Pueblo al que la guerra civil le marcó un antes y un después. Fue línea del frente durante la contienda y su población tuvo que ser evacuada en su totalidad hacia el cercano pueblo de Alarilla. Lo que había sido un buen pueblo con cuarenta viviendas, iglesia, ayuntamiento, escuela, con luz eléctrica, buenas tierras quedo reducido a la nada. Al terminar la guerra apareció por allí Regiones Devastadas, organismo creado por las autoridades franquistas dedicado a evaluar daños que se habían producido en las zonas de combate y cuáles eran los edificios susceptibles de rehabilitar. Así en Valdeancheta se tomó la decisión de derribarlo por completo, tal era el estado en que había quedado. Solo se salvó los restos de la iglesia y el edificio del ayuntamiento-escuela, ambos en mal estado y ya no volvieron a tener uso nunca. Durante dos años este organismo se dedicó a escombrar el pueblo con trabajadores venidos de Espinosa de Henares y de otros pueblos cercanos. A los pocos años de marchar Regiones Devastadas, algunos vecinos de Valdeancheta que andaban dispersos por varios lugares decidieron volver a su pueblo debido a que allí tenían las tierras.
Así fue como empezó la segunda vida para Valdeancheta. Se edificaron las nuevas viviendas en la parte baja del pueblo donde estaban antiguamente las bodegas. Unas 15 viviendas se construyeron, la iglesia no se reconstruyó pues estaba en mal estado, lo mismo que la escuela, por lo que los niños tuvieron que ir andando una hora diariamente para asistir a la de Espinosa de Henares. Se dedicaron principalmente al cultivo de cereal (trigo, cebada, avena) y a la ganadería con rebaños de ovejas para la cría del cordero. Corderos muy solicitados por carniceros que venían desde Cogolludo y Tórtola de Henares a comprarlos.
Las fiestas patronales de San Agustín el 28 de agosto ya no volvieron a ser las de antaño.
"Al no tener iglesia no se celebraba nada, ni misa ni procesión, ni tampoco había baile, era casi como un día cualquiera, pero guardábamos ese día de fiesta que se veía reflejado en la comida si venían familiares de fuera. Solamente durante tres años subió un cura de Espinosa de Henares a oficiar una misa al aire libre". DOMINGO MAGRO.
Tuvieron que volver a la luz de los candiles de carburo, pues si bien antes de la guerra si había luz eléctrica, con los daños allí producidos se dañaron todas las instalaciones. En los años 50 estuvieron a punto de tener luz otra vez en el pueblo, pero el robo de todo el cableado y material cuando ya estaba todo a punto hizo que la luz pasara de largo por Valdeancheta.
"El médico venia de Alarilla dos días a la semana y el veterinario venia de Humanes.
El cartero (Luciano) era natural de aquí pero vivía en Espinosa y venia andando a traer la correspondencia a Valdeancheta y a Copernal. De Espinosa también venia el barbero (Manolo) una vez a la semana.
Vendedores ambulantes tampoco faltaban por el pueblo, como el tío Esteban que venía desde el pueblo de Hita con una mula vendiendo todo tipo de telas, de Alarilla venia el tío Chaparro con un burro vendiendo arroz, judías entre otras cosas y a su vez compraba huevos, de Humanes venia otro vendedor con un caballo vendiendo lechugas, zanahorias y otras hortalizas que traía en un serón, de Espinosa de Henares venia el panadero con una mula, también Isabelita que iba con una moto vendiendo carne, el pescadero con dos burros y luego ya su hijo con un motocarro". DOMINGO MAGRO.
A su vez a los valdeancheteros les tocaba salir para otros menesteres y casi siempre cogían el mismo camino: el de Espinosa de Henares.
"A no ser a las fiestas de algún pueblo o a alguna cosa concreta nosotros siempre tirábamos para Espinosa: los niños a la escuela, los jóvenes los domingos a divertirse y los mayores a un poco de todo, a hacer compras, a moler el grano en las dos fábricas de harina que había allí, al herrero, a coger el tren que pasaba por allí (había que salir antes de las cinco de la mañana de Valdeancheta andando para llegar a Espinosa y coger el tren a las seis de la mañana, lo cogíamos para ir a Jadraque a las ferias o a la capital a asuntos más importantes), e incluso para quedarnos instalados un día definitivamente en Espinosa".
DOMINGO MAGRO.
Espinosa de Henares fue el destino que tomaron los valdeancheteros cuando se fueron de su pueblo (alguna familia se fue a Alarilla), la gente fue marchando poco a poco debido a la ausencia de infraestructuras que había en el pueblo como la luz y el agua y a que Espinosa donde había de todo les quedaba cerca para seguir yendo a trabajar sus tierras. En el año 1968 marchó la última familia de Valdeancheta. Fueron los hermanos Andrés y Emilio junto con sus padres ya mayores (Juanito y Tomasa), vendieron todo lo que tenían y se fueron para Madrid.
