La Bastida de Bellera es un pueblo deshabitado perteneciente al municipio de Sarroca de Bellera. Se encuentra situado en una colina en las alturas del valle de Bossia o de Bellera.
Curioso pueblo por la disposición urbanística en el que casi todas las viviendas asomaban a una plaza de forma semicircular, por lo que las casas presentaban una estructura en forma de botella, estrechas en la entrada expandiéndose hacia el interior. Doce viviendas componían esta otrora importante población, hoy día reducida casi en su totalidad a escombros. Una calle recorría el pueblo desde la plaza hasta la iglesia.
Trigo, cebada y algo de patatas eran las principales cosechas en un terreno muy quebrado y abancalado.
"En cierta ocasión cuando éramos niños unos parientes que teníamos en Barcelona nos hicieron una visita al pueblo y nos trajeron un balón para jugar. Pues el balón solo duró un día porque en los primeros balonazos que dimos se fue rodando barranco abajo y ya no volvimos a saber de él. Es que no había apenas plano en el pueblo". JAUME MOLI.
El ganado se repartía casi por igual entre vacas, cabras y ovejas.
Llegaron a conocer la luz eléctrica pero solo cuando ya quedaban tres familias viviendo en el pueblo. Para sufragar la acometida se hizo una buena venta de leña aprovechando la gran cantidad de robles y encinas que había y con lo recaudado y una aportación que hizo la Diputación, la Bastida pudo disfrutar de este servicio en sus últimos años de vida. No ocurrió lo mismo con el agua que no solo no llegó nunca a las casas sino que fue uno de los grandes quebraderos de cabeza de los vecinos de la Bastida debido a que la fuente se secaba con frecuencia. Ello era debido a que la canalización que traía el agua se atascaba con algún pequeño desprendimiento subterráneo de cal que taponaba los conductos. Por lo que la gente tenía que ir a buscar el agua al nacimiento además de tener que limpiar la tubería del agua a menudo para desatascarla.
"Los bueyes de la Bastida una semana comen y otra beben". (Dicho popular).
La Festa Major era el día 20 de enero en honor a su patrón Sant Sebastià. Fiestas que luego repetían el cuarto domingo de septiembre y el lunes posterior. No había procesión y los actos consistían en una misa, una comida con los parientes venidos de fuera y el baile en la plaza a la luz de los candiles de carburo amenizados unas veces por un acordeonista de Isona y otras veces por un acordeonista de Cabdella.
La escuela la tenían en una dependencia de la rectoria.
"Había escuela pero pagada por nuestros padres, se contrataba a alguna muchacha que estuviera estudiando Magisterio pero que todavía no ejerciera y así nos daban clases, a ella le venía bien porque se sacaba algún dinerillo y a nosotros también porque nos evitaba tener que bajar a la de Sarroca. Venían aquí también los niños de Larén, Santa Coloma y Erdo". JAUME Y ÁNGEL MOLI.
El cura subía desde Sarroca de Bellera, lo mismo que el cartero mientras que el medico y el herrero venían desde Senterada.
Sarroca y Senterada eran sus dos salidas naturales al exterior y así iban indistintamente a cualquiera de los dos pueblos a moler el grano como a coger el coche de linea cuando se tenían que desplazar a La Pobla de Segur, aunque en Senterada había ya buen comercio en esos tiempos y allí se abastecían de todo porque vendedores ambulantes subían pocos por la Bastida.
"Apenas recuerdo a un señor de Lluça en un burro que vendía ropa, hilo, paños, agujas y demás cosas de este tipo, también me acuerdo de unas señoras que venían de Erinyà en un burro vendiendo cerezas de extraordinaria calidad. A este respecto teníamos un chascarrillo con ellas pues cuando la cosecha había sido excelente y traían en buena cantidad se les preguntaba: - ¿De dénde vienen las buenas señoras?, a lo que ellas respondían muy ufanas: ¡DE ERINYÀ PER DEU! alargando mucho la frase y con buen tono de voz, pero la cosa cambiaba si la cosecha había sido floja y traían poca cantidad, con la misma pregunta, la respuesta de las señoras era la misma: De Erinyà per deu, pero ya cambiaba el tono y la pronunciación de la frase, pero siempre dentro de un ambiente de buena armonía y buen trato, simplemente por bromear con ellas". JAUME MOLI.
