El pueblo de El Atance lamentablemente hoy día no existe. La construcción de un pantano que lleva su nombre se lo llevó por delante.
Constaba de unas 30 viviendas, además de iglesia, ayuntamiento, escuela, molino y la ermita de Nuestra Señora de la Soledad.
Se dedicaban al cultivo de trigo, centeno, cebada y garbanzos principalmente en lo relativo a la agricultura y al ganado lanar y caprino en lo referente a ganadería.
Además se cortaba leña de encina que se vendía a unas gentes de Sigüenza que venían a por ella y que posteriormente se usaba para las calefacciones.
La mayoría de las casas tenía su horno particular. Se encontraba en la cocina y se hacía pan cada diez o doce días, no se ponía duro porque se guardaba en la despensa, el cuarto más oscuro y a la vez más fresco.
Para moler el grano había molino en el pueblo siendo este de varios propietarios. Además había otro molino en Huermeces del Cerro.
A las gentes de El Atance se les conocía con el apodo de "escarabajos".
Arroyo Valderilla
Cantaperdiz
El Alto de Soriela
El Berniejo
El Portacho
El Sacejo
Fuente de los Fabriqueros
Fuente Valdeguilera
La Culebra
La Losa
La Majada de Chorrón
La Serrezuela
Loma de los Canteros
Los Guillamares
Los Horcajuelos
Navavieja
Peña Chiría
Valdespinoso
Valdichabueno
**Son algunos topónimos de lugares comunes de El Atance que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Tenían las fiestas patronales el 13 de noviembre dedicadas a San Diego de Alcalá, patrón del pueblo.
Se hacían cuatro días de fiesta. La víspera a las 20´00 horas en la iglesia se cantaban las vísperas al Santo.
El primer día de fiesta, a las 12 horas se decía la misa solemne, presidida por el párroco y dos sacerdotes, cantada con el sacristán y tocada con el órgano por Felipe Blanco Moreno. Cuando el sacerdote estaba diciendo el acto de consagración los músicos tocaban el Himno nacional.
Terminada la misa se salía en procesión con el Santo, la cruz y el estandarte, los monaguillos con los ciriales y el prioste con la insignia del Santo. Por las calles del pueblo durante el trayecto se tiraban cohetes a su paso, al tiempo que los músicos iban tocando y se volteaban las campanas.
Los músicos venían del pueblo de Palazuelos, encabezados por Francisco "el tío Paquillo" a la guitarra, contando además con violín y acordeón. Se les daba alojamiento y comida en las casas donde había mozos varones por turno rotatorio.
Al respecto de los músicos ocurrió una anécdota muy curiosa en el año 1912. Llegada las fechas de las fiestas discutieron los mozos y se formaron dos cuadrillas, cada uno ajustó sus músicos. Tuvo que intervenir el alcalde y echar a suertes cual de las dos rondallas se quedaba y cual se iba porque con las dos tocando a la vez y en el mismo salón hubiese sido imposible escuchar la música. Ni que decir tiene que la que le tocó marcharse se fue tan contenta porque cobró y no tuvo que actuar.
En la comida para compartir en esos días con familiares y amigos era costumbre matar un cordero o una oveja machorra que previamente se la había tenido en la paridera durante dos meses comiendo grano para que engordase hasta el día de la fiesta. Tampoco faltaba a la mesa la paella, el pescado, los pichones escabechados, etc.
Por la tarde después de comer, a eso de las cinco de la tarde se salía con los músicos de ronda por las calles tocando y cantando jotas aragonesas para que la gente y las mozas supiesen que ya iba a empezar el baile y se abría el salón del ayuntamiento. Salón que era bastante amplio y espacioso, no había otro parecido en los pueblos de alrededor. Baile que se hacía hasta las diez de la noche, momento en que se paraba para ir a cenar y a continuación más baile hasta las cuatro de la madrugada.
La juventud de Santiuste, Huermeces del Cerro, Viana, Santamera, La Olmeda de Jadraque, Carabías y Palazuelos no faltaban a estas fiestas, a todos se les daba cobijo y nadie se quedaba sin cenar.
El segundo día empezaba a las once de la mañana con una misa de difuntos, después ronda por las calles y baile en el salón hasta las tres de la tarde, hora en que se paraba para ir a comer. A las cinco de la tarde reanudación del baile, los mayores algunos se quedaban en casa jugando a las cartas y otros se acercaban al salón a ver bailar sentándose en los bancos que había contorneando la sala, entre los mayores había algunos que se animaban a echar unos bailes. Se paraba para cenar y después nuevamente baile hasta las dos de la madrugada, esta última sesión ya eran los jóvenes solamente los que asistían.
El 15 y 16 de agosto también se celebraba fiesta en El Atance. La primera fecha en honor a la Virgen de Agosto, se celebraba una misa, después juego de pelota y por la noche se hacía la quema de "votos", alpargatas viejas y alguna rueda, era una tradición muy antigua, según la gente mayor para quemar malos augurios.
