La bonita aldea de Amunartia formaba parte de la Cuadrilla de Arrupia (la otra cuadrilla es la de Garay y en ellas se agrupaban las aldeas de Ojacastro según estuvieran en el margen izquierdo o en el margen derecho del río Oja).
Situado en la solana de un estrecho vallejo que forma el río Masoga, Amunartia llegó a contar con catorce viviendas, iglesia, escuela, ayuntamiento, horno y fragua.
El centeno era la principal producción de este pueblo, con numerosos árboles frutales como eran los manzanos y los cerezos.
El grano tenían que llevarlo a moler a Ojacastro o a Ezcaray indistintamente.
Las vacas y las ovejas conformaban la mayor parte del ganado amunartiense. Los corderos machos no se vendían al poco de nacer, sino que se esperaba a que tuvieran tres años y se hicieran carneros para venderlos a carniceros de Ojacastro.
Eran buenos productores de miel, producto que llevaban a vender junto con manzanas a pueblos como Quintanar de Rioja, Villarta, Viloria de Rioja o Grañon.
Algunas familias más necesitadas recogían leña de haya y bajaban a Ezcaray diariamente a venderla.
Desde finales de los años treinta tuvieron luz eléctrica en las casas proveniente de Ojacastro.
Sin embargo el agua no llegó nunca a las viviendas amunartienses y tenían que ir a buscarla a una fuente que había en el barranco Tunturriego.
A Ezcaray acudían todos los domingos pues allí había mercado y feria de ganado muy concurrida por gentes de toda la comarca. Se aprovechaba para comprar o vender corderos o cabritos, y comprar productos de primera necesidad que no tenían en la aldea como podía ser ropa, jabón, aceite o vino.
Y sino también se abastecían de lo que les traían vendedores ambulantes provenientes de Ezcaray y Ojacastro, como era el tío Teodomiro que con una burra iba vendiendo telas, hilos y paños o el tío Ratifa de Santo Domingo de la Calzada que acudía en tren hasta Ojacastro y desde allí se recorría andando todas las aldeas vendiendo cinturones, cordones y otros productos textiles o bien una mujer que venía desde Ojacastro montada a caballo vendiendo pescado.
El 25 de julio tenían la fiesta grande de Amunartia honrando a Santiago, su patrón.
La víspera se limpiaban bien todas las calles por donde iba a pasar la procesión. Este acto y una misa eran las ceremonias principales en el apartado religioso.
Venia muchísima gente de todos los pueblos, hasta de los más alejados como eran Anguta o Avellanosa.
"La gente que venía de otros pueblos el día de la fiesta al pasar junto a los cerezos aprovechaba para ponerse morado a comer cerezas debido a que había muchas en Amunartia". FÉLIX MATEO.
En la comida era costumbre sacrificar una oveja machorra en cada casa para agasajar a todos los invitados.
Ese día se ponía una taberna en la casa concejo y el baile se realizaba en una era o en una cuadra bien acondicionada si llovía.
En los tiempos más antiguos eran los gaiteros de Fresneda o de Eterna los encargados de la música y en Amunartia existían los danzantes, que iban bailando delante del santo en la procesión.
"Yo fui danzante en mis años mozos, pero luego esta costumbre se fue perdiendo poco a poco al ir emigrando los jóvenes". FÉLIX MATEO.
Cuando no había danzantes ya venía otro tipo de música con orquestas de Ezcaray y Ojacastro que con saxofón, clarinete, bombo y trompeta ya ejecutaban unos bailes más modernos.
En septiembre realizaban la fiesta de Gracias, cuando ya se había recogido la cosecha, se hacia dos días de fiesta, uno pagaba el ayuntamiento y otro los mozos.
También los amunartienses asistían en buen número a las fiestas de los pueblos de la comarca.
"Tengo unos recuerdos imborrables de ir con mi abuelo a las fiestas de Anguta (él era natural de allí), íbamos montados a caballo monte a través, había tres horas de trayecto, pero para un niño era algo mágico aparecer en un lugar apartado del que vivías, era una sensación especial estar tan lejos de casa, puesto que de niño apenas habías salido de Amunartia". FÉLIX MATEO.
Cada quince días se oficiaba misa en Amunartia, el cura venia desde Ojacastro (don Felicísimo), había que bajar a buscarle con caballería, primeramente venia don Saturnino montado en bicicleta desde Zorraquin.
