La Escurquilla es un pueblo deshabitado perteneciente al municipio de Enciso, situado en la ladera de un monte flanqueado por dos barrancos (La Rade y Collado Medel).
Llegó a contar en sus tiempos con veinte viviendas.
Conocieron la luz eléctrica gracias a la energía que venía desde el Molino Gil (Las Ruedas de Enciso).
Sus tierras de cultivo estaban sembradas principalmente de trigo, cebada, avena y yeros.
Iban a moler el grano al molino Gil de Las Ruedas de Enciso.
La oveja era el animal principal en la ganadería.
Los corderos se vendían a carniceros de Enciso.
Algunos escurquillanos iban a trabajar a las fabricas textiles que abundaban en toda la comarca, acudían a las de Las Bargas y a Enciso, dedicadas a la confección de paños y mantas.
Alto de Nocedillo
Cabezuelas
Cañamano
Cañamazo
Cerradilla
Cirijuelo
Corral del Prado
Garivicente
Hoyo García
Hoyo de La Rade
La era Anilla
La era de la Bodega
La Magdalena
La Somada
La Veguilla
Las Abriguillas
Las Carreras
Las Mangarras
Los Abriguillos
Los Ejidos
Los Hoyos
Los Rebollejos
Peña de la Asomada
Peñalava
Pozo Martín
Solana del Escudero
Umbría Bodón
Umbría de los Huertos
Umbría del Pomar
Vallejo Bañero
**Son algunos topónimos de lugares comunes de La Escurquilla que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
El cura (don Eladio) vivió algunos años en La Escurquilla y luego se bajó a vivir a Enciso desde donde subía a realizar los oficios religiosos.
El maestro (don Felipe Sánchez) realizaba el trayecto a diario desde Enciso (1´5 km.) donde tenía su residencia.
El médico también subía desde Enciso cuando se le solicitaba.
El herrero venia los domingos desde el pueblo soriano de La Vega.
El cartero si residía en el pueblo, bajaba a Enciso a llevar y traer la correspondencia y luego la repartía en La Escurquilla y en Valdevigas.
Las fiestas patronales se realizaban los días 14 y 15 de septiembre. Una misa, una procesión y el baile en una era, unas veces con la dulzaina y tamboril de los músicos que venían de Garranzo y otras veces el tío Félix y su hijo venían desde el pueblo soriano de Yanguas, eran los actos principales de estos días festivos.
"Era algo entrañable, acudía gente de todos los pueblos, incluso de los pueblos sorianos limítrofes como La Vega y Lería, en un pueblo donde normalmente vivíamos unas 80 personas nos llegábamos a juntar hasta 500, con el problema que suponía la manutención y el alojamiento para tanta gente, pero se solucionaba con la gran voluntad que había por parte de los vecinos, que se llegaban a disputar el llevarse a los forasteros para su casa a comer.
Se mataba una oveja machorra y en algunas casas era costumbre hacer un estupendo plato de conejo con caracoles. Se habilitaba cualquier rincón de la casa y las cuadras para que pudieran dormir todos los visitantes, todo el pueblo participaba con entusiasmo, se bailaba, se bebía, se jugaba, comprábamos una gaseosa a los taberneros que subían de Enciso y un vaso lleno de cacahuetes a un vendedor que venía desde Zarzosa y tan felices. Había costumbre de ir haciendo ronda por las casas, donde te obsequiaban con una rosquilla y un chupito de anís en unos vasos minúsculos que eran un poco más grande que un dedal de coser".
FLORENTINO OCHOA.
Los domingos acudían a Enciso al mercado que se celebraba allí y solían comprar pimientos, tomates, naranjas, uvas y demás productos que no había en el pueblo. Algunos vecinos se desplazaban con el macho hasta Arnedo para comprar vino.
Los vecinos en los ratos libres se reunían en la casa-concejo para jugar al mus y los jóvenes se juntaban en la explanada de la iglesia para jugar a los bolos, además acudían los domingos por la tarde a Enciso donde había baile.
Los escurquillanos casi en su totalidad se fueron marchando a Enciso en busca de mejores medios de vida y aprovechar las infraestructuras y los servicios que allí se daban y que no llegaban hasta La Escurquilla.