El 16 le tocaba el turno a San Roque. Se decía misa solemne, se sacaba el Santo en procesión a la vez que se tiraban cohetes y se volteaban las campanas. Por la tarde se daba un vino para todos pagado por el Ayuntamiento y se subastaban los pollos, pichones, conejos, etc que habían sido expuestos en misa en las andas del Santo. Se terminaba con baile.
Otras fiestas de menor importancia eran el 3 de mayo- La Santa Cruz-, el 9 de mayo -San Gregorio con la bendición de los campos- el 15 de mayo -San Isidro-. el 22 de Mayo -Santa Quiteria- o la víspera de la Ascensión en que acudía casi todo el pueblo en caballería portando el estandarte y la cruz procesional a la romería de la Virgen de la Torre en Riofrio del Llano.
Hubo cura residente en El Atance hasta el año 1966, siendo don Francisco el último en vivir allí de forma permanente (este párroco fue el que más tiempo estuvo de manera continua en El Atance durante el siglo XX: 19 años). Llevaba también el pueblo de Santiuste a donde se desplazaba en caballería, le precedió en la misma tarea de llevar los dos pueblos don Cesáreo, y anteriormente fueron don Honorio, don Victoriano y don Julián los que oficiaban todos los actos religiosos (estos se dedicaban en exclusiva a El Atance).
A partir de 1966 los sacerdotes venían desde Sigüenza a oficiar la misa en El Atance, siendo don Gabriel, don Francisco o don Emilio alguno de los citados.
El médico residía en Huermeces del Cerro. Don Gabriel fue durante la década de los 40 el encargado de visitar a los enfermos en El Atance, lo hacía montado en caballo, posteriormente fue don Nicomedes y luego don José María (estos ya iban en bicicleta o en coche). A partir de 1960 ya hacían la visita en coche desde Sigüenza, siendo don Rafael el que realizó tal cometido durante bastantes años.
El cartero (Félix) residía en Huermeces del Cerro. Todos los días tenía que estar en Baides a las siete de la mañana para recoger el correo que llegaba en el tren. Después volvía a su pueblo a seleccionar la correspondencia para posteriormente repartirla además de en Huermeces, en El Atance, Santiuste y Viana de Jadraque. Trayecto que hacía en caballería y más tarde en bicicleta.
Posteriormente cogió el servicio de cartería Julián Bernardo, este ya solo repartía en El Atance y Santiuste, estuvo hasta principios de los 90 haciendo el servicio diariamente excepto los domingos montado en una bicicleta.
El pueblo se auto-abastecía casi por completo con lo que producía (pan, patatas, judías, garbanzos, ajos, cebollas, tomate, lechuga, leche, huevos y por descontado la carne que salía de la matanza del cerdo y de algún pollo u oveja que se mataba de vez en cuando) pero aun así había productos básicos que había que ir a buscarlos fuera como era aceite, azúcar, arroz, pescado, vino, etc, para lo cual se desplazaban a Sigüenza, normalmente los miércoles y sábados que eran días de mercado.
Para completar el abastecimiento llegaban cada quince o veinte días a El Atance vendedores ambulantes como el tío Dionisio de La Olmeda de Jadraque, el "Pitin" de Riosalido, Crescencia de Huermeces del Cerro o Casimira y Carmen que llegaban de Baides, todos ellos se desplazaban con caballerías y solían llevar productos parecidos, además de telas y ropas de todas clases.
Entretenimientos en los ratos libres no había muchos pero con poco les bastaba a los atancinos para "matar" el tiempo de ocio. Se jugaba a la pelota, para lo cual había un magnifico frontón a dos caras, aunque solo se jugaba por un lado. Era costumbre por parte de los jóvenes de echar la partida de pelota todos los domingos y festivos después de la misa hasta la hora de comer. Los mayores, unos se quedaban viendo el partido de pelota y otros iban al salón del ayuntamiento a jugar a las cartas. Las mujeres también acudían por las tardes a dicho salón a jugar a las cartas.
Tampoco faltaba el juego de tiro de barra, donde la fuerza y la maña tenían mucha importancia, había mozos como Rufino que eran especialistas en este juego.
Anteriormente parece ser que también se practicaba el juego de bolos.
Los domingos y festivos por la tarde se hacía baile, si hacía buen tiempo en la plaza y si hacía malo o llovía en el salón del ayuntamiento. Los músicos eran los mismos mozos que se iban turnando para tocar y así poder bailar. Todos de alguna manera tocaban el acordeón, violín, laúd, bandurria o guitarra. Antes de hacer el baile se rondaba por las calles del pueblo tocando y cantando la jota aragonesa. Se hacían paradas en las esquinas para echar un trago de vino y cantarles a las mozas cantares de jota:
"Dicen que El Atance es feo
porque no tiene balcones
pero tiene unas mocitas
que roban los corazones".
"Por Carabias sale el sol
por Palazuelos la luna
por las calles de El Atance
sale toda la hermosura".
"Buenas chicas hay en Huermeces
mejor en Utande
pero se llevan la palma
las mocitas de El Atance",
"Niña si estas acostada
abre el balcón de tu casa
que me voy a confesar
junto al mayo de la plaza".