"De niños íbamos a ver la bicicleta del cura al salir de misa que la tenia apoyada en la pared, nunca habíamos visto una bicicleta en Amunartia y nos llamaba la atención". FÉLIX MATEO.
El médico (don Eliseo) venia dos veces al mes a pasar consulta, había que ir a buscarle y llevarle una caballería para que pudiera subir al pueblo.
El veterinario venia desde Ojacastro, lo mismo que el cartero.
El capador llegaba desde Anguta y el herrero lo hacía desde Ezcaray.
"Había unas fincas de centeno que eran comunales, de todo el pueblo y con lo que se obtenía de la cosecha y posterior venta se sacaba para arreglar los desperfectos que pudiera haber en la iglesia, la escuela o el horno, y si sobraba algo se utilizaba para comprar vino para beber el martes de carnaval.
Cuando alguien se moría, después del entierro se reunían en la casa concejo y los familiares del difunto obsequiaban con pan y vino.
Cada mes estaba obligado un vecino a tener vino en la casa, se hacía por rotación y era para la gente que venía de paso o para algún acto que se hiciera en el pueblo, como si fuera una especie de taberna, incluso los jóvenes algún domingo o festivo si les apetecía echar unos tragos pues se dirigían a la casa en cuestión".
FÉLIX MATEO.
A pesar de la tranquila vida en el pueblo, la emigración ya estaba haciendo estragos en Amunartia, con la marcha primero de los jóvenes y después de los mayores, que se fueron buscando un mejor futuro de vida, principalmente a Logroño y a Bilbao.
El corazón de Amunartia dejó de latir en la primera mitad de la década de los 70 con la marcha de Juan Ortega y su familia, los últimos en marchar.
Años más tarde hubo un intento de compra del pueblo por parte de un hacendado de San Sebastián que tenía pensado montar allí una vaquería aprovechando los buenos pastos que se habían quedado tras el despoblamiento del pueblo, pero el proyecto no fraguó porque hubo dos o tres vecinos que no quisieron vender, y como esta persona quería comprar todo el pueblo y sus tierras al completo, se fue al traste la operación.
Agradecimiento para Félix Mateo, inolvidable mañana invernal recorriendo en su compañía las calles de Amunartia. A sus 86 años conserva una memoria prodigiosa. Un excelente y entretenido informante de su pueblo.
Visita realizada en compañía de Félix Mateo en enero de 2013.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Llegando a Amunartia.
Bonita perspectiva de los primeros edificios.
(ladrillo revestido de yeso). No se usó mucho como vivienda puesto que las maestras que solían ser chicas jóvenes preferían estar de patrona en alguna casa.
La última casa que se cerró en Amunartia.
La casa del tío Domingo, era la más pudiente del pueblo.
La casa del tío Isidoro.
Calle de Amunartia.
"Cuando el pueblo se quedó vacío se llevaron a Ojacastro los objetos de la iglesia, como eran las dos campanas, los santos, imágenes, ropa sacerdotal y un mantel para el altar que había sido donado por un emigrante. Pero si eché a faltar dos cajas de muertos que había siempre en un rincón de la sacristía y que según le oí contar a mi abuelo antiguamente cuando no había ataúdes servían para transportar a los fallecidos al cementerio y allí se les enterraba envueltos en sabanas, nunca se supo a donde fueron a parar". FÉLIX MATEO.
La escuela de Amunartia.
Ruinas del edificio que compartían la fragua y el horno.
Qué sorpresa tan grata ver que has estado por La Rioja, y cómo suelo decir muy bien documentado. Veo que tú buscas a algún vecino que te cuente cosas, yo me limito a recorrer los pueblos. Pero bueno, gracias a ti me informo bien
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada. También leí lo de "Existen los pueblos abandonados? y me hizo gracia lo que te comentaron de La Rioja
Un barazo
Hace cosa de un mes aproximadamente estuve por la zona de Ezcaray, ya había metido anteriormente el reportaje de Altuzarra (no se si lo verías) y próximamente habrá alguno más.
EliminarYa vi tus reportajes sobre estas aldeas y fue lo que me animó a volver por esta comarca.
En cuanto a lo del articulo, pues tal como lo cuento, semejante burrada me soltó el tío, ¡ Madre mía !
Saludos.
Me gusta mucho la casita del tío Isidoro y su ubicación. Parece que la puerta y la ventana de la fachada aún se conservan en buen estado.