El matrimonio formado por Pedro Rodrigo y Luisa Sánchez fueron los últimos en marchar de La Escurquilla allá por el año 1963.
Informante: Florentino Ochoa, vecino de Enciso y antiguo habitante de La Escurquilla. Agradable mañana recorriendo las calles de su pueblo en su compañía.
-Los topónimos están extraídos de la página web Errioxa. Luis Manuel Fernández: "Recopilación de topónimos de Enciso, La Escurquilla..."
Visita realizada en mayo de 1995, en abril de 2010 en compañía de Florentino Ochoa y en julio de 2024.
Punto y aparte. Catorce años después de mi última visita vuelvo a La Escurquilla. En esta tarde veraniega de 2024 aprovechando que me han sobrado unas horas de otra excursión por la comarca vuelvo a subir a esta población de bonito nombre. Nada más llegar, desde lo alto del terreno donde se divisa una bonita panorámica del pueblo ya observo que el pueblo se ha deteriorado bastante. La vegetación se ha extendido, los árboles han crecido en altura y algunas edificaciones han perdido el tejado. La bonita visión que se tenía desde aquí con las casas adaptándose al perfil del terreno y ubicadas en diferentes niveles se ha perdido, ya no seduce como antes. Domina el verde de la vegetación. Bajo por un sendero que cruza el barranco y enseguida me adentro en su entramado urbano. Veo restos de andamiaje, palés y materiales de construcción en algunas esquinas del pueblo, como si se hubiera querido hacer alguna mejora. Nada llegó a buen puerto y ahí quedan "fosilizados" los restos de obra. Me adentro por su calle principal camino de la iglesia. El templo sigue igual, ha perdido parte de su tejado, con cierto peligro pero aún se puede acceder a su interior, visible todavía el lugar ocupado por el altar mayor, el pulpito, el baptisterio o el coro entre otras partes internas pero sin ningún ornamento religioso de interés. El cementerio todavía mantiene alguna lápida de algún escurquillano fallecido en tiempos antiguos. Las casas adyacentes al templo están más castigadas por aquí, las calles ya no existen, no se puede transitar mucho por esta zona. Aquí rememoro el encuentro que tuve con Florentino Ochoa junto a la puerta de la iglesia en el año 2010, antiguo vecino de La Escurquilla, fue un placer pasear por las calles de su pueblo a la par que me iba contando múltiples detalles del pueblo y de sus edificaciones.
Desde esta explanada de la iglesia contemplo la parte alta del pueblo, las diversas casas que componían el barrio alto. Hacía allí me dirijo, no hay posibilidad de hacerlo por ninguna calle así que hay que trepar por donde buenamente se puede saltando entre piedras y sorteando vegetación, piedra granítica muy abundante por esta parte de arriba del pueblo, tanto que la mayoría de las edificaciones están cimentadas sobre la roca. Paso junto al edificio que fue la escuela y el ayuntamiento, lamentablemente ya se ha venido abajo, llegué a tiempo en mi anterior visita de ver el interior del concejo y del recinto escolar. Estaba ya en bastante mal estado en aquellos años y era cuestión de tiempo de que diera con sus muros en el suelo como así sucedió. Sigo trepando hacía arriba, de manera un poco "salvaje". Las casas por aquí se encuentran en "algo" mejor estado que las de abajo por decir algo, aunque ya no se puede acceder al interior de ellas, unas por su mal estado y otras porque una barrera vegetal lo impide. Alguna vaca aparece por una esquina curioseando a ver quien es el visitante que a esas horas de la tarde está transitando por las agrestes calles de la parte alta de La Escurquilla. Sigo subiendo hasta las últimas edificaciones del pueblo, corrales y pajares en la parte más alta. La vista desde aquí es preciosa. Los tejados de La Escurquilla, la espadaña de la iglesia y en lontananza la sierra de la Hez. La vida en La Escurquilla era dura antaño pero creo que en esta parte alta del pueblo más aún. El trazado urbano por esta parte no concedía muchas comodidades para moverse. Toca bajar de nuevo para abajo, diversos detalles a observar en las fachadas, alguna era de trillar y muros caídos que ya no permiten saber que uso tenían. Llego de nuevo hasta la parte baja. Soledad y silencio a raudales. La visita a La Escurquilla toca a su fin. Cruzo el barranco y trepo hasta la parte alta del monte. Me voy alejando del pueblo, una última mirada contemplativa. La Escurquilla va perdiendo la batalla por mantenerse en pie con decoro, esperemos que todavía aguante unos años. La reciedumbre de sus piedras lo hará posible aunque con las edificaciones más mermadas según vaya pasando el tiempo.