"Quítate de la ventana
no me seas veinteañera
que las damas de ventana
no sale ninguna buena".
El proyecto de construcción del pantano desanimó mucho a la gente, todo se vivía con mucha incertidumbre, no se invertía en mejoras y la gente fue buscando acomodo en las grandes ciudades con gran pena pero con resignación por la desaparición del pueblo donde nacieron (aunque en estas fechas muchos ya habían emigrado buscando una mejor calidad de vida).
Los atancinos marcharon principalmente a Sigüenza, Guadalajara y Madrid.
En 1996 se inició la construcción de la presa dando fin a la vida de este pueblo.
Rufo y su mujer Pilar tuvieron el honor de ser los últimos de El Atance donde aguantaron hasta el final.
Informante: Antiguo vecino de El Atance (Conversación mantenida por correo electrónico por medio de terceras personas).
Otra fuente de información: Los topónimos están extraidos del libro Serranía de Guadalajara- despoblados, expropiados, abandonados.
Visitas realizadas en noviembre de 1992 y en septiembre de 2020.
Punto y aparte. Conocí a Rufo, el último de El Atance en un día otoñal del lejano año de 1992 cuando ya el pueblo daba sus últimos estertores de vida, estaba sentenciado a desaparecer de la faz de la tierra. Incluso por aquel entonces en los mapas que se diseñaban ya salía dibujado el pantano con el nombre de El Atance en sustitución del pueblo al cual iba a sepultar y le iba a robar hasta el nombre.
Se anticiparon a los hechos porque el embalse todavía no había sido empezado a construir y el pueblo estaba vivito y coleando. Aunque era algo anunciado y estaba cantado que a El Atance le quedaban pocos años de vida.
Con Rufo compartí un buen rato de conversación e incluso le llevé en mi coche hasta Sigüenza donde tenía que hacer algunas gestiones. Le había fallado la persona que le iba a recoger y ante ese imprevisto recurrió al forastero que esa mañana estaba visitando el pueblo para ver si le podía hacer el favor de llevarle a la capital comarcal.
En aquellos años no era consciente del todo de que estaba ante el último habitante de un pueblo que en pocos años iba a ser demolido, que ya no quedaría piedra alguna y que desaparecería con ello toda una cultura, unas costumbres y unos modos de vida ininterrumpidos durante siglos.
Me contó muchas cosas del pueblo pero casi todas en presente y en futuro. De como todavía iba gente en verano a pasar unos días al pueblo, de como los anticuarios y chatarreros se presentaban a menudo por allí para hacer de las suyas y llevarse todo lo que pudieran, del dolor emocional que causaba el tener que dejar todo lo que había sido su vida desde siempre.
No hablamos mucho del pasado, solo cosas superficiales sobre las casas, las fiestas o los desplazamientos a comprar a Sigüenza. Pero no ahondé mucho más en saber cosas de antaño de El Atance porque todavía en ese tiempo no me había embarcado en la tarea de recuperar la memoria de estos pueblos. Algo que lamenté años después porque tuve ante mí al último eslabón que hacia que El Atance no figurara todavía como pueblo totalmente deshabitado.
¡Cuantas cosas me habría contado si yo hubiera estado más sagaz!
Con la visita aquella mañana otoñal del 92 acabó mi contacto con El Atance vivo.
No ha sido hasta otra mañana otoñal, pero veintiocho años después (2020) cuando he tenido un nuevo contacto con el pueblo, pero esta vez ya con El Atance muerto.
Según me voy acercando veo a lo lejos a orillas del pantano un grupo de edificaciones que en la lejanía dan la impresión de ser un pequeño pueblo, pero no, es todo lo que queda de el antiguo pueblo de El Atance: la ermita, pajares, corrales y palomares. Es lo que se salvó de las fauces depredadoras de las aguas que supuestamente vinieron a dar bienestar a otros lugares, pero a costa de llevarse por delante un pueblo tan bonito como era este de El Atance.
Llego hasta la ermita, pequeña pero bonita, en estado ruinoso y con serios problemas de mantener toda su estructura, el tejado ya esta agujereado y las paredes también presentan algunas grietas. Sencilla, con una bonita estructura de madera en el techo, una hornacina, parte de la mesa del altar y dos piezas de madera incrustadas en la pared que antaño darían soporte a alguna estructura es lo que da de si su interior.
Salgo al exterior y en ese momento pasan un grupo de senderistas que cogen el camino de Cirueches, van hablando a voz en grito y contando algunas cosas graciosas para ellos, rompen un poco el silencio que se da en el ambiente. Enseguida desaparecen de mi campo de visión y la quietud se vuelve a hacer presente.
Bajo desde la ermita hasta la orilla del agua. Al estar bajo el nivel del cauce se ven entre las piedras restos de lo que un día fueron los edificios del pueblo, en especial buen número de ladrillos se dejan ver. El ambiente como todas las veces que he estado a la orilla de un embalse que se llevó por delante un pueblo es irreal, la imaginación me hace ver donde estaba el pueblo y a aceptar con amargura que ahora esta todo cubierto de agua.