En la actualidad los agricultores que siguen yendo a trabajar las tierras y unos ganaderos que mantienen un importante rebaño de ovejas son los que siguen frecuentando diariamente el pueblo.
Informante: Domingo Magro Sanz, a sus 81 años excelente cronista de la historia de su pueblo (Conversación personal mantenida en el cobertizo de su casa en Espinosa de Henares).
Visitas realizadas en marzo de 2011 y en octubre de 2022.
Punto y aparte. Once años después de mi primera visita a este despoblado alcarreño vuelvo a aparecer por allí. En esta mañana otoñal de 2022 y cuando apenas el día está empezando a despuntar llego hasta los pocos restos que quedan de lo que un día fue Valdeancheta. Los pájaros han empezado su jornada laboral y con sus melódicos cantos ponen la banda sonora a un lugar yermo, apagado.
No hay señal de movimiento humano a pesar de haber una nave con alpacas en el exterior.
Todo sigue más o menos igual en relación a mi primera visita. Estaba en mal estado el pueblo en aquellos años y mal sigue ahora. Salvo la vivienda rehabilitada y otra vivienda cercana todavía en relativo buen estado exterior lo demás permanece impertérrito ante el paso del tiempo. Incluso el solido edificio creado por Regiones Devastadas está viendo como el "reuma" se ensaña sin piedad con él y está perdiendo su parte trasera.
Me encamino hacía la iglesia, paso junto a la escuela, ha perdido el balcón superior de la planta del ayuntamiento, la vegetación ha cogido más fuerza, el templo sigue igual, solo queda la mitad del edificio, todavía aguantará unos años más. Me acerco al cercano transformador de la luz. Bajo por el camino de la fuente, la sobrepaso hasta un altillo y contemplo la vista panorámica del pueblo, los chopos han crecido de lo lindo y ya no veo la misma imagen de años atrás.
Vuelvo hacía el pueblo, subo hacia la parte alta, donde estuvieron las eras, contemplo el edificio de Regiones Devastadas, por delante se le ve bien pero por su parte trasera es por donde se va carcomiendo. En este momento pasa una persona montada en una moto de trial por el camino. Nos intercambiamos un saludo sin palabras. Buenas vistas desde aquí, amplio panorama en la lejanía con la visión de Espinosa de Henares y otro pueblo que puede ser Fuencemillán.
Cada cierto tiempo oigo ruido aéreos. Diviso entre las nubes aviones, y es que debe ser ruta de paso de diferentes vuelos. Ello rompe el silencio durante un par de minutos.
Me dirijo por el camino de Alarilla a ver un poco la vista lejana de Valdeancheta, un todo terreno aparece al poco tiempo con dos personas en su interior con traje de faena forestal, saludo con la mano y pronto se pierden camino abajo hacía Espinosa. Vuelvo al pueblo pues por aquí ya poco nuevo voy a contemplar. Bajo a la parte baja del pueblo, la que está en la vaguada, aquí la ruina es total, apenas unas escuálidas ruinas de lo que un día fueron casas sobreviven entre fincas labradas, las bodegas subterráneas donde se encubaba el vino ya están más taponadas por la vegetación. Subo al vial principal, el edificio del ayuntamiento y la escuela está a la espera de su defunción definitiva en cuanto se desplomen los frágiles muros que todavía desafían a las inclemencias meteorológicas.
Nadie más aparece por allí. La visita a Valdeancheta toca a su fin. Dejo al pueblo sumido en su soledad y silencio solo roto por el ruido intermitente de los aviones cuando sobrevuelan el espacio aéreo por encima del lugar.
¿Cómo se verá Valdeancheta desde esas alturas, serán distinguibles las ruinas en la inmensidad del terreno de monte y barrancos?
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Llegada al pueblo por el camino de Alarilla.
Llegada al pueblo por el camino de Espinosa de Henares.
Lo que queda de la iglesia parroquial de San Bartolomé. Después de la guerra ya nunca más se volvió a escuchar el sermón de un cura entre sus muros.
La escuela situada en la planta baja, la planta de arriba era el ayuntamiento. No se derribó como el resto de las casas pero ya no volvió a tener uso.
La casa de los hermanos Justo y Matías. Al fondo la parroquial.
Edificios en hilera. La escuela y el ayuntamiento a la derecha.
La casa del tío Alejandro, al fondo el ayuntamiento.
Vista trasera de la casa del tío Alejandro. El ladrillo presente.
