Sotillos de Caracena (Soria)


Pueblo situado sobre un altozano, en la vertiente norte de la sierra de Pela, perteneciente al municipio de Montejo de Tiermes.
Doce viviendas componían Sotillos de Caracena, en un entorno duro, de clima frío y tierra poco productiva

"Era un clima muy severo el que padecíamos por aquellos años, el pueblo está a bastante altitud (1255 metros), caían nevadas de quince días, había que abrir una vereda para salir de las casas, las ovejas metidas en las majadas sin poder salir, había que tener buen aprovisionamiento de hierba y hojas para dárselo a los animales. Y cuando no nevaba, estaba el viento que nos daba por todos los lados, al estar el pueblo sobre una colina y no tener resguardo de ningún monte pues era diario el batir del viento". ÁNGEL BARRIO.

Las ovejas eran el principal sustento en la ganadería y el cereal (trigo, centeno, cebada) lo era en la agricultura.

San Miguel era el patrón de Sotillos, al que celebraban fiesta el día 29 de septiembre. Duraban dos días y comenzaban con una diana por las calles de mañana temprano anunciando el inicio de las fiestas, acto seguido misa y procesión con el santo, un pequeño baile a mediodía, para llegar a la hora de la comida donde era costumbre matar un cordero en esos días para compartir con familiares y allegados venidos de fuera, y por la tarde-noche más baile a luz de los candiles en la plaza. Los gaiteros de Noviales (los Marcotes), con dos gaitas (dulzainas) y tambor eran los encargados de animar con su música a todo el personal que allí se juntaba (venían gentes de Pedro, Manzanares y Montejo sobre todo) y donde no faltaba nunca el tabernero de Pedro que instalaba allí un tenderete, para vender cervezas y refrescos.

Don Jesus, el cura venia a caballo desde Pedro a oficiar misa cada tres domingos. De Pedro también venia el cartero y a lo último venia de Rebollosa de Pedro.
El médico y el veterinario llegaban desde Montejo de Tiermes, de donde también venia el herrero.
A Pedro había que llevar el grano a moler para poder hacer el pan, más tarde ya iban a Montejo a comprar el pan y en general cualquier producto que necesitaran debido a que en Montejo había de todo, para alguna compra más grande se desplazaban al pueblo segoviano de Ayllón, distante a unas cuatro horas de camino aproximadamente, donde adquirían ropa, calzado, hortalizas para el huerto entre otras necesidades.
Aunque raro era el día que por el pueblo no pasara algún transeúnte como vendedores ambulantes, molineros, quinquilleros, cesteros, afiladores, hojalateros, gallegos (realizaban trabajos de albañilería), etc.
A las fiestas de Manzanares y Pedro, que eran los pueblos más cercanos no faltaban los jóvenes sotillanos, que también se entretenían en la plaza jugando a la tanguilla o a los bolos.

Todos los pueblos de la sierra de Pela fueron castigados terriblemente por la despoblación (Montejo, la cabecera, llegó a contar con seiscientos habitantes y en la actualidad a duras penas llegan a treinta), así que Sotillos por ser de los más aislados le afectó más de lleno.

"La tierra ya no daba para vivir, no rendía el trabajo, estábamos mal comunicados, no había más que un camino de caballería, la luz y el agua no llegaron nunca a las casas. Así que ante esta situación los jóvenes se fueron marchando primero a buscarse la vida en las capitales (a Madrid y Barcelona casi a partes iguales se fueron los sotillanos) y acabaron llevándose con ellos a sus padres.
Nosotros ya nos quedamos los últimos puesto que se marcharon los de Elías y los de Doroteo. Al morir mi padre ¡que hacíamos ya mi hermana (Paulina) y yo solos en el pueblo! Yo estaba todo el día fuera trabajando para un ganadero de la zona y se quedaba mi hermana sola, así que nos marchamos también, el año no lo recuerdo exactamente, sobre el 69 año arriba, año abajo". ÁNGEL BARRIO.


Informante:
-Ángel Barrio de la Morena, antiguo vecino de Sotillos (Conversación personal mantenida en un establecimiento de hostelería de Montejo).


El reportaje está abierto a poder ser ampliado. Si eres nacido o has vivido en Sotillos y quieres aportar tus recuerdos, anécdotas o vivencias escríbeme al correo electrónico que hay en la columna de la derecha o facilitame alguna manera de contactar. Gracias.

Visitas realizadas en mayo de 1993, abril de 1995 y noviembre de 2012.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Entrando a Sotillos de Caracena por el camino de Tiermes.




Llegando a Sotillos por el camino de Pedro.




La casa del tío Agustín, detrás la iglesia.
Faustina De La Morena fue la última persona que habitó la vivienda. Lo hizo hasta el año 55 en que se marchó a Madrid con su hija Filomena.



La iglesia parroquial de San Miguel.




Interior del templo. Altar lateral. Altar mayor. Artesonado de madera del techo. Púlpito.



Subiendo a la plaza por la calle de la iglesia.




Entrando a la plaza por la calle Real, a la derecha la casa del tío Doroteo, una de las que aguantó hasta el final.



La casa del tío Doroteo. Fue la última que se construyó en Sotillos, sobre 1945.
Vivió en ella el matrimonio formado por Modesta De la Morena y Doroteo Vicario. Tuvieron seis hijos: Paquita, Felicitas, Paquito, Constantino, Pedro y Luis.
La familia emigró a Madrid.



La preciosa plaza mayor de Sotillos de Caracena. Más de la mitad de las viviendas del pueblo tenían la fachada a esta plaza. Buen escenario para bailar con los gaiteros de Noviales.