Me quedo unos minutos allí contemplando. Hay gente pescando a la otra orilla con esa inmovilidad que caracteriza a los aficionados a la pesca y las largas horas de espera para conseguir su objetivo.
Subo otra vez hasta la ermita, me dirijo a ver las antiguas eras de trillar y sus correspondientes pajares. La imaginación se pone otra vez a funcionar. En esas aparece un todo terreno por un camino lateral con varios ocupantes en su interior, no paran ni saludan al visitante, siguen su camino y desaparecen en lontananza al cabo de un par de minutos por el camino de Huérmeces.
Veo más allá un par de palomares y hacía allí que me dirijo. Nada especial, aguantan todavía, pero el tejado ya tiene severas grietas así que no será cuestión de mucho tiempo que se puedan venir abajo.
Por aquí cojo el camino primitivo que entraba a El Atance viniendo de Huérmeces. El cementerio aparece ante mis ojos, al otro lado del camino todavía visible la torreta del transformador de la luz ya un poco desmochada. Me adentro un poco más como si estuviera llegando al pueblo, piedras del cauce y vegetación es lo que ahora domina el terreno. Poco más hay que ver.
Me marcho de El Atance con una sensación difícil de explicar. Miro a las aguas del pantano y pienso en si de verdad era necesario cargarse una población serrana para dar satisfacción a unos cuantos. Según quien me contestara unos me dirían que si era necesario y otros me dirían que no se tenía que haber llegado a esto. Yo siempre apoyaría a los segundos, habría que haber buscado otras alternativas. Pero el daño ya está hecho y el bonito pueblo de El Atance ya no resurgirá de entre los muertos.
Miro por última vez a las aguas que invadieron los dominios de un pueblo y al que incluso le robaron hasta el nombre.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Aspecto parcial de la plaza mayor, el frontón a la izquierda.
Entrando a la plaza.
Calle Real.
Calle de la iglesia.
Calle de la Soledad. Al fondo la ermita.
Viviendas.
Placa en piedra blanca que había en una fachada a la entrada del pueblo haciendo alusión al nombre de El Atance, curiosamente escrito como L´Atance.
La parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, trasladada piedra a piedra hasta su nueva ubicación en el barrio de Aguas Vivas en Guadalajara y rebautizada como San Diego de Alcalá. La avenida donde está situada lleva el nombre del pueblo.
Placa informativa del traslado de la iglesia.
Fuente de El Atance, estaba situada en la plaza mayor. Fue trasladada a un parque de Sigüenza.
Fuente de El Atance, estaba situada a las afueras del pueblo, junto al lavadero. Fue trasladada a un parque de Sigüenza.
La ermita de Nuestra Señora de la Soledad. La fragilidad del parteluz de la entrada así como varios agujeros en el tejado no auguran un futuro muy halagüeño para el templo.
Interior de la ermita.
Fachada trasera de la ermita y señalización de la ubicación donde estaba situado el pueblo.
Cementerio y la ermita de fondo. Entre medias de ambos edificios estaba ubicado el pueblo.
Transformador de la luz.
Era de trillar y pajares.
Palomares.
Vista lejana de lo que queda de El Atance: la ermita, pajares y palomares.
Yo también estuve en ese pueblo y es una pena que lo anegase el pantano, porque el pueblo como tal estaba muy bien y en un sitio privilegiado.
ResponderEliminarYo no llegué a conocerlo, pero si que he estado hace poco y es cierto que el entorno es precioso, que lástima.
ResponderEliminarA mi me gusta mucho esa zona, el pueblo en si estuve hace mucho tiempo, pero recuerdo que me sobrecogio bastante, pero es una pena que haya desaparecido. Alucinante lo de la iglesia.
ResponderEliminarQué pena, que El Atance haya sido tragado por el pantano, ¿no habría otros sitios donde construir el pantano?, por cosas así perdemos parte de nuestras raíces.
ResponderEliminarEs curiosísimo lo de la iglesia. Seguramente tenía que ser un lugar bastante agradable por lo que transmiten las fotos.
ResponderEliminarTrasladar la iglesia costó alrededor de trescientos millones de pesetas y lo sufragó el Ministerio de Obras Públicas. La Iglesia Católica también obtuvo se recompensa, en forma de equipamientos, junto al nuevo emplazamiento que se le dio en Guadalajara. Nada es gratuito.
ResponderEliminarMi apellido es Atance y sabía de este pueblo ya que me lo dio a conocer un español que vivia en Canada, a traves de internet en 1997. Enhorabuena por las fotografias y la información del blog que me parece superinteresante.
ResponderEliminarSaludos
www.hechoencordoba.blogspot.com
Mi apellido es Atance y me da mucha pena no haber conocido ese pueblo ya que algo tenemos en común, imagino que en verano algo podrá verse. En guadalajara he pasado al lado de la Iglesia de El Atance y se me ha puesto la carne de gallina!!