Así transcurrían los años en la Bastida pero la emigración se iba haciendo notar tanto en el pueblo como en todo el municipio de Sarroca de Bellera y el pueblo fue mermando de población poco a poco en los años 50.
"Era una vida muy dura, al problema del agua se añadía que no teníamos caminos de acceso, estábamos mal comunicados, la pista que llegó al pueblo se hizo cuando ya no quedaba nadie viviendo en La Bastida. Solo había caminos de caballerías. Se ensanchó un poco el camino desde Erdo hasta aquí a punta de pico y pala para que pudieran venir el cura y el médico que subían en moto, pero no se podía hacer nada con maquinaria. Aun así hay que decir que nosotros vivíamos muy felices en el pueblo y estábamos bien pero es que no conocíamos otra cosa, pero todo hay que reconocerlo era muy dura la vida en la Bastida".
JAUME Y ÁNGEL MOLI.
Así la gente fue vendiendo el ganado y se fueron marchando hacia Barcelona y Lleida principalmente, siendo Dolores Buñech de Casa Junico, casada de segundas y sus hijos los últimos que se marcharon de La Bastida de Bellera hacia el año 1964 aproximadamente
Informantes: Jaume y Ángel Moli de Casa Pallarès (Conversación personal mantenida con ellos a la puerta de su casa)
Visita realizada en noviembre de 2011.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Vista del pueblo cuando se accede por el camino de Senterada.
Plaza mayor de La Bastida de Bellera. En forma de media luna, a ella daban casi todas las viviendas del pueblo (Casa Junico, Casa Guillen, Casa Magi, Casa Ricou, Casa Magi vella, Casa Mateu, Casa Pallarès y Casa Antoni).
Casa Junico, la última vivienda que se cerró en el pueblo. A la derecha Casa Guillen y Casa Magi.
Bajo Casa Ricou se situaba el pasadizo conocido popularmente como la Caisa y donde empezaba la única calle del pueblo (Les voltes) que bajaba hasta la iglesia.
Interior de la parroquial. Altar mayor al fondo. De su importancia daba cuenta que llegó a tener siete capillas laterales.
Interior de la parroquial. Puerta de acceso y coro elevado por encima. Huecos vacíos donde estaba la pila bautismal y la pila de agua bendita.
La torre de la iglesia se confunde entre la cantidad de ¨muñones¨ de las diferentes edificaciones.
Vista que tenían los vecinos de la Bastida de todo el valle, Sarroca de Bellera abajo y Vilella en posición más elevada a la derecha.
Curioso pueblo por la disposición urbanística en el que casi todas las viviendas asomaban a una plaza de forma semicircular, por lo que las casas presentaban una estructura en forma de botella, estrechas en la entrada expandiéndose hacia el interior. Doce viviendas componían esta otrora importante población, hoy día reducida casi en su totalidad a escombros. Una calle recorría el pueblo desde la plaza hasta la iglesia.
Trigo, cebada y algo de patatas eran las principales cosechas en un terreno muy quebrado y abancalado.
"En cierta ocasión cuando éramos niños unos parientes que teníamos en Barcelona nos hicieron una visita al pueblo y nos trajeron un balón para jugar. Pues el balón solo duró un día porque en los primeros balonazos que dimos se fue rodando barranco abajo y ya no volvimos a saber de él. Es que no había apenas plano en el pueblo". JAUME MOLI.
El ganado se repartía casi por igual entre vacas, cabras y ovejas.
Llegaron a conocer la luz eléctrica pero solo cuando ya quedaban tres familias viviendo en el pueblo. Para sufragar la acometida se hizo una buena venta de leña aprovechando la gran cantidad de robles y encinas que había y con lo recaudado y una aportación que hizo la Diputación, la Bastida pudo disfrutar de este servicio en sus últimos años de vida. No ocurrió lo mismo con el agua que no solo no llegó nunca a las casas sino que fue uno de los grandes quebraderos de cabeza de los vecinos de la Bastida debido a que la fuente se secaba con frecuencia. Ello era debido a que la canalización que traía el agua se atascaba con algún pequeño desprendimiento subterráneo de cal que taponaba los conductos. Por lo que la gente tenía que ir a buscar el agua al nacimiento además de tener que limpiar la tubería del agua a menudo para desatascarla.
