.
ResponderEliminarYa lo creo que es precioso. La escuela ya hace años que no se da enseñanza en ella, lo que pasa que igual que el resto de la aldea sus antiguos vecinos han tratado de mantenerla cuidada en la medida de lo posible.
EliminarSaludos.
El río Turia, mi río de la infancia y en el que tanto disfruté. Me ha encantado la primera foto con todas las casas agrupadas, y esa en la que se ve una ventana de color azul con su visillo entrelazado
ResponderEliminarChoca ver lo bien cuidada que tienen la ermita con el contraste de las piedras caídas en medio de una de las calles.
Saludos
En Aragón TV ,hoy,antes de las 22:00 recorreremos sus calles y casas.....no sabía de su existencia, como tantos otros despoblados.La sensación que tengan los que antaño vivieran allí al verlo será inenarrable
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