ResponderEliminarSoy de Huermces del cerro, pueblo vecino del el Atance y os puedo asegurar k el encanto que tenia el Atance era como trasladarse 2 o 3 siglos atras esas calles empedradas llenas de zarzas k tapan las puertas y fachadas de las casas su lavadero k no llegaron a derribar al igual que la iglesia y su fuente, no como todo lo demas que si derribaron
ResponderEliminarLas lagrimas me asaltan cuando veo en que se ha convertido El Atance,el parque de atracciones de algunos energumenos que no pescadores que se dedican a montar botellones los fines de semana destrozando la paz y la quietud que caracterizaban aquellas sierras,sin que nadie haga nada para remediarlo.
ResponderEliminarYo también estuve varias veces en el Atance antes de que las aguas lo anegasen. La última vez que fui, ya habían derribado la mayor parte de las casas. Quedaba en pie la ermita.
ResponderEliminarLa verdad es que el pueblo era precioso. Pasear por sus calles, contemplando los poyos junto a las puertas y casi viendo a los vecinos allí sentados, a la caída de la tarde..., realmente te trasladaba a otro tiempo.
Mi padre, que era de un pueblo cercano (Baides) me contaba que él fue en varias ocasiones a las fiestas de El Atance, supongo que a finales de los cuarenta o primeros cincuenta... Recordaba que eran unas fiestas muy concurridas. Siempre mencionaba al cura del Atance, que estaba allí en la fiesta, con la sotana llena de barro hasta las rodillas... :)
Cuánto siento no poder ir allí de merienda una vez más.
Yo estuve en ese pueblo, justo cuando se iba a trasladar la Iglesia, de hecho era lo único que quedó en pie. Una pena.
ResponderEliminarHe estado buscando setas en el pueblo y yo que lo conoci cuando aun estaba en pie y es una gran pena que por hacer un pantano tengan que desaparecer las raices de todo un pueblo.
ResponderEliminarYo iba allí los veranos, gracias por tener esas fotos porque me ha trasportado a los mejores momentos de mi vida.
ResponderEliminarSolo rectificar los nombres de los últimos habitantes, Rufo y Pilar.
Y la fuente que teniamos en el pueblo eran 2, una de ellas es la que está puesta en la foto;"La Fuente Perdices", y falta la principal,con la que nos abasteciamos todos los que pasabamos el verano, y los 2 habitantes, la fuente de la plaza, que nadie sabe dónde está
Hola, yo también pase unos cuantos veranos en El Atance, también tengo unos recuerdos muy agradables de aquellos tiempos, tanto es así que en la actualidad cada vez que puedo me doy una vuelta con cualquier excusa. Recuerdo ir a pescar con una trozo de nylon atado a un palo que llamábamos caña, recuerdo a los tábanos alegrándonos la tarde a picotazos, recuerdo los paseos en bici por los pueblos de alrededor, las tardes en las Barbacanas con el resto de los chicos y chicas (no éramos muchos) y lo rica que hacia mi madre la comida en la cocina de leña, creo que en mi vida he comido un cocido tan rico como el que hacia allí mi madre.
Eliminarqui eres!!! te acuerdas de Juan Manuel?? escribeme a : jean.caballo@sfr.fr
EliminarMi abuela era del Atance, Lucia Perdices.
EliminarPor eso se llama así la fuente "Perdices" (ahora en Siguenza), por el apellido de la familia pues muchos vivían entre la fuente y la iglesia.
Eran una familia grande, de muchos hermanos aunque mas de la mitad (creo recordar que 6) murieron por las penurias de aquellos tiempos, mientras crecieron sin llegar a los 20.
Las dos hermanas de mi abuela y ella superaron todas los 100 años. Ella falleció en 2015 y debe de ser una de esas mozas de la canción pues siempre todos alabaron su belleza, sin arrugas a los 103 años cuando nos dejó!!
Muchas veces fui de adolescente con las bicis y fuimos viendo como casa tras casa todo se caía. Recuerdo en los ochenta, de pequeño pasar por "la calle mayor" cuando todavía alguna de sus casas estaban habitadas pero la vegetación y las piedras caídas empezaban a invadir todo.
Una pena que nadie se haya hecho cargo de restaurar o mantener la ermita in situ como memoria de tanta gente que vivió allí a lo largo de tantas generaciones.
¿Alguien sabe donde esta el cementerio? Fuimos este verano con la familia y no lo encontramos . mi bisabuelo nació y vivió ahí Alejandro de Mingo.
EliminarEs doloroso contemplar como la vida de un pueblo se acaba.
ResponderEliminarRecuerdo los últimos años de El Atance, cuando, desde Santiuste, mi pueblo, nos acercábamos. Recuerdo la fuente junto al frontón y junto a la casa de Rufo, e incluso acudir a misa, con los pocos vecinos que había en ese momento.