Plaza Mayor. De frente la casa del tío Florentino. Al fondo la casa del tío Agustín y detrás la espadaña de la iglesia.



Bonitas fachadas en la plaza Mayor. Las casas del tío Justo y del tío Nicanor.
En esta última vivió el matrimonio formado por Nicanor De la Morena y Francisca Andrés. Ambos fallecieron en el pueblo y los hijos emigraron a Madrid.



En la plaza también estaba la última vivienda que se cerró en Sotillos de Caracena: la casa del tío Tomás.



Calle Real.




La escuela de Sotillos de Caracena. Alrededor de una decena de niños acudían a ella. Estaba situada en la planta de arriba, quedando la planta baja para el ayuntamiento.



La casa del tío Elías, una de las últimas que se cerró en el pueblo.



Precioso dintel sobre la puerta de acceso a la casa del tío Elías.



Calle Real.

16 comentarios:

  1. Qué bonito!! Interesante historia y buenas fotos ¡¡Saludos!!

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    1. Bonito es todavía, a pesar del deterioro que lleva con el paso de los años. Su particular y pequeña historia es muy interesante, como la de todos estos lugares.
      Gracias por tu comentario.
      Saludos.

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    2. Muchas gracias por tan valiosa información. Lo visitaremos pronto y podremos verlo con otros ojos. Un cordial saludo.

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  2. Como cuenta Angel no hay duda de que tenía que ser muy dura la vida allí; nieve, viento, frío...
    Solo hay que ver en la primera imagen los molinos de viento que han instalado allí, por algo los han puesto precisamente allí.

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    1. Esta parte en particular de Soria que linda con la provincia de Segovia y Guadalajara es de clima muy duro.
      Doy fe del tremendo viento que azota Sotillos porque lo viví el día que estuve allí, esta en alto pero sin estar protegido, por lo que las ´´ventanas´´ las tienen permanentemente abiertas. Tuve dificultad para hacer las fotos, con eso esta todo dicho.
      Saludos.

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  3. Doy fe ,Faustino,el medico iba desde Montejo; años 80,hacia Noviembre una de mis primeras sustituciones Montejo de Tiermes ,4 dias,(me dijeron ,tranquilo alli nunca pasa nada).Al dia siguiente aviso desde Pedro por posible infarto ,cogete el coche ,tiermes -Sotillo y a llegar a Pedro,y no veas el apuro para llamar a la ambulancia ,que tuviera que llegar hasta alli y que no fuera nada ..En fin ,al final vino la ambulancia a regañadientes y el hombre quedo ingresado en Soria.Por cierto yo no tuve nada que ver en la despoblacion de Sotillo,je,je ,ya estaba despoblado para aquellas fechas

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  4. Ya no queda nada,se han llevado hasta los marcos de las ventanas y puertas, sólo las piedras y alguna reja de hierro han dejado.
    Ahora mismo aquí nos está haciendo mucho aire, de esos que silban, y leyendo lo que te contó Ángel me ha hecho ponerme en su lugar

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    1. El expolio fue peor que la peste en aquellos años, se llevaban todo aunque no les sirviera para nada.
      Te puedo decir que en pocos lugares he sentido el viento con tanta fuerza como en Sotillos de Caracena.
      Saludos amiga.

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  5. Un estupendo reportaje, visité Tiermes pero de haber sabido de Sotillo hubiera ido. Me gusta especialmente el color de la piedra de las casas, espero volver a Tiermes y aprovechar para ir a Sotillo.
    Saludos

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    1. Gracias amiga Atazina por tus palabras. Recomendable la visita a Sotillos y algún despoblado más que hay en ese olvidado rincón soriano como es la sierra de Pela.
      Si es verdad que el color anaranjado de los edificios le da un plus de belleza al lugar, si a eso le añades su ubicación, su soledad, alejado de cualquier ruta y el silencio que allí se escucha hacen del pueblo un sitio muy placentero, a pesar del viento.
      Saludos.

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  6. Soria fria Soria pura cabeza de Extremadura

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  7. Gracias por hacer que recordemos nuestra infancia

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  8. BUENO PUES YA NO LO TOQUEIS MUCHO QUE DENTRO DE POCO LOS HEREDEROS ESTAREMOS ALLI PARA RESTAURARLO Y PONERLO COMO DIÓS MANDA, INCLUIDA LA CAPILLA, MAS QUE IGLESIA, ESPERO QUE EL CARRO SIGA ALLI.

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  9. Este fin de semana me toca visitar ese pueblo, aprovechando que voy a ver teatro al yacimiento de Tiermes. Gracias por la información aportada.

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  10. Francisco García Marquinamiércoles, 21 abril, 2021

    Soy Francisco García Marquina, autor del reportaje sobre Hontanillas en la revista Blanco y Negro nº 2911 del 17 de febrero de 1968. He entrado en este blog tan interesante y os digo, tanto a Faustino Calderón como a los lectores y comentaristas que pueden disponer libremente de los textos e imágenes que allí aparecen, sin más condición que citar la autoría de los mismos. Un cordial saludo.

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  11. Al cura le llamaban el tío lechuga
    La profesora doña Amalia tenía una hija que se Llamaba Calla y luego un hijo Vidal y otra Irene la pequeña.
    La casa pegada a la maestra era del Tío Manuel apodado el tío chorras, y su mujer Sebastiana y eran mis bisabuelos.
    A la vuelta en un callejón vivía Quintín, hijo del Tío Lorenzo y la Tía Juliana apodada la picotera.

    En la calleja la fuente siempre había culebras. Mi madre conoció a Ángel “Angelito” con 4 años. Elena, Dionisia, Donata, Consuelo y mi madre Manola eran el grupo de amigas.

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