LA ESCURQUILLA, ¡¡que nombre más bonito, que bien suena!!
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Por el camino de Enciso, antes de cruzar el barranco de La Rade se ve esta panorámica de las casas escalonadas a distintos niveles.
Otra vista de la parroquial, con el cementerio adosado a su izquierda. En la era que hay delante es donde se realizaban los bailes durante las fiestas.
Explanada de la iglesia donde jugaban a los bolos los jóvenes del pueblo. Un pórtico de acceso a la iglesia ya desaparecido y cuatro acacias daban un aspecto muy distinto a este lugar al que se ve hoy.
Las casas de la parte baja del pueblo y la parroquial vistas desde la ermita.
Edificio de tres plantas que albergaba en la planta baja la casa-concejo donde se reunían los vecinos. La planta del medio era la escuela y la planta de arriba era la casa del cura.
La casa del tío Pablo, era una de las más pudientes del pueblo.
Confluencia de calles y curiosa vivienda con forma de proa de un barco.
La última casa que se cerró en La Escurquilla. Era otra de las casas más pudientes del pueblo.
La fuente de La Escurquilla, conocida como la fuente bodega, situada en el barranco de Collado Medel.
Llegó a contar en sus tiempos con veinte viviendas.
Conocieron la luz eléctrica gracias a la energía que venía desde el Molino Gil (Las Ruedas de Enciso).
Sus tierras de cultivo estaban sembradas principalmente de trigo, cebada, avena y yeros.
Iban a moler el grano al molino Gil de Las Ruedas de Enciso.
La oveja era el animal principal en la ganadería.
Los corderos se vendían a carniceros de Enciso.
Algunos escurquillanos iban a trabajar a las fabricas textiles que abundaban en toda la comarca, acudían a las de Las Bargas y a Enciso, dedicadas a la confección de paños y mantas.
Alto de Nocedillo
Cabezuelas
Cañamano
Cañamazo
Cerradilla
Cirijuelo
Corral del Prado
Garivicente
Hoyo García
Hoyo de La Rade
La era Anilla
La era de la Bodega
La Magdalena
La Somada
La Veguilla
Las Abriguillas
Las Carreras
Las Mangarras
Los Abriguillos
Los Ejidos
Los Hoyos
Los Rebollejos
Peña de la Asomada
Peñalava
Pozo Martín
Solana del Escudero
Umbría Bodón
Umbría de los Huertos
Umbría del Pomar
Vallejo Bañero
**Son algunos topónimos de lugares comunes de La Escurquilla que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
El cura (don Eladio) vivió algunos años en La Escurquilla y luego se bajó a vivir a Enciso desde donde subía a realizar los oficios religiosos.
El maestro (don Felipe Sánchez) realizaba el trayecto a diario desde Enciso (1´5 km.) donde tenía su residencia.
El médico también subía desde Enciso cuando se le solicitaba.
El herrero venia los domingos desde el pueblo soriano de La Vega.
El cartero si residía en el pueblo, bajaba a Enciso a llevar y traer la correspondencia y luego la repartía en La Escurquilla y en Valdevigas.
Las fiestas patronales se realizaban los días 14 y 15 de septiembre. Una misa, una procesión y el baile en una era, unas veces con la dulzaina y tamboril de los músicos que venían de Garranzo y otras veces el tío Félix y su hijo venían desde el pueblo soriano de Yanguas, eran los actos principales de estos días festivos.
"Era algo entrañable, acudía gente de todos los pueblos, incluso de los pueblos sorianos limítrofes como La Vega y Lería, en un pueblo donde normalmente vivíamos unas 80 personas nos llegábamos a juntar hasta 500, con el problema que suponía la manutención y el alojamiento para tanta gente, pero se solucionaba con la gran voluntad que había por parte de los vecinos, que se llegaban a disputar el llevarse a los forasteros para su casa a comer.