"Los bueyes de la Bastida una semana comen y otra beben". (Dicho popular).
La Festa Major era el día 20 de enero en honor a su patrón Sant Sebastià. Fiestas que luego repetían el cuarto domingo de septiembre y el lunes posterior. No había procesión y los actos consistían en una misa, una comida con los parientes venidos de fuera y el baile en la plaza a la luz de los candiles de carburo amenizados unas veces por un acordeonista de Isona y otras veces por un acordeonista de Cabdella.
La escuela la tenían en una dependencia de la rectoria.
"Había escuela pero pagada por nuestros padres, se contrataba a alguna muchacha que estuviera estudiando Magisterio pero que todavía no ejerciera y así nos daban clases, a ella le venía bien porque se sacaba algún dinerillo y a nosotros también porque nos evitaba tener que bajar a la de Sarroca. Venían aquí también los niños de Larén, Santa Coloma y Erdo". JAUME Y ÁNGEL MOLI.
El cura subía desde Sarroca de Bellera, lo mismo que el cartero mientras que el medico y el herrero venían desde Senterada.
Sarroca y Senterada eran sus dos salidas naturales al exterior y así iban indistintamente a cualquiera de los dos pueblos a moler el grano como a coger el coche de linea cuando se tenían que desplazar a La Pobla de Segur, aunque en Senterada había ya buen comercio en esos tiempos y allí se abastecían de todo porque vendedores ambulantes subían pocos por la Bastida.
"Apenas recuerdo a un señor de Lluça en un burro que vendía ropa, hilo, paños, agujas y demás cosas de este tipo, también me acuerdo de unas señoras que venían de Erinyà en un burro vendiendo cerezas de extraordinaria calidad. A este respecto teníamos un chascarrillo con ellas pues cuando la cosecha había sido excelente y traían en buena cantidad se les preguntaba: - ¿De dénde vienen las buenas señoras?, a lo que ellas respondían muy ufanas: ¡DE ERINYÀ PER DEU! alargando mucho la frase y con buen tono de voz, pero la cosa cambiaba si la cosecha había sido floja y traían poca cantidad, con la misma pregunta, la respuesta de las señoras era la misma: De Erinyà per deu, pero ya cambiaba el tono y la pronunciación de la frase, pero siempre dentro de un ambiente de buena armonía y buen trato, simplemente por bromear con ellas". JAUME MOLI.
Así transcurrían los años en la Bastida pero la emigración se iba haciendo notar tanto en el pueblo como en todo el municipio de Sarroca de Bellera y el pueblo fue mermando de población poco a poco en los años 50.
"Era una vida muy dura, al problema del agua se añadía que no teníamos caminos de acceso, estábamos mal comunicados, la pista que llegó al pueblo se hizo cuando ya no quedaba nadie viviendo en La Bastida. Solo había caminos de caballerías. Se ensanchó un poco el camino desde Erdo hasta aquí a punta de pico y pala para que pudieran venir el cura y el médico que subían en moto, pero no se podía hacer nada con maquinaria. Aun así hay que decir que nosotros vivíamos muy felices en el pueblo y estábamos bien pero es que no conocíamos otra cosa, pero todo hay que reconocerlo era muy dura la vida en la Bastida".
JAUME Y ÁNGEL MOLI.
Así la gente fue vendiendo el ganado y se fueron marchando hacia Barcelona y Lleida principalmente, siendo Dolores Buñech de Casa Junico, casada de segundas y sus hijos los últimos que se marcharon de La Bastida de Bellera hacia el año 1964 aproximadamente
Informantes: Jaume y Ángel Moli de Casa Pallarès (Conversación personal mantenida con ellos a la puerta de su casa)
Visita realizada en noviembre de 2011.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Vista del pueblo cuando se accede por el camino de Senterada.
Entrando a La Bastida.
Plaza mayor de La Bastida de Bellera. En forma de media luna, a ella daban casi todas las viviendas del pueblo (Casa Junico, Casa Guillen, Casa Magi, Casa Ricou, Casa Magi vella, Casa Mateu, Casa Pallarès y Casa Antoni).