Lo dicho una pena.
en soria , que es de donde yo vengo tambien hay un pueblo bajo la aguas de un pantano . Se llama la muedra
ResponderEliminarEn 1992, de viaje con mis padres hacia la expo de Sevilla, nos quedamos unos dias en Maranchon hospedados por un familiar. Tomando unas cañas con mi padre tuvimos la curiosidad de ver en la guia telefonica alli puesta en la barra cuantos Atances podrían haber en la zona. El estupor fue cuando nos dimos cuenta que un pueblo existía con nueatro apellido. Así fue como conocí El Atance. Organizamos una excursión al día siguiente. Caminamos por las calles desiertas y la Iglesia estaba como partida en 2. Nos paramos a refrescarnos en la fuente en la entrada del pueblo. Encontramos a unos madrileños que pasaban unos dias de vacaciones. Así fue como conocí el pueblo. Me da mucha pena ya que no queda nada ahora aunque pensandolo aun tenemos una iglesia, una calle, una fuente que son el testimonio de que El Atance esta vivo entre nosotros.
ResponderEliminarGil Atance.
yo tambien me llamo Atance y aunque naci y vivo en el Canada tambien visite el pueblo por pura curiosidad. Vi el senor que era el unico que quedaba.mMe parecio un poco a Gary cooper. Yo lo que me interesaria saber de donde proviene ese nombre. Mi direccion electronica: fatance@uwo.ca. Me encantaria oir de alguien que tuviera una idea. Mi npadre era de Ciruelos del Pinar
EliminarHace muchos años, yo visitaba este pueblo cuando aun estaba en pie. He paseado por sus calles desiertas. Me encantaba el silencio y la paz de este lugar tan hermoso. El día que fui y vi este pueblo machacado por las maquinas de las obras del pantano no puede contener las lagrimas. ¡Qué destrozo!
ResponderEliminarEn ese sentido, se puede decir que somos unos privilegiados los que tuvimos la suerte de conocer esta maravilla de pueblo.
EliminarEn cuanto a su demolición pues creo que esta todo dicho, lamentable, podian haberlo dejado en pie.
Saludos.
Yo de pequeña fui una vez y conocí a sus dos habitantes, estuve jugando con unos niños que veraneaban allí, recorrimos todo el pueblo medio en ruinas escondiendonos en algunas de sus casas. Recuerdo el lavadero era un sitio mágico...me sobrecogio mucho el saber que iban a hacer un embalse allí y la historia del matrimonio que seguían viviendo allí. Yo tenía ocho años y se me ha quedado el recuerdo de aquel lugar tan especial.Me ha emocionado volver a verlo en fotos. Gracias por el reportaje
EliminarHola de nuevo Faustino, añado a tu lista de despoblados el pueblo de Santa María de Poyos bajo las aguas del embalse de Buendía (http://www.youtube.com/watch?v=mojul7__fwY) y el antiguo balneario de "La Isabela". La historia del "La Isabela" está bastante bien documentada.
ResponderEliminarHoy en día no queda piedra sobre piedra de Poyos, pero como veo tu interés en el tema podrías indagar un poco ello. Se que hace algunos años, cuando las aguas del embalse bajaban, se podía ver la torre de la antigua iglesia. Se encuentra en la carretera que va desde Sacedón a Buendía, allí esta la ermita de San Andrés donde hay un pequeño cementerio.
Existen antiguas leyendas, una que llamó mi atención fue la de la señora Micaela que, antes de morir, dejo el mandado a su marido para oficiar 100 misas a su nombre. Este, desobedeciendo las últimas voluntades de su esposa, gasto el dinero en otros menesteres...se dice que desde entonces, en las noches de luna llena, se puede oir al marido gritando en pena el nombre de "Micaela"...
Gracias de nuevo...
Algo he leído sobre la historia de Santa Maria de Poyos, estos lugares están más difíciles para realizar un reportaje sobre ellos al carecer de fotografías de como era el pueblo, pero nunca se sabe.. si un día algún antiguo vecino quisiera colaborar lo podríamos hacer.
EliminarMuy interesante la leyenda que cuentas, en los pueblos sumergidos me parece que las leyendas aumentan un cien por cien, pero es que su situación y su triste final se presta a ello.
Saludos Jaime.
Yo tb estube en el Atance con unos amigos nos aercamos andando y estuvimos hablando con los dos ultimos habitantes tb, creo recordar que estos ganaron una costosa batalla para que les llevaran la luz eletrica pero no estoy seguro, eso si el pantano ese mismo año lo anego todo.
ResponderEliminarRecuerdo que me llamó la atención este pueblo cuando de niño hice una ruta en bicicleta por las Hoces del río salado, es una pena que Lo hallan
ResponderEliminarsepultado con el pantano, por lo menos santamera se pudo salvar
Si que es una pena,pero el progreso nos gusta a todos y ya no tiene solución.Yo conoci a la familia Ortiz Hernando eran los molineros de El Atanze y se fueron al pueblo de La Barbolla para al final acabar en Madrid como la mayoría de las personas de los pueblos tan pequeños.Hay una intención de recontruir las casas pero la gente se desespera porque cuando vuelven el fin de semana les han robado o no tienen con quien hablar.Saludos paisanos.
ResponderEliminarTomo nota de este lugar para acercarme cuando vaya por esta zona. Has hecho un gran trabajo, amigo Faustino. No sé por qué estas fotografías me recuerdan un poco a Puebla Nueva del Rey Sancho, es decir, Santorcaz, el pueblo donde se ubicó la serie "Crónicas de un pueblo".