Se mataba una oveja machorra y en algunas casas era costumbre hacer un estupendo plato de conejo con caracoles. Se habilitaba cualquier rincón de la casa y las cuadras para que pudieran dormir todos los visitantes, todo el pueblo participaba con entusiasmo, se bailaba, se bebía, se jugaba, comprábamos una gaseosa a los taberneros que subían de Enciso y un vaso lleno de cacahuetes a un vendedor que venía desde Zarzosa y tan felices. Había costumbre de ir haciendo ronda por las casas, donde te obsequiaban con una rosquilla y un chupito de anís en unos vasos minúsculos que eran un poco más grande que un dedal de coser".
FLORENTINO OCHOA.
Los domingos acudían a Enciso al mercado que se celebraba allí y solían comprar pimientos, tomates, naranjas, uvas y demás productos que no había en el pueblo. Algunos vecinos se desplazaban con el macho hasta Arnedo para comprar vino.
Los vecinos en los ratos libres se reunían en la casa-concejo para jugar al mus y los jóvenes se juntaban en la explanada de la iglesia para jugar a los bolos, además acudían los domingos por la tarde a Enciso donde había baile.
Los escurquillanos casi en su totalidad se fueron marchando a Enciso en busca de mejores medios de vida y aprovechar las infraestructuras y los servicios que allí se daban y que no llegaban hasta La Escurquilla.
El matrimonio formado por Pedro Rodrigo y Luisa Sánchez fueron los últimos en marchar de La Escurquilla allá por el año 1963.
Informante: Florentino Ochoa, vecino de Enciso y antiguo habitante de La Escurquilla. Agradable mañana recorriendo las calles de su pueblo en su compañía.
-Los topónimos están extraídos de la página web Errioxa. Luis Manuel Fernández: "Recopilación de topónimos de Enciso, La Escurquilla..."
Visita realizada en mayo de 1995, en abril de 2010 en compañía de Florentino Ochoa y en julio de 2024.
Punto y aparte. Catorce años después de mi última visita vuelvo a La Escurquilla. En esta tarde veraniega de 2024 aprovechando que me han sobrado unas horas de otra excursión por la comarca vuelvo a subir a esta población de bonito nombre. Nada más llegar, desde lo alto del terreno donde se divisa una bonita panorámica del pueblo ya observo que el pueblo se ha deteriorado bastante. La vegetación se ha extendido, los árboles han crecido en altura y algunas edificaciones han perdido el tejado. La bonita visión que se tenía desde aquí con las casas adaptándose al perfil del terreno y ubicadas en diferentes niveles se ha perdido, ya no seduce como antes. Domina el verde de la vegetación. Bajo por un sendero que cruza el barranco y enseguida me adentro en su entramado urbano. Veo restos de andamiaje, palés y materiales de construcción en algunas esquinas del pueblo, como si se hubiera querido hacer alguna mejora. Nada llegó a buen puerto y ahí quedan "fosilizados" los restos de obra. Me adentro por su calle principal camino de la iglesia. El templo sigue igual, ha perdido parte de su tejado, con cierto peligro pero aún se puede acceder a su interior, visible todavía el lugar ocupado por el altar mayor, el pulpito, el baptisterio o el coro entre otras partes internas pero sin ningún ornamento religioso de interés. El cementerio todavía mantiene alguna lápida de algún escurquillano fallecido en tiempos antiguos. Las casas adyacentes al templo están más castigadas por aquí, las calles ya no existen, no se puede transitar mucho por esta zona. Aquí rememoro el encuentro que tuve con Florentino Ochoa junto a la puerta de la iglesia en el año 2010, antiguo vecino de La Escurquilla, fue un placer pasear por las calles de su pueblo a la par que me iba contando múltiples detalles del pueblo y de sus edificaciones.