Casa Junico, la última vivienda que se cerró en el pueblo. A la derecha Casa Guillen y Casa Magi.
Puerta de Casa Junico.
Casa Ricou, era la más pudiente del pueblo.
Bajo Casa Ricou se situaba el pasadizo conocido popularmente como la Caisa y donde empezaba la única calle del pueblo (Les voltes) que bajaba hasta la iglesia.
La iglesia parroquial de Sant Sebastià.
Interior de la parroquial. Altar mayor al fondo. De su importancia daba cuenta que llegó a tener siete capillas laterales.
Interior de la parroquial. Puerta de acceso y coro elevado por encima. Huecos vacíos donde estaba la pila bautismal y la pila de agua bendita.
La calle Les Voltes subiendo desde la iglesia a la plaza.
Bajos de Casa Casolà y torre de la iglesia.
La torre de la iglesia se confunde entre la cantidad de ¨muñones¨ de las diferentes edificaciones.
Trasera de Casa Antoni.
La fuente de La Bastida.
Vista que tenían los vecinos de la Bastida de todo el valle, Sarroca de Bellera abajo y Vilella en posición más elevada a la derecha.
Hoy, por primera vez he estado en Cérvoles (otro pueblo situado al otro lado del valle) . Desde allí, a lo lejos, he visto las ruinas de este pueblo y al llegar a casa lo primero que he hecho ha sido irformarme sobre su nombre e historia. Es una pena que este haya sido su final. Su magnífica situación, le ha perjudicado para su supervivéncia.
ResponderEliminarHola. Soy un enamorado de la zona. Mi padre llego a trabajar en la cementera de Xerallo (de hecho sus cenizas estan esparcidas desde lo alto de Castelgermá) . Despues emigro a Zaragoza donde yo naci. Como mis tios (que tambien trabajaron algunos en la fabrica y otros en Enher) conservaron casa en Xerallo y Sarroca, he podido pasar inolvidables veranos de infancia en este entorno. Ahora, aficionado a lo moto de campo, hice este puente de agosto una fantastica ruta que os cuento: Partiendo de Senterada, Burguet, Cervoles, Adons, Corroncui, Sentis, Les iglesies, Buira, Erdo, La bastida de Bellera y vuelta a Senterada. Pare unos minutos en la Bastida embargado por la sensacion de belleza y soledad. Comentaros que alguien ha rehabilitado una casa y habia algun coche. En definitiva estoy esperando volver cuanto antes a estos preciosos y nostalgicos parajes. Un cordial saludo y felicitacion por el blog.
ResponderEliminarFdo. Miguel Angel Romera.. romeramartin67@gmail.com
Pues te hiciste un recorrido guapo si anduviste por Les Eglesies y demás pueblos de la zona.
EliminarBuena noticia es que en La Bastida hayan rehabilitado una casa porque el pueblo estaba muy machacado.
Que la próxima excursión por la zona te sea tan placentera como te ha sido esta.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
muy gracioso el comentario del balón que se cae por el barranco.
ResponderEliminarSaludos.
Este fin de semana he subido a La Bastida de Bellera andando desde Senterada por antiguo camino que daba acceso al pueblo, Son unos 5 kms de subida, con preciosos bosques de enzinas y fabulosas vistas. A un kilómetro antes de llegar al pueblo nos hemos desviado un poco a la derecha hasta alcanzar el Puente del Diablo, es un parage impresionante y muy desconocido. Al llegar al pueblo lo primero que ves es la torre de la iglesia con el campanario medio caido. En el interior de la calle principal prácticamente no se puede entrar por la cantidad de vegetación que hay. Me senté un buen rato en un prado al lado de la plaza y no podía dejar de pensar e imaginar la actividad del pueblo a principios del siglo pasado. Solo con ver la iglesia se puede adivinar que era un pueblo importante. He de confesar que soy un enamorado y un nostalgico de la zona.
ResponderEliminarYo no he visto ninguna casa rehabilitada, únicamente hay una pequeña edificación de unos 8 m2 en la plaza, que creo que sirve de refugio para algún pastor, por los alrederores del pueblo pastan vacas y terneros.
ResponderEliminarExcelen reportatge, era el poble de la meva mare. Fa molta pena veu-rel en aquest estat.
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