ResponderEliminarMis felicitaciones otra vez.
En hora buena Faustino ¡¡¡ tu sabes que soy una amante de los pueblos sean como sean son recuerdos de nuestra España y de nuestra historia ¡¡¡ Pero cada be que veo que desaparecen el alma seme cae en los pies ; Mira que es bonito y que aya terminado ene fondo de un pantano con sus recuerdos sacrificio de sus antes pasados y algunos presentes ¡¡ Como me gustan esas jotas y a cual mas bonitas y mas adecuada como todas que cantaban los antiguos ¡¡¡¡ precioso faustino como siempre gracias por tu lindo trabajo que nos hace felices a tantas personas un a brazo mi amigo
ResponderEliminarAsí es amiga Nati, estos pueblos llevan una enorme carga de tristeza por partida doble; primero por quedarse vacíos y luego por desaparecer bajo las aguas de un pantano.
EliminarA los hijos del pueblo no les queda ni el consuelo de poder visitarlo, solo estará presente en sus recuerdos y en sus fotografías.
Un fuerte abrazo campeona.
Yo estuve veraneando algunos años en El Atance pues mi padre nacio alli y vivian mi abuela y un tio, fui muy feliz en ese maravilloso lugar disfrutando en la era con el trillo y pescando en el rio o cazando pajarillos con la escopeta de perdigones y mi padre cazando todo el dia liebres. perdices. conejos Que pena que desapareciera por el dichoso pantano, me acuerdo muchisimo de esas vivencias de mi niñez y daria cualquier cosa por poderlas vivir en la actualidad aunque tengo 70 años -
ResponderEliminarEn 1994 estuve un año trabajando en la Presa de Alcorlo y fuí cada tres meses a tomar muestras del agua del rio Salado y medir la profundidad del agua en las perforaciones de los sondeos que se hicieron y conocí al Sr. Rufo y su mujer Pilar , creo recordar que era el alcalde, una persona muy agradable en el trato, cariñosa y acogedora, El pueblo era pequeño con mucho encanto.
ResponderEliminarYo también viví en el Atance,bien pronto tuve que salir fuera a estudiar y reacer mi vida por culpa de este pantano.
EliminarYo conocí bien el Atance, mi abuela nacío allí, era prima de Rufo y Pilar.
ResponderEliminarY fue muy triste ver como derrumbaron el pueblo. La última vez que pasee por sus calles me caían lagrimas pensando que sería la última.
Ahora sigo visitando la Hermina cuando las aguas del pantano están bajas.
Hemos visitado lo que queda de lo que queda de los restos de lo que pudo ser el pueblo... Aún se "conserva" la estructura de una ermita con su altar, su techo decorado de azul y blanco y su tejado a medio derruir. Por lo visto, también se debe inundar cuando el nivel del agua sube. Debía ser una pasada cuando estuviera todo en pie, ya que el entorno es espectacular.
ResponderEliminarEso sí, se ven algunas edificaciones rodeadas por vallas metálicas que no supimos muy bien qué serían. Por lo leído en otros comentarios, suponemos que se trata de propiedades de particulares que intentan de esta manera que no les roben, ya que "hay gente pa to"...
Yo también conozco el Atance, mi abuelo Ricardo Muñoz Monge vivió allí al igual que mi padre Marcelino. Yo recuerdo que fui unas cuantas veces de chaval con mis padres. Este fue un pueblo de buena gente, personas trabajadoras y con ganas de mejorar. De vez en cuando paseo con la bici, una BH, como la primera que me regalo mi abuelo, cuando yo era chaval. Abuelo Ricardo, nunca te olvidaré, siempre en mi recuerdo.
ResponderEliminarEl retrato de El Atance hecho por el Sr. Caderon es una obra de arte, es la quintaesencia de lo que eran los pueblos en su salsa en el dia a dia, cuando estaban vivos, llenos de vida, todos con cosas parecidos pero tambien diferentes.
ResponderEliminarLe agradezco mucho sus elogiosas palabras. Tuve un informante de primera categoría para dar forma a este reportaje. A él habría que darle la mitad del merito (o quizá más). Todo muy bien explicado y pormenorizado con detalle.
EliminarTenemos que salvaguardar estas historias que nos dejan los mayores antes de que sea demasiado tarde.
Muy acertada la última frase de su comentario. Todos los pueblos tanto en su etapa de vida como al llegar su despoblación eran muy parecidos en la forma pero tenían aspectos que los hacían diferentes a los demás. No había dos casos iguales.
Gracias por dejar su comentario.
Un cordial saludo.
Con tanta sabiduria como es que nadie me sabe decir el origen del apellido ATANCE? Mi padre nacio en Ciruelos del Pinar pero se fue para el Canada hace un siglo. Yo ya naci alli y mis hijos y mis nietos todos puro norte Americanos siempre me dicen que tenemos un apellido "extrano"!!!!!!!Me gustaria decirles que lo unico que se es que hay un pueblo que se llamaba el Atance y no se porque...