Desde esta explanada de la iglesia contemplo la parte alta del pueblo, las diversas casas que componían el barrio alto. Hacía allí me dirijo, no hay posibilidad de hacerlo por ninguna calle así que hay que trepar por donde buenamente se puede saltando entre piedras y sorteando vegetación, piedra granítica muy abundante por esta parte de arriba del pueblo, tanto que la mayoría de las edificaciones están cimentadas sobre la roca. Paso junto al edificio que fue la escuela y el ayuntamiento, lamentablemente ya se ha venido abajo, llegué a tiempo en mi anterior visita de ver el interior del concejo y del recinto escolar. Estaba ya en bastante mal estado en aquellos años y era cuestión de tiempo de que diera con sus muros en el suelo como así sucedió. Sigo trepando hacía arriba, de manera un poco "salvaje". Las casas por aquí se encuentran en "algo" mejor estado que las de abajo por decir algo, aunque ya no se puede acceder al interior de ellas, unas por su mal estado y otras porque una barrera vegetal lo impide. Alguna vaca aparece por una esquina curioseando a ver quien es el visitante que a esas horas de la tarde está transitando por las agrestes calles de la parte alta de La Escurquilla. Sigo subiendo hasta las últimas edificaciones del pueblo, corrales y pajares en la parte más alta. La vista desde aquí es preciosa. Los tejados de La Escurquilla, la espadaña de la iglesia y en lontananza la sierra de la Hez. La vida en La Escurquilla era dura antaño pero creo que en esta parte alta del pueblo más aún. El trazado urbano por esta parte no concedía muchas comodidades para moverse. Toca bajar de nuevo para abajo, diversos detalles a observar en las fachadas, alguna era de trillar y muros caídos que ya no permiten saber que uso tenían. Llego de nuevo hasta la parte baja. Soledad y silencio a raudales. La visita a La Escurquilla toca a su fin. Cruzo el barranco y trepo hasta la parte alta del monte. Me voy alejando del pueblo, una última mirada contemplativa. La Escurquilla va perdiendo la batalla por mantenerse en pie con decoro, esperemos que todavía aguante unos años. La reciedumbre de sus piedras lo hará posible aunque con las edificaciones más mermadas según vaya pasando el tiempo.
LA ESCURQUILLA, ¡¡que nombre más bonito, que bien suena!!
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
La Escurquilla vista desde la lejanía.
Llegando a La Escurquilla.
Por el camino de Enciso, antes de cruzar el barranco de La Rade se ve esta panorámica de las casas escalonadas a distintos niveles.
La iglesia parroquial de Santa Ana.
Otra vista de la parroquial, con el cementerio adosado a su izquierda. En la era que hay delante es donde se realizaban los bailes durante las fiestas.
Interior de la iglesia.
Interior de la iglesia. Baptisterio, coro, espadaña.
Explanada de la iglesia donde jugaban a los bolos los jóvenes del pueblo. Un pórtico de acceso a la iglesia ya desaparecido y cuatro acacias daban un aspecto muy distinto a este lugar al que se ve hoy.
La ermita de La Magdalena.
Desde la ermita se ve así las casas del barrio de arriba.
Las casas de la parte baja del pueblo y la parroquial vistas desde la ermita.
Edificio de tres plantas que albergaba en la planta baja la casa-concejo donde se reunían los vecinos. La planta del medio era la escuela y la planta de arriba era la casa del cura.
Interior de lo que un día fue la escuela de La Escurquilla.
La casa del tío Pablo, era una de las más pudientes del pueblo.
Mirando por la ventana.
Confluencia de calles y curiosa vivienda con forma de proa de un barco.
Precioso encuadre de una calle escurquillana.
La última casa que se cerró en La Escurquilla. Era otra de las casas más pudientes del pueblo.
Bajando hacia la escuela se encuentra el corralillo.
"Este era el lugar de encuentro preferido de las mujeres. Aquí se sentaban en el carasol a coser, hablar y pasar la tarde". FLORENTINO OCHOA.
Uno de los dos hornos comunales que había en el pueblo.
Rincón urbano.
Vivienda.
La fuente de La Escurquilla, conocida como la fuente bodega, situada en el barranco de Collado Medel.
¡Buenos días Faustino, ya esperaba ansioso este reportaje!