ResponderEliminarDebió de ser un pueblecito precioso.
Gracias Faustino, por esta afición tuya tan bonita, y que muchos-as compartimos.
Un abrazo
Doña Umé veo que tienes buen ojo al fijarte en esa casa, es la que mejor conservada se encuentra puesto que esta mantenida por sus propietarios.
EliminarAmunartia si debió ser precioso cuando estaba con vida y aun lo sigue siendo de forma distinta ahora que esta apagado.
Gracias por tu comentario y que sigas disfrutando con los reportajes.
Saludos.
su propietario es mi tío dueño de todo el pueblo
EliminarQue interesante la charla con Felix, como me hubiera gustado poder estar en tan delicioso paseo...
ResponderEliminarSaludos.
Es una de las cosas más gratificantes que te puedes encontrar, al placer de pasear por un pueblo deshabitado le sumas el recorrerlo con alguien que vivió allí, pues que más se puede pedir.
EliminarSaludos.
Una vez más hay que felicitarte, Faustino. Ya no es solo mostrar un pueblo deshabitado en su estado actual, o identificar sus edificios; lo importante es esa excelente labor de salvaguarda de la memoria de estos lugares; memoria esta que a corto plazo se extinguirá para siempre en lugares como este de la Rioja.
ResponderEliminarDe todo el relato que aquí haces lo que más me ha impactado es el hecho de que las cajas de muertos las utilizasen tan solo para llevarlos hasta el cementerio, y que allí los sacasen de la caja para enterrarlos simplemente envueltos en una sábana, ¡y aún pensábamos que el reciclaje es invento de ahora!.
Lo dicho, excelente entrada. Felicidades.
Gracias Fernando por tus palabras, si es verdad que ha quedado un muy buen reportaje, pero hay que decir que tuve un excelente informante para hablar de Amunartia y con lo que comentas de las cajas de muertos yo destacaría el gran funcionamiento de la tradición oral, esta persona se lo oyó contar a su abuelo, como este a su vez lo oiría de algún antepasado suyo.
EliminarSaludos.
Magnífico lugar y gran reportaje.
ResponderEliminarEnhorabuena
Un saludo
W.
Gracias White.
EliminarSaludos.
Mi tía Carmen fue la última en irse de Amunartia. Se quedó todo un año viviendo sola hasta que mi madre se la trajo a vivir con nosotros a Avellanosa. La tía Carmen era hermana de mi abuelo Félix, padre de mi madre, Justa. El tío Pablo era el marido de mi tía Carmen.
ResponderEliminarYo estuve en Amunartia cuando tenía ocho años en las fiestas de Santiago. Tengo bien grabado en la memoria la imagen del pueblo.
Hola Faustino:
ResponderEliminarNo sabes lo que el abuelo Félix va a disfrutar leyendo tu articulo.
Has sabido reflejar los momentos en los que el abuelo nos habla de sus claros recuerdos en Amunartia.
Realmente es un buen anfitrión de lo que un día fue un bonito lugar donde vivir.
muchísimas gracias por tu articulo!!!
Hola Silvia.
EliminarLe das un abrazo muy grande de mi parte a Félix. Pasé una mañana en su compañía de esas que quedan para siempre en el recuerdo, fue un excelente guía de todos los rincones de Amunartia. He encontrado muy buenos informantes en mis visitas a los despoblados, pero lo digo sinceramente, Félix ha sido de los mejores.
La calidad del reportaje es gracias a él.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
muchas gracias faustino!gracias por agradecer la visita con mi abuelo felix!!! es un orgullo tener plasmado las historias que nos cuenta de su pasado. Muchisimas gracias!!
ResponderEliminarLeticia, no podía menos que ser agradecido con la persona que se brindó sin dudarlo a acompañarme y enseñarme todos los rincones de Amunartia. Explicando con detalle cada paso que dábamos, Felix disfrutaba contando sus recuerdos y yo estaba encantando escuchando tanta sabiduría.
EliminarGracias por tu comentario.
Saludos.
Mi tia fue maestra de este pueblo. Sospecho que a finales de los 60 o principios de los 70 como maximo. Por aquel entonces supongo que ya se estaba reduciendo la poblacion. Nos contaba que eran gente muy humilde. Que gracia ver la casa de la maestra donde debio estar ella, y lo que queda de la escuela donde dio clases!
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