ResponderEliminarEstimado señor comentarle que dicho apellido Atance se utilizó en la Edad Media para indicar la procedencia del individuo por derechos de propiedad,arriendo u origen desde el lugar en cuestión.
EliminarCreo que esto le responde.
Si desea saber el origen etimológico del lugar le indico que puede llegar a perderse en la noche de los tiempos pues de otros como en la capital Wad-al-Hayara existen diversas acepciones,más que probable que indique el lugar referido pero para más información puede dirigirse al CRONISTA-HISTORIADOR OFICIAL DE LA PROVINCIA DE GUADALAJARA D.ANTONIO HERRERA CASADO o en el contacto de su editora: editorial@aache.com.
Me extraña que usted con toda su "sabiduría" no halla sido capaz de discernir algo que está a un "click" de ratón. Y su apellido créame que puede ser raro allende los mares pero es bastante habitual en estos lares.
De nada por su educación y un saludo my friend.
mucho le agradezco su repuesta. yo sabia que era costumbre de coger el apellido del lugar de donde venias. Pero sabe usted que a mi me han dicho en Maranchon y mis primas de Luzon tambien que eso apellido era judio? Se lo dije a mi nuera americana y se entojo en aclaracer mi "DNA" y resulta que soy de origen ibero a 88%. Pero lo curioso es que soy de origen inglesa 3.9% y tambien de Euripa del norte. Es por eso que la origen de mi apellido me intriga tanto. Me pondre en contacto con el senor Herrera Casado. Aunque tengo un Doctorado en literatura francese, nunca me he dicho sabio. Soy como Victor Hugo que decia que cuanto mas aprendia mas comprendia lopoco que sabia.
EliminarUn saludo muy amical desde Ottawa.
No soy de El Atance ni lo he conocido, pero me duele siempre que desaparece une de nuestros queridos pueblos, sus tradiciones y el trabajo de nuestros antepasados. No lo he conocido pero siento un cariño especial porque uno de sus párrocos de hace muchísimos años era tío mío. Como no lo conocí no tuve ocasión de que me hablara del tiempo que allí estuvo.
ResponderEliminarEn los comentarios he leído que alguno de los comentaristas como Carlos Caballo, los números 27, y 29 sus padres o abuelos eran de El Atance. Quizá, en alguna ocasión les comentaran algo de aquellos tiempos en que mi tío residió allí. Si tienen a bien, les agradecería me respondieran a través de este medio. Así después nos podríamos poner de acuerdo para hablar. Muchas gracias
Me llamo Manuel Moral. En 1997 salí de mi Córdoba, lugar donde vivía, para ir a trabajar a la obra de la presa de ese embalse. Me hospedé en Huérmeces del Cerro. Tengo que decir que sólo trabajé un día. Pude ver la barbaridad que se iba a realizar, la destrucción de un valle espectacular, con grandes valores naturales y además de suponer la destrucción de un pueblo. Con lo que estaba viendo, me vine abajo. Estando ese día trabajando en la misma presa, le pregunté a uno de los ingenieros encargados, que dónde se echaba los restos de hormigón y basura que se iba generando, y este individuo me contestó; "tíralo al río que se lo coman los peces", No pude soportar tanto desprecio sobre aquel lugar, por lo que pensé que yo no podía contribuir a su destrucción. Trabajé únicamente un día, un jornal que ni tan siquiera fuimos a cobrar. Saludos desde el pueblo de Posadas (Córdoba).
ResponderEliminarPues felicidades por tener esa conciencia y consciencia sobre el lugar como para hacer eso. Y el ingeniero encargado se quedaría tan satisfecho por "su hombrada".
EliminarYO ESTUVE ALGUNAS VECES EN EL EMBALSE DEL EL ATANCE EL OTRO DIA ESTUVE DONDE ESTABA SITUADO EL PUEBLO ..MI CUÑADO ESTUVO TRABAJANDO EN LA CONSTRUCION DEL EMBALSE..LA VERDAD ES QUE ME QUEDE ACOJONADO AL VER COMO ERA EL PUEBLO Y COMO QUEDO ARRASADO ..CREO SE HIZO UNA GRAN INJUSTICIA ..NO
ResponderEliminarYo también pasé allí mi niñez disfrutando de un pueblo tranquilo hasta que tuvimos que partir a una ciudad que nada tenía que ver con esto.
ResponderEliminarMuchas gracias Faustino,por seguir recordando a nuestro ponto pueblo.
Hola estoy buscando a familiares de Manuel Caballo Blanco.Por favor,si tiene información podría mandarme un correo? Gracias.mardelro13@gmail.com
EliminarMi mujer y yo estuvimos con Rufo en la fuente de la plaza, y nos contó lo que le había costado que le llevarán la luz al pueblo y como vivía. Con su mujer y su hermana, decía yo soy el alcalde,el cura el polici, recuerdo que me dijo que si tenía algún periódico y le di un ejemplar del mundo del día anterior. Fue muy poco antes del pantano. Un lugar maravilloso y el entorno inolvidable.
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