ResponderEliminarGracias sobre todo también a Faustino, ya que sin él, a ojos de un forastero, ninguna casa tiene nombre y se hace muy dificil imaginar qué oficio se realizaba allí.
Me ha chocado sobre todo las increíbles vistas desde las Eras, por encima de la iglesia, ya que se veían todas las lomas de las montañas hasta Soria. La iglesia está casi en perfecto estado, incluso tienen todavía elementos en su interior, han hecho muy bien en impedir el paso a las vacas.
También, en general el pueblo tiene muy buen aspecto para llevar abandonado 47 años. ¿Quizás sea porque no hay tanto ganado como en Cameros?
De todas formas, yo siempre pienso que estos pueblos se rehabilitarán poco a poco, en la segunda foto la casa de la derecha que tiene la segunda planta de adobe eso parece decir: tiene ventanas nuevas y una puerta bien barnizada.
Muchas gracias Faustino por el trabajo, me haces viajar con tus fotos.
Un saludo
Marcos
Hola Faustino, me ha encantado el reportaje, la verdad es que da mucha pena ver el pueblo asi, debio ser un pueblo muy "vivo", muy interesante tambien en testimonio de don Florentino...
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Marcos y Cristian por los comentarios. Una averia en el ordenador me ha tenido tres semanas ausente pero ya se ha solucionado.
ResponderEliminarMarcos, no soy tan optimista como tu en la recuperación de La Escurquilla, haria falta mucha inversión, pero bueno cosas más raras se han visto, el que la nueva carretera pase cerca del pueblo podria ayudar algo pero esta complicado.
Efectivamente Cristian escuchando esos testimonios retrocede uno con la imaginación hacia esos años y segun te lo cuentan te parece estar viendo el baile en las eras y el pueblo lleno de gente.
Saludos.
Un reportaje muy bueno, de verdad.
ResponderEliminarLas fotos son tuyas? Son muy buenas!
Amigo de Sant Pere de Ribes, gracias por los diversos comentarios que has hecho en el blog en varias ocasiones, las fotos son todas mias, me alegra que te gusten al igual que el blog.
ResponderEliminarSaludos.
Hola faustino darte las gracias por este reportaje de estos pueblos desabitados y contretamente este ya que este pertenece a la rioja soy de Haro,a mi me encantan estos pueblos ya que tienen su encanto y con los medios que tenian es de admirar como se las apañaban a veces me gustaria tener alguien que realmente hubiese vivido alli y sentarme con el y recorrer este pueblo,esas noches que estas casas ocupan y el siliencio repulclar que solo se puede romper por pajarillos y sobre todo en verano, una vez mas darte las gracias por este reportaje y ojala se vayan poco a poco ocupando un saludo Valentin,
EliminarHola, mi bisabuelo nació en la Escurquilla y se caso en el Villar de Enciso, se llamaba Victor Jimenez, y yó he nacido en el Villar de Enciso he visitado en varias ocasiones la Escurquilla y en el cementerio existe una cruz con placa de un hermano de mi bisabuelo, la verdad es que es un pueblo increible, con sus encinas, con sus casas asentadas en la roca y una vista panoramica impresionante, yó me identifico mucho con el pueblo por aspectos familiares ya que forma parte de mis raices
ResponderEliminarGracias x el reportaje! Mi padre nació y vivió allí unos años. M ha emocionado mucho
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado el reportaje MCruz.
EliminarSaludos.
Gracias por este reportaje tan bonito!! Mi madre también nació y vivió allí unos años, pues resulta que es la hermana del padre de MCruz y Pedro Rodrigo era nuestro bisabuelo. Ayer les escribí para contarles a mis primas y la verdad es que nos ha emocionado mucho. Gracias de corazón
ResponderEliminarMe alegro Karlos de que os haya gustado a toda la familia el reportaje de La Escurquilla, no en vano allí están vuestras raíces y es algo que tenéis que recordar con mucho cariño.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Buenos días Faustino: soy Pedro Blanco Rodrigo y a cabo de ver, a través de mi hija Mª Cruz, la descripción y reportaje que haces sobre La Escurquilla.
ResponderEliminarDe antemano te doy las gracias, porque me has emocionado muchísimo.