La última casa que se cerró en Valdeancheta, muy bien conservada pues sus moradores siguieron viniendo todos los fines de semana después de su marcha. Se construyó en época más tardía que las demás.
Vista parcial del pueblo desde el camino de las Nogueras. En la parte baja se ven las bodegas excavadas en la tierra que había antes de la guerra para guardar el vino, después ya no se usaron como tal pues la filoxera acabó con los viñedos.
Edificio que construyó Regiones Devastadas para el tiempo que duró su trabajo de escombrar Valdeancheta después de la guerra. Servía como oficina, con capataz, administrador, contable y departamentos para guardar las herramientas y descanso de los trabajadores. Cuando este organismo marchó se repartió entre todos los vecinos que volvieron a vivir en el pueblo, asignando un cuarto para cada uno. En la actualidad es utilizado como pajar.
La casa del tío Domingo. La planta baja se utilizaba para los animales quedando la planta de arriba como vivienda.
La casa del tío Pedro junto al camino de las Nogueras, la planta baja al ser de piedra resiste mejor que la planta de arriba que solía ser de tapial.
Bodega.
Era de trillar. Todavía visible parte del antiguo empedrado.
La fuente de Valdeancheta. Antiguamente estaba el caño y el pilón al descubierto pero posteriormente se canalizó para llevar el agua hasta Espinosa de Henares y se cubrió con la caseta.
Jolin, como llama la atención esa casa blanca en perfecto estado entre tanta ruina, casi duele la retina al verlo, la verdad que bedio ser un pueblo bonito, una pena lo de la iglesia.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado este reportaje...Muchas gracias porque era exactamente lo que estaba buscando..
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias por recordar la historia de Vasdeancheta, solo me falta algun comentario sobre la sana rivalidad que existia entre Valdeancheta y Copernal en tiempoes de fiestas, yo acudo todos los veranos a Copernal donde tengo casa y no falto ninguno a visitar lo que queda de Valdeancheta llevandonos la merienda y pasando un buen rato, y algún que otro susto por la ganaderia brava que allí pernocta. Lo dicho muchas gracias
ResponderEliminarAdemás en el primer comentario dice que iban al colegio a Espinosa y no es así iban aCopernal José Luis y Miguel Angel
EliminarDonde estaba la casa del Herrero (Pedro) , Mi abuela Boni y mi tía Hilaría vivían ahí. Pedro era mi bisabuelo. Yo vivo en Vigo pero mi familia por parte de Abuela materna eran de Valdancheta.
ResponderEliminarQue pena de pueblo, cada vez que voy a Humanes que es donde naci,voy a visitarlo mi padre era de Valdeancheta.
ResponderEliminarExcelente artículo. Recientemente he descubierto que mi tatarabuelo era de Valdeancheta (Román Gonzalo) y ahora he podido saber un poquito más de este pueblo. Espero algún día poder visitar este rincón de Guadalajara y poder averiguar algo más sobre mis raíces manchegas. Un saludo Oc ocsoaz@yahoo.es
ResponderEliminarRaíces castellanas o guadalajareñas, nunca jamás "raíces manchegas" que es una comarca o porción castellana situada mucho más al sur de La Alcarria.
EliminarPara ocsoaz: tus raíces son castellanas o castellano-manchegas, no manchegas a secas.
ResponderEliminarVivo en Taragudo, de dónde es originaria una rama de mi familia materna. Paso frecuentemente con la bicicleta por Valdeancheta. En nuestro pueblo vive Dámaso Esteban, pastor que vivió en Valdeancheta aunque el es originario de Alcorlo. Va a cumplir 100 años este 2020, y es, como todos los ancianos una enciclopedia viviente.e cuenta muchas vivencias de su morada en Valdeancheta. Acercaos a conocerle
ResponderEliminarReporte melancólico, muy bonito!
ResponderEliminarMi abuelo Emilio del Vado Magro dejó Valdeancheta y marchó a Barcelona, en 1925.Mi padre nos llevó una vez, en 1962. Todavía vivía mi tío Plácido. Nunca volví pero da pena verla así.
ResponderEliminarTengo antepasados naturales de Valdeancheta, Espinosa y Copernal. Por lo que veo será muy difícil averiguar más, sobre todo teniendo en cuenta el lamentable estado del pueblo y su parroquia. Mi antepasado era el padre de mi tatarabuela, llamado Celestino Sanz Díaz, y sus padres Dionisio Sanz y Benita Díaz. Me va a resultar muy difícil llegar más atrás.
ResponderEliminartengo pendiente una visita al pueblo, ya que mi abuela era natural de Valdeancheta.
ResponderEliminarmuchas gracias.