Soy nacido en La Escurquilla, nieto de Pedro Rodrigo, según comentas, la última familia en marchar. Mi madre Primitiva Rodrigo Sánchez, fue alumna y familia del maestro, que tú nombras, Don Felipe Sánchez.
Después de marchar de La Escurquilla, viví en el molino El Cubo, creo que, desde donde se suministraba la energía eléctrica al pueblo.
Tengo muchos recuerdos del tiempo que pasaba en casa de mis abuelos, que vivían debajo de la iglesia, Pedro Rodrigo y Luisa Sánchez junto con mis tíos. Lo que más recuerdo era cuando trillaban, esquilaban las ovejas, cogíamos setas de carrerilla...
Siempre que voy a Enciso es obligatorio hacer una visita a la Escurquilla y recordar todo lo allí vivido.
Un cordial saludo. Pedro
Hola Pedro. Me alegra mucho que hayas escrito dejando tus impresiones. Me siento satisfecho de que haya conseguido emocionarte con el reportaje de tu pueblo. Una señal de que el trabajo esta bien hecho.
EliminarMuy bonito y emotivos los recuerdos que comentas de tu infancia en La Escurquilla.
Me parece precioso que tengas tantos y tan buenos recuerdos de tus antepasados y de sus quehaceres diarios.
Como bien dices cada vez que vayas por Enciso no puede faltar una visita a La Escurquilla, son tus orígenes y eso es algo que no se puede olvidar.
Aprovecho de paso ya que lo has citado para coger el nombre de tu abuela para ponerlo en el pie de foto de la casa. También tiene que tener su reconocimiento. No se si viviría algún hijo con ellos en el momento de marchar ni hacia donde emigraron, pero por lo menos que quedé constancia del nombre de tus abuelos en la historia de La Escurquilla como los últimos que abandonaron el pueblo.
Gracias Pedro por dejar tu comentario, lo que hago extensivo a tu hija MCruz.
Saludos.
Hola Faustino. Te agradezco por mostrarme parte de la Escurquilla, lugar de origen de mi abuelo Casimiro Gimenez, realmente se poco del lugar asi que gracias a tu aporte me senti cerca de él. Te dejo un saludo desde Rosario, Argentina.
ResponderEliminarHola Leandro.
EliminarYa que no puedes hacerlo físicamente por lo menos a través de las fotografías de este reportaje puedes ver el pueblo de donde provienen parte de tus raíces, además de saber como era la vida allí de manera un poco resumida.
Gracias por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Leandro, estuve el otro día. Casimiro esta enterrado en el cementerio verdad? Allí hay tres tumbas: Leandro Jimenez Ochoa, Jose Ochoa Pascual y Gregoria Pascual Mazo.
EliminarHola Sr. Don. Por casualidad he visto tus fotos de la Escurquilla y son muy buenas y aunque el pueblo se ha deteriorado mas. Veo que conoces las personas que lo habitaron. Por cierto hace muchos años en dicho pueblo encontre un mapa, posiblemente en la escuela con el nombre de ESCUZQUILLA, por lo que pienso que este era el nombre real del pueblo que degenero en escurquilla, por ser mas facil la pronunciación. !! Buenas y preciosas fotos!
ResponderEliminarHemos estado varias veces visitando este pueblo, precioso, cada vez que lo visitamos me impresiona más, lugares y rincones de el pueblo de película, lo recomiendo al100%
ResponderEliminarMuchas gracias, señor Faustino Calderón, por sus fotografías y explicaciones sobre La Escurquilla, donde nació y vivió durante sus primeros años, mi abuelo, José Giménez Martínez. Lamento haber conocido sólo Logroño, sin posibilidad entonces, de visitar el interior de la provincia. Muchas gracias! María Leonor Milia Giménez el
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado el reportaje sobre este pueblo de donde provienen parte de tus raíces. Ya que no lo pudiste visitar por lo menos al leerlo habrás podido saber un poco más sobre como era la vida en el pueblo de tu abuelo.
EliminarA lo mejor para la siguiente ocasión por la zona se da la ocasión de poder visitar el pueblo de La Escurquilla.
Gracias María Leonor por dejar su comentario.
Un cordial saludo.